Cap. 2

12 3 0
                                    

Sol

Buenos días mundo hermoso.

Admito que está mañana no pensaba despertarme. Es que la cama es tan cómoda...y el sueño tan placentero, que cuando me levanto siento que mi espalda está pegada a la cama.

Pero bueno, tenía que levantarme, ¿No? Díganme qué no, por favor.

Párate de una vez y terminemos con esto.

Me levanté y fui directo al baño. Me echo una ducha rápida. Me cepillo los dientes aún con los párpados pegados, y cuando por fin tengo la fuerza para abrir los ojos me asusto con mi propio reflejo. Okey, me tenía que peinar.

O no.

Rápidamente tome una coleta que tenía cerca y me hice un moño improvisado. Me mire en el espejo y el cambio había sido grande. Bella, como siempre.

Presumida.

Me puse mi falda y también el sostén, también los zapatos. Admito que tarde en elegir que zapatos ponerme en el día de hoy, pero cuando decidí por fin, ya lo demás fue más simple.

Me mire en el espejo y me hice una pequeña inspección a ver si me veía bien, y la verdad, si me veía muy bien. Mi piel tostada se veía bien con la pequeña cantidad de rubor que me había aplicado, y obviando algunas espinillas que la adolescencia me había regalado, en mi cara no había ningún problema. Mi cabello rizado atrapado con una coleta que se perdía entre todos los rizos, no se veía mal a pesar de que no me había peinado. Total, ¿Quien se daría cuenta?

Mi outfit del día era: Un top rosa con una falda blanca y unas sandalias sencillas. Se veía que iba a hacer calor, entonces decidí ponerme ropa fresca. Igualmente se me veía bien.

No es que tuviera el mejor cuerpo del mundo, pero me agradaba tal y como era. Puede que no tenga atributos como otras chicas, pero tengo lo mío.

Soy demasiado hermosa como para ser pobre, si fuera rica dormiría hasta tarde si quisiera.

Pero no lo eres, por desgracia. Así que apúrate.

Fui a la cocina y Loky saltó hacia mi.

—¡Buenos días! — Dije entrando en la cocina y saludando a mi perrito, acariciando su hermosa carita. Él me ladró como respuesta.

Le di un beso de saludo a mi madre, la cual estaba terminado de arreglar las cosas para irse al puesto con mi papá, el cual estaba más dormido que despierto.

—Mija, pero sonríe un poquito, quita esa cara de amargada. — Dijo mi madre mientras me daba mi vianda, en dónde tenía mi arepita.

—Es muy temprano para sonreír. — Dije bostezando.

Saqué mi celular y en la pantalla saltaron las notificaciones del Whatsapp, cinco mensajes, más o menos. Me concentré en un mensaje de Gabriela, una de mis amigas, que decía textualmente:

Gabriela: Mira, ¿Vas a bajar?

Okey, ni un buen día, lo entiendo. Le respondí que ya iba bajando, y guardé el celular en mi bolso. Siempre dejaba todo preparado para el otro día ya que para despistada, busquenme.

—Mami, recuerda pasar por el puesto cuando acabes en el colegio, ¿Oíste? — Dijo mi mamá cuando ya iba saliendo.

—Si, ma', lo sé. No vemos allá.

—Dios te guarde hija.

Con la bendición de mi madre, me fui a la escuela.

La escuela no quedaba muy lejos de mi casa, por lo que llegué antes de que el timbre sonara. Me encontré con algunas amigas y empecé un día normal en la vida de Sol Espinoza.

Eres el Sol de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora