¿Asumir las consecuencias? Ja, ilusos.

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!Con todos menos con él! ¡Madre Feng!.....¡HIJA DE....! ....tu hermosa madrecita....¡no puedes hacerme esto!

Soo Youngmi giró la perilla una y otra vez, como si de ello dependiera su vida...mientras maldecia a madre Feng en su mente.

El sudor caía por su frente, sus manos temblaban al igual que sus párpados, sus ojos reflejaban el miedo y terror puro que tenía ahora mismo. 

¡Terror! al pensar que ese bastardo ahora mismo se estaría convirtiendo en una bestia sedienta...y hambrienta, de la fina y cálida piel de una diosa de la belleza como ella. 

Ella se sentía como en una película de zombies que había visto, en la escena donde el arma con la que se estaba defendiendo el protagonista se atoraba en el cráneo de uno de los muertos y él trataba de sacarla lo más rápido posible... pues a sus espaldas se acercaba rápidamente  un zombie.

Todos sus vellos se erizaron al ver esa terrible escena....e incluso llegó  a gritar a la pantalla.

 "¡Apresurate idiota! ¡Jala! Con fuerza o te va a comer" mientras apretaba cada vez más  la almohada. 

Y está situación no era para menos, al pensar que el maldito la tomaría por la fuerza y la deshonraria de la manera más despiadada y dura posible...ignorando sus súplicas y lamentos, se le formaba un nudo en la garganta. ¿Serviría llorar? Porque ella lloraría y a mares, se atrevía a decir que su llanto superaría a el de ese loto blanco. Porque ella nunca había hecho algo como ''eso'' en ninguna de sus dos vidas.

En esta terrible situación ¿Podría luchar? ¡Claro que no! El bastardo era INVENCIBLE, al igual que Su Zara él era el protagonista por lo que el mundo lo favorecía. Así  que luchar era insulso pues no importaba cuan cantidad de llaves o técnicas de lucha use, ninguna era rival para la  FUERZA BRUTA del bastardo.

Ella maldijo a más no poder a todo lo que tuvo enfrente...

¡Odiaba a la puerta por no ser de cartón como en las novelas!

¡Odiaba a madre Feng por haberle jugado tan mala pasada!

¡Odiaba al creador de las cerraduras!

¡Y odiaba al creador de las horquillas!

¡Eran tan débiles! ¡Está era la tercera que usaba!.

Si, Soo Youngmi trataba de abrir la cerradura con una horquilla, no sabía cómo hacerlo pero en las películas se veía fácil, solo la movían de arriba a abajo y la puerta se abría.

Por ello ella estaba muy concentrada moviendo la horquilla de un lado a otro, sin darse cuenta de que un hombre con ojos inyectados en sangre y la tez extremadamente sonrojada se acercaba lentamente a ella.

Feng Doyun no era ni el eco de lo que solía ser antes, aquel frío y distante hombre que estaba pulcramente vestido ahora se había quitado el saco del traje y los botones de  camisa estaban abiertos casi hasta la mitad. Dejando a la vista su firme y duro pecho.

Él veía con hambre a esa pequeña y femenina figura que se encontraba con la espalda doblada  casi 90 grados. Parecía tan débil y asustadiza, como si cualquier movimiento brusco fuera a causarle un ataque al corazón, sin embargo ahí estaba tan despreocupadamente exponiendo sus atributos ante él, la bestia.

Feng Doyun miró con lascivia a la mujer que tenía en frente, con un único pensamiento ¡Él quería poseerla! ¡El debía poseerla!

"Vamos...vamos...." Se oyó un susurro que logró animar a dos cosas completamente diferentes.

"Click" la puerta se abrió.

"¡Si! ¡Gracias a...!" No pudo terminar la frase pues unos fornidos brazos la levantaron por los aires hasta quedar sobre el hombro de Feng Doyun.

EL ARTE DE SER VILLANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora