𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 8

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Aaron destapó una botella de vino y empezamos a tomar...

— Por tu cumpleaños.

Sonreí nerviosa.
— Gracias.

Aaron se acercó a mí y empezó a besarme lentamente y con delicadeza. Yo le seguí el juego y también le besé de la misma manera. Me volteó y empezó a desatar la parte trasera de mi vestido; luego me giré para quedar frente a él, bajando mi vestido y dejando ver mis senos.

Tomó mi cara en sus manos y empezó a besarme nuevamente. Mi vestido terminó de caer, dejándome completamente desnuda. Entre tantos movimientos, dejé desnudo a Aaron... ¡qué grande la tenía! Él bajó a mi intimidad y empezó a lamer, sacándome jadeos y gemidos. Luego, yo hice lo mismo: bajé y empecé a lamer su miembro, sacándole gemidos. La habitación se llenó de sonidos de la masculina respiración de Aaron y de sus gemidos.

Él metió sus dedos en mí y empezó a moverlos con delicadeza. Luego de tanto esperar deseosa, por fin llegaría el momento en el que entraría en mí. Mis piernas temblaban a medida que iba entrando, y mis músculos se relajaban a medida que se iba expandiendo la dilatación. Sentía su respiración encima de mí, y eso hizo que mi piel se erizara.

— Hazme tuya.

— Ya lo eres, niña.

— ¡Ah! — Un grito salió de mi boca cuando terminó de entrar.

— Creí que ya estaba todo adentro — hablé sofocada.

— Di que eres mía, pequeña — ordenó mientras seguía penetrándome.

Gemí que soy de él por mucho rato, hasta que llegó el momento que ambos terminamos, y solo nos quedó dormirnos abrazados por un rato...

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Aaron nos invitó a una cena porque así quería "inaugurar" su casa.

Clara, Marcus, Lissa, mamá, algunos amigos de Aaron y yo fuimos los invitados.

Mamá y Aaron pasaron mucho tiempo platicando solos, y mi mamá le felicitó por lo excelente hombre que es.

— Irina, hija, ven — me llamó mamá.

— Hola — saludé.

Aaron me dio una mirada, la cual también le devolví.

— ¿Ya le contaste a Aaron lo que vas a estudiar?

Negué con la cabeza.

— Niña, Irina, cuéntame.

— Voy a estudiar artes.

— Wow, me parece increíble.

Asentí.

Me retiré dejando a Aaron y mamá solos.

Luego de un momento de saludos y presentaciones, pasamos a la mesa, comimos y bebimos, y la verdad todo fue de maravilla. Había un señor (aproximadamente 30 años) que no paraba de mirarme y coquetearme con la mirada.

Me encontraba en el balcón sola pensando un poco.

— Hola, hermosa — saludó aquel hombre.

— Hola.

— ¿Cómo te llamas?

— Irina Elinor — dije seca.

— Mucho gusto, mi nombre es Axel Moya Rey — extendió su mano.

Luego de unos segundos en silencio.

— ¿Eres familia de Aaron? — inquirió.

— Algo así — hablé.

Un carraspeo nos hizo mirar atrás.

— Hola — habló Aaron.

— Axel, ¿me permite un momento con la señorita? — preguntó.

....

— Hola — hablé para romper el silencio.

— Hola, pequeña. ¿Por qué estás aquí sola?

— Solo estoy pensando un poco — contesté.

— Te ves hermosa.

Mis mejillas se ruborizaron.
— Aaron, te voy a extrañar en la casa.

— Pequeña, también te extrañaré, pero puedes venir a visitarme cuando quieras.

Nos fuimos al auto por un momento y nos besamos. Luego volvimos, y cada uno para su casa.

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Ya han pasado varios días. Falta una semana para que yo entre a la universidad, y mi vida está muy aburrida y apagada. De vez en cuando me veo con mis amigos. Mamá está saliendo con un chico y él no me cae para nada bien. Se lo hice saber a mi mamá, y ella solo dijo: "Eso lo dices porque no quieres que yo haga mi vida; tu papá ya tiene 4 años que se fue, ya debo seguir mi vida". Esas fueron sus palabras.

Mi mamá es una mujer de una perfecta apariencia; tiene 38 años, y sí, me tuvo muy joven a los 18. A mi hermanita la tuvo después, a los 26, y ahora tiene 8 años. Mi mamá es buena, pero se está volviendo un poco ingenua. Su nueva pareja es abogado, tiene 39 años y 1 hijo. Tiene facha de que es el típico mujeriego y egocéntrico.

Mamá tenía tiempo hablando con él, pero hace poco lo llevó a la casa y no los presenté en una cena. Este se pasó la noche entera viéndome las piernas y el trasero. Se lo conté a mi mamá intentando advertirle, y me dijo que dejara de inventar.

El tipo este va casi todos los días a la casa, y Lissa y yo no bajamos de la habitación para no verlo.

De vez en cuando voy a la casa de Aaron, y hacemos cositas. Volví a pintar esos cuadros tan hermosos que dejé de hacer el día que papá murió. Estoy decidida a esforzarme en la universidad.

Seducción Where stories live. Discover now