~• Capítulo 28 •~

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Mazikeen

8 de marzo de 2016

Abrí los ojos cuando él los cerró. No voy a quedarme esta noche aquí, voy a por esos hijos de puta que le hicieron daño.

Apagó la pequeña luz saliendo de la habitación.

Durante el tiempo que estuvo aquí su familia yo estuve investigando al profesor, quién era así que supe quién le dio educación física a esa edad y sobre todo la ubicación de su tío, Antón Petrov.

Disimulé que estaba durmiendo para que no me parará los pies. No voy a quedarme quieta.

Me quité el pijama de enfermera a mi traje de cuero y tacones, armada hasta los dientes.

Salgo de mi apartamento en silencio con toda la información en mi teléfono. Me subo a mi moto y salgo de allí a toda velocidad.

La ubicación del profesor es bastante lejana, por lo tanto, me llevará como cuarenta y cinco minutos en llegar.

Por la información que he podido conseguir tiene esposa e hijos, fue acusado por abuso sexual a menores, pero al final ha salido impune por falta de pruebas. Tiene tres hijos, dos niñas y un niño, todos menores de edad, no pasan de los trece años.

Aquel día salió impune, pero hoy no saldrá impune de mis torturas. Se acabó el seguir haciendo daño a niños.

Los minutos para mí fueron horas, estaba impaciente por hacerles pedazos a esos hijos de puta. Llegué al edificio donde vivían, subiendo las escaleras de emergencia pisando la nieve, no paraba de nevar.

Era un barrio de clase media, aunque se veía un poco viejo.

Vivía en un tercero, las subí despacio para que ningún vecino se percatará de mi presencia. Soy buena cazando a hijos de puta.

Me agaché al lado de la ventana escuchando lo que sucedía dentro.

— ¡Niños, a la cama!, —dice la madre en alto mientras la risa de los niños se escuchaba.

— Haced lo que vuestra madre os dice, — habla el cabron con autoridad.

Dejaron de escucharse risas y pasos acelerados de los niños dirigidos a las habitaciones. Le tienen miedo al padre.

Algo pasa en esta casa que le temen.

El silencio se incorporó en el interior, entonces se apagaron las luces. Era mi hora de entrar.

Saqué mi daga abriendo la ventana, despacio entre al salón.

A paso lento me dirigí al pequeño ruido que hacían en una de las habitaciones, era en la habitación de matrimonio.

Estaba entreabierta y podía ver qué pasaba en el interior. Él la estaba tocando, ella estaba rígida.

— No me apetece, —le aparta la mano.

Él le pone la mano en el cuello, —no, aquí se hace lo que yo diga y tienes que complacer a tu hombre. Abre esas piernas.

Se pone sobre ella, —no, no quiero, —dice entre sollozos.

— Si, si quieres mi amor, —seguía manoseando a la vez que se desabrochaba los pantalones.

Ella se retorcía intentando quitárselo de encima.

No, no voy a quedarme viendo cómo la viola. Abro la puerta despacio sacando mi pistola y se la pongo en la nuca. El ruido del seguro hizo que parará.

— Ahora vas a quitarte de encima de ella si no quieres que te vuele la cabeza, —digo con voz ronca.

Amor perverso ✓ Completa [#II Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora