🎄 Capítulo 4 - Lucas

37 6 13
                                    

Nuestra familia tiene por costumbre colocar el árbol de Navidad y los adornos durante el puente de la Constitución, ya sea en uno de los festivos o durante el fin de semana

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Nuestra familia tiene por costumbre colocar el árbol de Navidad y los adornos durante el puente de la Constitución, ya sea en uno de los festivos o durante el fin de semana. En esta ocasión lo hemos pospuesto hasta el fin de semana, mis padres querían darles una sorpresa a mis abuelos y aprovechamos uno de esos días de fiesta para adornarles la casa. Hoy, en agradecimiento, mi abuela ha venido a casa para colaborar, aunque nosotros no solemos permitírselo así que ella aprovecha para cocinar algo especial con mi madre o con sus nietos.

Como soy el más alto de mis hermanos, me encargo de bajar las diversas cajas de uno de los estantes del armario donde están guardadas durante todo el año. Los demás se encargan de llevarlas al salón y al final nos reunimos todos, incluidos nuestros padres, para repartirnos el trabajo y así poder terminar antes. Disfrutamos mucho con el proceso y en mi caso lo hago al repartir la decoración por todo el árbol para que no se vea demasiado sobrecargado solo de un lado.

Mientras estoy ocupado con mi tarea, no puedo evitar pensar en Rebeca. Me intriga el motivo de su negativa. No quisiera insistir con el mismo tema la próxima vez que nos veamos, no quiero que termine odiándome, más si cabe, por ser un pesado con ella. Me encantaría que me ayudara, creo que es la persona correcta, y estoy dispuesto a seguir intentándolo.

—¡Lucas! —Me sobresalto al escuchar a uno de mis hermanos llamarme a gritos.

—¿Qué?

—¿En qué piensas? Estás muy callado y eso no es propio de ti cuando adornamos la casa. No será una chica, ¿verdad? —Alza las cejas repetidas veces y eso me hace reír.

—Sí, pero no es lo que piensas.

—Entonces, ¿qué es?

—Una compañera de clase que quiero que me ayude con la fiesta de Navidad, pero ella no quiere...

—Pues búscate a otra persona, así de sencillo.

—Nadie quiere... —Bajo los hombros y la cabeza antes de coger la guirnalda de luces para colocarla en el árbol—. Creo que ella, aunque se niegue, es la adecuada. Tengo un buen presentimiento con ella.

—¿No será que te gusta?

Chasqueo la lengua antes de dedicarle una mirada.

—¿Por qué tiene que gustarme? Solo quiero ayudarla. Creo que lo necesita.

—Pues, perdona que te diga, pero suena a excusa porque te gusta —interviene mi hermana más pequeña, que tiene quince años, dos menos que mi otro hermano.

Tenemos poca diferencia de edad entre nosotros.

—¡Que no me gusta!

—¿Qué está pasando aquí? —pregunta nuestro padre cuando entra en el salón.

—A Lucas le gusta una compañera de clase —responde mi hermano.

—¡Eso no es verdad! —exclamo tras mirar a papá—. Solo quiero ayudarla a que vuelva a creer en la Navidad. ¿Tan difícil es de creer?

Él esboza una sonrisa.

—Anda, dejad a vuestro hermano en paz. Ya sabéis cómo es, ¿para qué le hacéis enfadar?

—Porque nos gusta —respondieron los dos a la vez.

Soy incapaz de no reírme al ver sus caras cómicas. Y, como siempre, ahí se zanja cualquier discusión, pues mi hermana decide usar su teléfono para poner villancicos. Terminamos de adornar el salón mientras cantamos las mismas canciones de todos los años, pero que tanto nos emocionan.

Cuando terminamos, voy a la cocina y allí encuentro lo que mi madre y mi abuela estaban cocinando mientras tanto.

—¡Huele muy rico! —exclamo con los ojos cerrados.

—Es un pastel de carne para mañana —comenta mi abuela—. ¡De los que te gustan!

—Receta exclusiva de tu abuela —dice mamá con una sonrisa.

En ese momento ambas empiezan a hablar sobre ese tema y la mayor de las dos le asegura que en algún momento le dejará su receta. No puedo dejar de sonreír mientras una idea feliz atraviesa mi mente como si de un suspiro se tratase.

—Oye, abuela, ¿me ayudarías con unas galletas o estás demasiado cansada? Quisiera llevarlas mañana a clase para compartirlas con mis compañeros.

—Por mi nieto, lo que sea —responde mientras me acerca a ella para abrazarme.

Yo la rodeo con mis brazos y aprovecho ese instante para disfrutar de su calor y su cariño, que parece desprenderse de cada poro de su piel. Es la única que me queda, con la que más tiempo pasé de pequeño, y en estas fiestas me gusta compartir espacio y tiempo con ella. No quiero arrepentirme en el futuro de más malas decisiones, como algunas que tomé cuando era un idiota adolescente y perdí a mi otra abuela.



***

Ay, pobrecito nuestro Lucas... 🥺🥺 ¿Qué crees que sucederá el lunes en clase? ¿Se le habrá ocurrido lo de las galletas por Rebeca o por todos sus compañeros por igual? 🤭

La Navidad según LucasWhere stories live. Discover now