Primer encuentro

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Jaemin odiaba asistir a las malditas competencias escolares ya que todas ellas se realizaban contra el reino enemigo del sector dos y si ellos ganaban las hazañas, ugh se las restregaban en la cara hasta provocar riñas que los profesores tenían que separar después. Bueno, eso era lo que estaba ocurriendo ahora mismo, porque su compañera Anna se estaba agarrando del cabello con una chica alfa que le había restregado su victoria en lanzamiento de flecha. 

—Solo ganaste porque nosotros no usamos la fuerza, ¡Ustedes son los bárbaros! —Anna gruñó forcejeando con la chica. 

—Soy mejor alfa que tú, ¡Ya suéltame perdedora! —La chica del sector dos se quejó torciendo el cabello de Anna en sus manos.

Jaemin observó como el profesor de meditación hizo un bloqueo de sus mentes y las dejó suspendidas por diez minutos. 

—Se acabó el espectáculo, el congelamiento se aplicará a todo estudiante que se atreva a discutir por esta clase de rivalidades. Vayan a sus puestos ahora mismo. —Ordenó con el ceño fruncido, disipando a las masas de los alumnos reunidos alrededor de las chicas congeladas.

Jaemin sólo rodó los ojos y siguió acariciando al gran león terrícola que estaba enjaulado para la próxima prueba de los alumnos mayores. A su lado, su sirviente humano le habló con voz temblorosa jalándole de su capa: —Amo Jaemin, por favor deje a ese animal tranquilo, le pertenece al sector dos. —El chico de doce años, tres años más que Jaemin, se mordió las uñas. El muchacho sabía lo que tenía pensado hacer el joven amo y, por supuesto, que era toda una locura. 

—Estoy tratando de meditar para abrir el candado, no me interrumpas, Maid. —Dijo reforzando los escudos de su mente para poder abrir el cerrojo, pero fue inútil, todavía no podía deshacer el seguro. Necesitaba estudiar más técnicas de telequinesis; ahora solo debía concentrarse en aplastar el candado para que el suceso pasara. 

—Amo Jaemin, por favor deje eso, usted no ha llegado al entrenamiento de esa arte, solo tiene nueve y se la enseñarán a los diez... —Maid abrió la boca con exageración al ver cómo el amo Jaemin había logrado derretir el candado de la jaula solo con el poder de la mente. —¿Qué cosa? ¡Uh! ¿Cómo hizo eso? —Preguntó nervioso viendo al pequeño amo abrir la jaula del horrible, horrible león. 

—¡Shh, quédate en silencio, nos van a atrapar! —Jaemin le cubrió la boca para que dejara de gritar. Maid parpadeó rápido asintiendo; entonces Jaemin dio un suspiro. —No sé, el poder vino por sí solo. Um, solo pensé en desintegrar el candado y lo hice. Te prohíbo que le digas a alguien, de lo contrario te enviaré de vuelta a tu primitivo planeta. —Espetó agarrando la correa que colgaba del cuello del león.

Maid se mordió el labio inferior y dio un soplido. 

—No le diré a nadie, joven amo. Por los Dioses lunares, me está ofendiendo, yo siempre guardo sus secretos. —Caminó al lado del león terrícola que seguía hipnotizado bajo el débil olor del chico. Tampoco era un secreto que los omegas tenían este poder por sobre las especies Alfas y como resultado de ese conocimiento su pequeño amo, usaba su olor para engatusar a los Alfas y ciertamente este león era uno de ellos. Era bien anómalo, los Betas no tenían un olor tan fuerte como los chicos o las chicas Alfas, pero de todas formas el joven amo lo manipulaba hipnotizando a todo aquel quisiera y eso aplicaba a cualquier especie Alfa en el planeta: Animales, mutantes, titanes, híbridos y por supuesto que también a los humanos. En el caso de estos últimos a los del género masculino. 

Jaemin soltó una risita. 

—Estoy bromeando, si alguien me separa de tu lado, me muero. Camina, vamos a darnos prisa. —Caminó a paso ligero para poder liberar al león. Sin embargo, su intento de huida se vio interrumpido cuando un chico, el doble de su altura, se cruzó en su camino.

"Love On The Brain" ☙ | 𝗻𝗼𝗺𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora