𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 19

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El momento pasó y finalmente llegamos al lugar, pero mientras estábamos en una parte solitaria donde solo estaba nuestro coche y rodeados de vegetación, Aaron vendó mis ojos para mantener la sorpresa. Caminamos bastante, él sostenía mi cintura con ternura. Nos detuvimos en un lugar y allí él se colocó detrás de mí y retiró la venda con suavidad y delicadeza.

Me quedé impresionada al ver algo tan hermoso. En el suelo había un mantel cubierto con una variedad de comida, junto a dos lienzos y materiales de pintura.

El entorno estaba envuelto en naturaleza verde, acompañado de numerosas flores y un lago cercano que añadía más vitalidad al lugar.

Todo estaba perfectamente preparado. Me impresionó el detalle que Aaron había planeado, demostrando que hay gestos que valen más que el dinero. Aprecio su sencillez y el esfuerzo que puso en hacerme feliz.

— Espera aquí — me dio un beso en el cuello que me estremeció.

Reí nerviosa.

— Esto es para ti — me extendió un ramo de flores y una carta.

— Amor... no tengo palabras — una lágrima escapó.

— No necesito palabras. Tus acciones son suficientes, mi niña — besó mis labios con suavidad.

— Yo también tengo un regalo para ti — le dije sacando algo de mi bolso y escondiéndolo detrás de mí.

— ¿Ah sí?

— El sábado es tu cumpleaños — le miré coqueta.

— ¿En serio? — se llevó una mano a la cara.

Saqué unos boletos de avión con destino a Islandia.

— ¡No! ¡Gracias, princesa! — me levantó y me dio vueltas entre risas — pero... ¿cómo lo sabías?

— Bueno, un día en tu casa vi el mural lleno de los lugares que has visitado, pero también vi los que no. Y pues... — le sonreí.

Nos besamos nuevamente y nos sentamos a disfrutar de la comida, la conversación, la vista, la vida y nuestro amor.

— ¿Qué vas a pintar? — me preguntó mientras me veía perdida en mis pensamientos, con el pincel en la mano.

— Aún no lo sé, ¿y tú?

— Dibujaré algo que me recuerde a ti.

—El que termine primero.

Estaba perdida en mis pensamientos, pero luego encontré la inspiración. Tarde aproximadamente 35 minutos en dibujarlo a él a mi hermoso novio. Cuando se lo mostré, quedó sorprendido, vi cómo sus ojos se cristalizaron y a la vez estaban iluminados de felicidad. Él dibujó un auto con dos personas dentro y fuera lloviendo, recordando aquel día que esperamos tanto por la grúa.

La tarde llegó, después de tomar muchas fotos, hacer publicaciones y una videollamada con mi familia. Nos recostamos en el pasto, yo sobre su pecho y él me abrazaba con dulzura.

Dormimos durante un largo rato y despertamos al atardecer, maravillados. Tomamos vino, pusimos una canción suave y disfrutamos del atardecer abrazados, intercambiando miradas cómplices y besos.

— Gracias por regalarme los mejores días.

— Irina, te los mereces todos.

Nos dimos un beso apasionado, mi cuerpo estaba estremecido ante sus caricias. Él estaba acostado en el pasto y yo encima de él, dándole besos por todos lados. Sus manos subieron rápidamente acariciando mi cabello, apretando mi trasero con fuerza. Yo aferraba mis manos a su cara y de vez en cuando las deslizaba por su torso. Despacio desabroché su camisa hasta dejar al descubierto su hermoso torso y abdomen desnudo.

Seguí besándolo porque sus besos me hacían sentir amada. Su mano tocó mi espalda y también los lazos que llevaba ahí mi vestido y con delicadeza deshizo el lazo que mantenía cerrada la parte trasera del vestido.

Nos separamos por falta de aire, luego volvimos a unir nuestros labios. Su lengua se enredaba con la mía.
— ¿Aquí? — preguntó con picardía.

— Aquí... si no veo a nadie y estamos bastante retirados — me acerqué a su oído — solo se vive una vez, terminé de bajar mi vestido.

Le di la vista de ver mi pecho descubierto, mis senos redondos y pequeños apuntaban a su cara. Le dediqué una sonrisa. Aaron se incorporó quedando sentado aún en el pasto y mi cuerpo seguía encima del suyo. Sus caricias me tenían deseando más, deseándolo a él completamente.

— Hagámoslo — me susurró al oído.

Quedé completamente desnuda ante él, el día comenzaba a oscurecer y apenas se veían nuestras siluetas. Aaron empezó a tocarme en esos lugares que solo él sabía hacerlo, mis besos bajaron de su boca a su cuello, cosa que a él lo volvía loco. Ambos nos convertimos en uno al hacer el amor con tanta pasión, sintiendo la brisa acariciar nuestros cuerpos.

Con cada embestida delicada mis manos arañaban inconscientemente su espalda. Al terminar, simplemente nos vestimos, recogimos las cosas y caminamos hasta el auto que estaba bastante retirado. Al entrar en él, nos dimos cuenta de que la noche estaba bastante hermosa. Y de repente empezó a llover. Ambos nos mirábamos y reíamos porque el recuerdo de aquel día nos llegó como un flashback a la mente.

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⏰ Última actualización: Mar 02 ⏰

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