Capítulo 16: ¿Dónde estoy?

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Los guardias del reino Bakugo peinaban la zona de manera insistente, el olor a sangre y a las feromonas del pecoso los guiaban pero no al lugar donde estaban los ladrones.

Seguían buscando por la zona pero siempre regresaban con las manos vacías, Katsuki al ver eso no dudo en ayudar también, en mitad de la noche salía del castillo para buscar por los alrededores pero nada.

Los días pasaban y nada, los meses pasaban y nada, los años pasaban y nada, la reina y el rey dieron por muerto al pecoso, la madre de Izuku lloraba desconsolada en su casa cada día, su pequeño había sido robado o muerto, ella no sabia nada.

- Katsuki, debes comprometerte ya, necesitamos que tomes el puesto de rey.- Dijo la alfa ceniza mientras miraba a su cachorro, la edad le pasaba algo de factura, ya no era la alfa joven que era antes, ahora tiene 50 años y necesita un poco de relax junto a su pareja.

- Tsk, vieja no des el coñazo.- Dijo un alfa cenizo de 25 años mientras leía de manera tranquila uno de sus libros ignorando la presencia de su padre.

Masaru se acerco a su hijo quitándole el libro con una pequeña sonrisa y miro a su hijo. - Hijo, se que no quieres casarte con nadie, que aun amas a Izuku, pero recuerda que el estará feliz allí donde este, que te esta mirando y que se siente orgulloso de que tu sigas con tu vida, pero por favor, toma el trono, tu padre y yo ya estamos viejos y necesitamos un poco de calma.- Le pidió el omega de manera suave mientras mantenía su sonrisa.

Katsuki ante eso estallo la lengua, no podía negarse a su madre, sabia jugar muy bien sus cartas que solo asintió de manera lenta, se levanto con calma para mirar a su padre.

- Una ceremonia discreta, nada por lo alto.- Dijo como pedido para salir de allí mientras oía como su madre y padre celebraban, eso le hizo sonreír de manera leve.- Izuku, espero que me perdones...- Murmuro bajo mientras miraba al cielo sintiendo unas ganas inmensas de llorar.

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Izuku se mantenía atado de uno de sus tobillos con una cadera de metal, un collar de metal adornaba su cuello manteniéndolo con la cabeza erguida sin importar el daño que causara.

- ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Dónde estoy?- Murmuro bajo mientras sus ojos se habían adaptado a la oscuridad de su celda, cada vez que lo sacaban de allí le ponían una venga en sus ojos y su tortura comenzaba.

La puerta de su celda fue abierta de manera lenta, las feromonas de un alfa inundaron sus fosas nasales, un escalofrió recorrió su cuerpo de pies a cabeza.

- Estas de suerte omega, serás el regalo estupendo para un rey.- Dijo el alfa para tomar del pelo a Izuku tirando de este sacándole un quejido de dolor.- Pero antes tengo que divertirme un poco contigo.- Hablo con deseo el alfa mientras rompía la camiseta que llevaba el pecoso para empezar a jugar con sus pezones.

- A-ah~- Izuku jadeaba de manera forzosa, después de ser abusado por casi todos los alfas que le rodeaban en ese lugar, las múltiples palizas que recibía por lloriquear llamando a alguien y las mules de veces que lo dejaban sin comer hasta que se desmayara había aprendido su lección.

- Te mojas como perra en celo~ serás el regalo perfecto para el rey explosivo~- El alfa había entrada de una sola estocada en el interior de Izuku haciendo un desgarro en el interior del pecoso.- Aprietas tan bien~- Los movimientos de la cadera del alfa eran erráticos y muy duros, que el poco lubricante del pecoso no ayudaba a que la polla del alfa resbalara que la sangre no tardo en empezar a salir.

- a-ahh~ ah~ ah~- Izuku no podía oír nada, sus oídos zumbaban por el dolor que recorría su cuerpo, llevaba desde sus 15 años siendo abusado por unos alfas que ya nada le importaba en la vida.

El alfa ronroneaba de manera insistente mientras seguía con las embestidas clavando sus dedos en la pequeña cadera del pecoso dejando marcas, sus ganas de marcarlo con suyo eran abismales pero no podía hacer nada.

Siguió con ese ritmo hasta que se corrió en el interior del pecoso para luego salía de allí como si nada que se había olvidado darle a Izuku el elixir para que no tuviera cachorros, había quedado tan a gusto después de eso que salió con una pequeña sonrisa en su boca.

- Por favor... quiero que acabe esto...- Murmuro el pecoso agotado mientras sentía como un liquido viscoso se descendía por sus muslos, luego recordó que podía usar su don y escapar pero el miedo lo abrumaba, pero ya no aguantaba mas allí.- O-omega ayúdame...- Susurro bajo el pecoso para dejar que su omega tomara el control de su cuerpo, haciendo que se transformara en un lobo de pelaje verdoso con tonos blancos en la cola y las orejas.

- ººno te preocupes Izuku, te sacare de aqui.ºº- Hablo su omega mientras tomaba el control del cuerpo del pecoso, sus ojos se volvieron amarillos y había toro las cadenas que lo ataban.

Busco con la miraba una salida, noto que una de las ventanas de allí era de madera que no dudo en trepar por ella pero cayendo varias veces en el intento, pero no se rindió, siguió saltando como loco hasta romperla y salir de allí de manera veloz corriendo hacia el bosque con rapidez, sabia muy bien que su piedra espiritual era la de un lobo, su madre se lo dijo y su omega interno le ayudo a ser ese hermoso lobo.

Nadie sabia de eso, pero por una vez en su vida se sentía libre y que podía ser feliz siendo un animal.

Seguía corriendo con rapidez en mitad del bosque, el aire bailaba su pelo con armonía por una vez se sentía feliz, siguió corriendo con rapidez.

Quería regresar donde su madre, pero no sabia por donde se regresaba al reino, su memoria fue olvidando cosas que ahora no sabia como volver a su hogar.

The memory of a beautiful loveWhere stories live. Discover now