Capítulo 7: La revelación de genero.

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Los días pasaban como el agua para los dos jóvenes enamorados, Izuku y Katsuki estaban algo mas grandes y volvían a estar en el lago, donde se conocieron el primer día.

El ruido desaparecía a su alrededor para ellos dos, solo existía la presencia del uno hacia el otro, nadie mas, solo ellos dos.

Ambos jóvenes se mantenían el uno cerca del otro, pero siempre el primero en irse era Katsuki, los entrenamientos de la reina se hacían cada vez mas diarios que casi nunca tenia tiempo para verse con el peliverde, y eso hacia que ambos jóvenes se estresaran.

Solo se relacionaba con el pelirrojo, ya que era su mejor amigo y este vivía en el castillo, pero al cenizo le gustaría que su pecoso viviera debajo de su mismo techo, pero aun no se podía, ya que el no podía pedir a ningún omega.

Katsuki no se daba cuenta de su estrés al no poder a Izuku, ambos vivían en el mismo reino, pero el pecoso vivía en la zona algo mas alejada del reino, petición de su madre.

- ¿Kacchan? ¿Me estas escuchando?- Llamo el peliverde con voz dulce mientras movía su mano por delante de los ojos del cenizo, ya que al verlo tan pensativo se le hacia demasiado tierno.

Katsuki sacudió su cabeza saliendo de sus pasamientos y llevo su mirada rojiza a los ojos verdes de Izuku, ambos se sonrojaron y quitaron la mirada a la vez.

- Dime Izuku, perdón no te estaba escuchando.- Se disculpo el cenizo mientras bajaba su mirada avergonzado pero la mano del peliverde jugaba con su pelo.

Izuku ante eso solo negó con la cabeza dejando salir una pequeña risa que fue mas como un lamento, pero no le importo mucho que el cenizo no le haya prestado atención.

- Que lo que te quería decir es, que hoy es la revelación de genero de los dos y dentro de unos años las piedras espirituales acompañadas de los dones.- Dijo el pecoso algo mas animado y miro al cenizo con amor mientras seguía jugando con el cabello de Katsuki.

Katsuki ante eso, suspiro de manera pesada al recordar que tenia que ir al medico real, que le hagan el análisis de sangre para que le digan que es un alfa, le daba mucha pereza, además de que directamente seria entrenado con mas rudeza.

- Ya han pasado 2 años y ya tenemos 6.- Dijo el cenizo con una pequeña sonrisa de nostalgia, mientras se dejaba mimar por el pecoso, ambos estaban en una burbuja de amor, nadie sabia de ese sitio, solo ellos dos.- Que ganas de ser mayor de edad y pedirte que seas mi esposa.- Dijo el cenizo con un sonrojo en sus mejillas el cual llegaba a sus orejas, el pecoso estaba igual pero algo mas rojo haciendo destacar sus hermosas pecas.

- Sí, espero ser omega.- Dijo el pecoso de manera suave mientras rezaba internamente a los dioses por ser un omega y que Katsuki fuera su pareja.- P-pero Kacchan, eso t-tienes que pensarlo con calma, n-no tan a la ligera.- Volvió a hablar el pecoso con algo de preocupación en su voz junto a una pequeña mueca en su cara, rezaba poder ser omega y que Katsuki le pidiera ser su pareja, aunque fueran destinados el alfa puede cambiarlo aunque el sea quien sufra mas.

Katsuki se puso erguido mirando al pecoso con amor, tomo sus mejillas regordetas con hermosas pecas que parecían constelaciones y dejo un pequeño beso en la punta de la nariz del contrario.- Izuku, mi Izuku, aunque seas beta, alfa u omega, siempre te amare, mi pecoso.- Dijo de manera dulce el cenizo con un sonrojo en sus mejillas.- Además, ningún omega se compara contigo.- Le dijo con mucho amor.

Izuku ante las palabras de su "mejor amigo", se rio bajito pero pequeñas lagrimas surcaban sus mejillas, sus sollozos eran suaves, estaba muy feliz, sentía como algo dentro de el ardía, pero de forma romántica.

Ellos aun no sabían que eran destinados, ninguno de los dos se atrevía a preguntar a alguien mas sobre lo que les pasaba, el pecoso mas de una vez intentaba con su madre pero esta se encontraba dormida por el cansancio que se rindió.

Y Katsuki por otro lado, su madre, siempre estaba en su cuarto dormido, leyendo o con su padre, no tenía tiempo para él, que también se rindió.

Ambos jóvenes estaban solos, sin saber lo que les sucedía en el interior de cada uno.

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El día de la revelación de genero había llegado, todos los cachorros del pueblo corrían hacia la casa de la curandera del reino, mientras que el príncipe Katsuki era revisado en su hogar, por uno de los curanderos de los reyes.

Después de saber la revelación de genero, luego venia la de los poderes junto a las piedras espirituales, muy pocos de allí tenían un don, pero los que si los tenían se volvían guerreros, su único objetivo, defender a su reino de la maldad.

Recovery Girl, salió de su casa con un pequeño pergamino de papel con cada uno de los nombres de los cachorros, cada uno miraba a la mayor con ilusión en sus ojos, quien empezaba por los alfas que eran mas de la mitad de los niños.

- Kirishima Eijiro, Hinata Shoyo, alfas.- Dijo la mayor mirando al pelirrojo y al peli naranja ya que ellos eran los últimos alfas, quienes sonrieron mostrando los colmillos para salir de allí de manera tranquila para esperar a los demás. Aunque Kirishima viva en el castillo de los emperadores el tenia que ir al medico del pueblo y se dedico a esperar de manera tranquila a sus amigos junto a su nuevo amigo.- Mina Ashido, Beta.- Dijo la mayor mirando a la nombrada quien dio un brinco en su lugar y sonrió.

- ¡Siii, beta como mi papa!- Chillo feliz mientras salía de allí para esperar a sus amigos afuera.

Kirishima se acerco a la chica para sentarse a su lado y la miro.- Que bueno que seas beta, eres una mujer increíble.- Le dijo el alfa de manera suave con una sonrisa en su rostro que hizo sonrojar a Mina.

- G-gracias Kirishima.- Tartamudeo la beta mientras esperaba con ansias a sus amigos.

- Felicidades chicos.- Dijo Hinata con una pequeña sonrisa mientras esperaba a los demás de sus amigos.

- Ochako, Momo, Ibara, Kendo e Izuku, omegas.- Nombro a los omegas que se miraron entre ellos para abrazarse y salir de allí.

La mayor seguía nombrando a todos los cachorros de manera lenta, felicitándolos con alegría mientras los veía correr por toda plaza dando saltos de alegría o algunos corrían hacia sus casas para contárselo a sus padres y familiares.

The memory of a beautiful loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora