Prólogo

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Podríamos decir que la noche suele ser tranquila. No tiene mucho que ofrecer. No hace crecer las plantas, no da calor para la vida, no da nada importante. Los científicos estaban seguros que si hubiera una noche continúa, todo quedaría cubierto de hielo, de frío, de muerte. La noche era muerte ante los ojos expertos; raro, ¿No?

Lo curioso del tema es que en la noche también hay vida, aunque nadie la ve, porque la vida que hay en la noche permanece en penumbra, y se comunica entre si con el lenguaje de las sombras. Nadie sabe la belleza de la noche, porque solo la Luna puede verla en todo su esplendor cuando recorre el plano nocturno.

A veces se nos olvida que la noche es valiosa, a veces la noche se olvida que es noche, y cree que son solo tinieblas. ¿Qué pasa cuando los luceros no quieren brillar? ¿Qué sucede si la Luna se oculta entre nubes de lluvia nocturna? Digamos que todo queda en silencio, no vemos el camino por dónde vamos por culpa de la oscuridad.

Necesitamos luz para ver la belleza de la noche, y la luz solo la puede dar un Sol. El Sol es el astro que da luz por naturaleza, ya que hasta la Luna depende de él para poder iluminar. Si no hay un sol, ¿Cómo podremos ver sus maravillas?

De esta manera todos terminamos teniendo un Sol en nuestra vida, alguien que nos hace ver lo hermosos y asombrosos que somos. Tenemos a ese ser sin filtro que nos dice que es lo que no vemos, que nos regala rayos cálidos y nos sube el autoestima. Hay veces que somos una noche sin estrellas ni Luna, y necesitamos un Sol en nuestras vidas para iluminar nuestros días.

No es para hacernos mejores, sino para hacernos ver qué si podemos tener algo glorioso oculto entre las sombras.

Está es la historia de un chico que fue una noche llena de penumbras, y llegó un Sol de improvisto para alumbrar sus mañanas.

Harry y Sol, así se llaman.

¿Listos para conocerlos?

Eres el Sol de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora