CAPÍTULO 23 ➤ Esto ya no es un juego.

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A estas alturas, ya había perdido la cuenta del tiempo que llevábamos luchando y huyendo de los monstruos.

—¡Mierda! —maldije—. ¡Me estoy quedando sin balas! —cambié a mi último cargador de UZI.

Mis compañeros y yo habíamos mostrado miedo, y no podía negar que yo también lo sentía, no nos dejamos llevar por el miedo y nos mantuvimos firmes.

Disparé y seguí disparando.

Como yo tenía armas de muy larga distancia, me aseguré de contenerlos a los monstruos para darle a mi equipo más tiempo de escapar.

Sin embargo, no podía saber a cuantos monstruos había matado; estaban ocultos en la oscuridad mientras se acercaban.

—¡Dylan, corre!

Con esas palabras, me di la vuelta y empecé a correr detrás de mi equipo. Siendo el que iba de último, corrí por mi vida mientras un enjambre de monstruos nos pisaba los talones.

El túnel se estrechaba lentamente frente a nosotros. Todo esto era como una película de terror. Miré hacia atrás sin dejar de correr y vi la manada de monstruos acercándose peligrosamente.

De repente, Bell se detuvo y pasé a su lado.

—¿¡Qué haces!? —pregunté, girándome y deteniéndome en seco.

—¡Sigue corriendo, los alcanzaré! —me gritó, e ignorando las protestas de todo el equipo, se dio la vuelta y se mantuvo firme ante la horda de monstruos que se acercaba. Levantó su brazo izquierdo y tomó una respiración profunda, al instante supe lo que él planeaba—. ¡Firebolt!

Bell liberó tres rondas de su magia de fuego directamente por el estrecho túnel, iluminando todo con las llamas devoradoras, incendiando todo a su paso.

Sin embargo, cuatro Hellhounds emergieron de las llamas y se lanzaron contra Bell con una rabia viciosa.

—¡Al suelo! —le ordené.

Bell se tiró al suelo, dándome la oportunidad de disparar una ráfaga mortal de balas hacia los monstruos.

«Y allí van mis ultimas balas», pensé por un momento, mientras corría hacia Bell y lo arrastraba de regreso a un lugar seguro.

Bell se sacudió el polvo mientras se levantaba.

—¿Estas bien? —le preguntó Lily.

—Sí —contestó Bell, luego me miró—. Gracias.

—Ni lo menciones —dije, forzando una sonrisa a pesar del cansancio que me invadía.

Sin embargo, nuevamente nos pusimos en alerta al ver sombras y escuchar ruidos de monstruos acercándose desde ambos lados del túnel.

¡Nos tienen rodeados!

—Chicos, solo quiero decir que fue un honor estar con ustedes —dije con una voz ronca, empuñando mi escopeta con una mano y con la otra mi machete.

—Cállate hombre, no vamos a morir, ¿verdad? —dijo Welf, con dudas en sus palabras.

—T-tengo un plan... —dijo Bell—. Debemos retroceder. Nos enfocamos en un lado y nos abrimos paso.

—Estoy de acuerdo —asintió Lily—. Necesitamos un respiro.

—Suena como un buen plan para mí —dijo Welf, preparando su arma.

Ante el acuerdo mutuo de la idea del plan, asentimos.

Enseguida formamos un círculo, espalda con espalda. Todos sabíamos que no había tiempo para seguir hablando, y preparamos nuestros cuerpos para lo que viniera a continuación.

¿Está bien tener armas modernas en un mundo de fantasía?Where stories live. Discover now