Capítulo 24: Desesperación Silente

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Después de unos días, la preocupación se apoderó de Lucía al notar que Aida no respondía sus mensajes ni sus llamadas. La incertidumbre la llevó a temer lo peor: que Aida la estuviera olvidando. Sin embargo, desconocía el oscuro motivo detrás de la desaparición de Aida.

Lucía, ansiosa y llena de temor, decidió tomar medidas. Después de intentar en vano contactar a Aida, se dirigió a la casa de los padres de Aida, Pedro y Anita. La idea de encontrar respuestas la guiaba mientras caminaba hacia la puerta de la casa.

Lucía: (tocando la puerta) Hola señor Pedro ...

Pedro: (abriendo la puerta) Hola, Lucía. ¿Qué te trae por aquí?

Lucía: (nerviosa) ¿Aida está aquí? No he podido comunicarme con ella, y estoy preocupada.

Anita: (sorprendida) No, Lucía. Aida ya no vive aquí. Se mudó hace tiempo.

Lucía: (confundida) ¿Se mudó?¿a donde ? Pero, ¿por qué no me lo dijo?

Pedro: (serio) Bueno, después de la ruptura, Aida prefirió no compartir muchos detalles. Fue una separación difícil para ambas.

Lucía, sorprendida por la revelación, no sabía cómo procesar la información. No solo había perdido el rastro de Aida, sino que también desconocía que Aida ya no vivía con sus padres.

Lucía: (con angustia) ¿Tienen idea de dónde puede estar? Estoy realmente preocupada.

Anita: (preocupada) No, Lucía. No hemos tenido noticias de ella desde hace un tiempo.

Lucía, sintiéndose perdida y desesperada, salió de la casa de los padres de Aida con la incertidumbre pesando en su corazón. La Ciudad de Cristal, testigo de la confusión y el dolor que envolvían a Lucía, guardaba silencio mientras ella se embarcaba en la búsqueda de respuestas y la posibilidad de encontrar a Aida.

Melodías del Corazón HeridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora