Una chica que ha decidido dejar su horrible pasado atrás, dejándolo todo y mudándose a Barcelona para tomar un nuevo rumbo, un futbolista dispuesto a protegerla de lo que sea.
¿Podrá Aixa sanar heridas y enamorarse de Gavi? ¿Sabrá él compaginar su c...
Narra Aixa. Fuimos a un restaurante a comer, no había nadie prácticamente, ya habíamos pedido la comida y nos la habían servido. Pero yo sólo removía mi comida con el tenedor, con la mirada perdida, no tenía apetito.
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-Cariño, tienes que comer algo... -me dijo Gavi mirándome preocupado. -Yo creo que tenemos que ir a la policía para poner una denuncia y mañana hablar con tu jefa, si hoy no hubiésemos llegado a tiempo ese tío te hubiera pegado. -dijo Pedri nervioso.
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-Eso haremos, y le haré frente, no puedo estar toda la vida escondiéndome ni bajando la cabeza, tengo que actuar-solté yo de golpe, a lo que los chicos sonrieron. Gavi me abrazó y yo le di un beso.
Pagamos y fuimos derecho a la comisaría. Entré con los chicos, uno a cada lado. Pusimos la denuncia y nos fuimos a casa, mañana hablaría con mi Belén.
Estaba en la cama en mis pensamientos cuando alguien entró, era Gavi, lo vi le sonreí y se sentó a mi lado.
-La próxima vez que pase algo así, llámame a mi, y si no contesto, pues a Pedri. Hoy casi se me sale el corazón del pecho pensando que estabas con ese tipo y me enteré tarde. -me dijo acariciándome la espalda.
-Tenía miedo de tu reacción, sabía que irías y le graparías la cabeza con la grapadora de la mesa del despacho -el se río de mi comentario.
-Ganas no me faltan eh -dijo y acto seguido me besó. El beso se intensificó aún más. Me puse encima suya, mirando hacia él, me miró en busca de aprobación y yo asentí.
Me quitó la blusa mientras seguíamos besándonos, no paraba de soltar suspiros, este chico me volvía loca y tenía que admitirlo. Me quitó el sujetador y cuando se iba a llevar mi pecho a la boca abrieron la puerta de golpe, Gavi me abrazó rápidamente para que no se me viera nada. Era Pedri.
-Joder pero ¿no sabes llamar? -dijo Gavi frustrado conmigo entre sus brazos.
-Hostia, perdón, yo pensaba que el vicio lo dejabais para la noche, por cierto Aixa, ese lunar en la espalda es muy bonito-dijo riéndose a lo que yo me puse rojisima y lo mandé a la mierda.
