32: Runaway

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Catae

Jeon Jung Kook tenía muchos talentos, de eso no cabía duda.

Él podía bailar, cantar, rapear y era tan visual, así que era un idol completo para la industria. También podía cocinar, ser considerado, solidario, amable y bondadoso. Era competitivo lo que lo llevaba a esforzarse hasta lograrlo y ganar, era inteligente por lo que aprendía rápido y se las rebuscaba de la misma forma. Poseía un encanto único que irradiaba cada vez que sonreía, hablaba o se movía.

Pero también era terco, obstinado e impulsivo. A veces no veía el panorama completo, porque era emocional.

No podía culparlo, porque eso estaba bien para él, solo que en la circunstancia correcta aquello se tornaba peligroso.

Jungkook, era talentoso, y también lo reflejaba en la forma que tenía para acelerar mi corazón, para hacerme sentir infinita, para empujarme al borde y envolverme en sus brazos de forma protectora después evitando que cayera. Él tenía talento alborotando mis emociones y haciéndome experimentar todo tipo de sentimientos.

Pero no siempre eran agradables, porque también me alteraba los nervios, y me hacia explotar de pánico mezclado con ira.

Así había sido cuando salí de darme una relajada ducha y me lo encontré hablando por teléfono.

No me había comportado del todo bien con él, me arrepentí de eso cuando la ira bajo. Pero estaba molesta, le había dicho todo, no habían secretos entre nosotros. Por lo cual, me había esforzado en compartir toda la información que podía de Hwang, porque conocer a tu enemigo era algo inteligente.

Y él simplemente había cometido indiscretamente una enorme estupidez.

Sí, lo entendía. Solo pensaba en la salud de su amigo, con su preocupación dominándolo.

Otra razón más que dejaba en evidencia que solo no iba a poder, que no pertenecía a este mundo.

Sí, estaba furiosa porque tenía miedo y porque sentía como todo llegaba a su fin. Pero él también tenia miedo, podía verlo en sus ojitos de bambi y en como su tono de voz lo había delatado cuando cuestionó si iba a dejarlo morir.

Me partió el corazón.

Pero debía ser fuerte, por él.

Dejo que la cafeína caliente viaje por mi garganta, degustando el ultimo trago mientras estoy apoyada en la puerta de la camioneta. Tiro el vaso vacío en el cesto y entro en la parte trasera donde él está comiendo un paquete de frituras, el cual había tornado sus dedos de color rojizo.

Sus grandes ojos me miran con inocencia cuando me centro en él y la imagen me parece adorable.

Ni siquiera tenía apetito de lo nerviosa que estaba y él ya iba por el segundo paquete.

— ¿Cómo es que puedes comer tanto?

— Estoy nervioso.

Confiesa lamiéndose los dedos para limpiarlos.

Pienso en como mi yo de otros tiempos, en su lugar,  habría tomado la oportunidad de estar en plena calle para huir y esconderme dentro de mi zona de confort en lugar de esperar mientras el camino al matadero se hacía más corto. 

Pero él, a pesar de confesar que estaba nervioso, no lo parecía. Mi chico era bastante valiente.

Amplio mi sonrisa y acerco mi mano a sus labios para limpiar los restos con suavidad.

— Todo va a salir bien, no te preocupes.

Sueno tan segura, pero en mi interior soy temerosa.

Él deja el paquete a un lado como si la comida ya no fuera tan importante y recostando su cabeza en el asiento me mira, suspirando.

Hate Me [JK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora