Los deseos del rey: Epílogo.

691 78 4
                                    

Dos años después

—¿First?— la vocecita del menor farfulló después de que unas caricias en su rostro lo sacara del más delicioso sueño, giró sobre la cama encarando al morocho.

—Hey— saludó el mayor.

—¿Que sucede?— preguntó aún adormilado, se acercó al rey para acurrucarse en su pecho, sintiendo el calorcito corporal volviendo su cuerpo, tan rico cuando el mayor le atacó con muchos besitos en la cabeza.

—Nada, sólo quise velar tu sueño, eso es todo— respondió roncamente, mordió su labio al escuchar como su pequeño ronroneaba ante su cercanía.

—FirFir— murmuró recibiendo una respuesta desde la garganta por parte del contrario, besó castamente la mandíbula de First y se apartó conectado su mirada melosa con la profunda del morocho. —Te amo, First— confesó con las mejillas ardiendo en calor, tomando un color rosado. Rodeó el cuello de su alteza, frotando su mejilla con la del mayor, siendo todo un gatito.

—Oh, bebé, yo también— le correspondió abrazándolo por la cintura, estrechándolo contra su gran cuerpo corpulento, lambió los labios del pequeño coqueto e instintivamente sus oídos se inundaron con la radiante risa, esa melodía tan perfectamente afinada que le enamoro cuando niño.

—¿No te arrepientes de haberme dado tu alma?— la saliva se atoró en su garganta y Khao chilla comenzando a palmear la espalda del azabache, la mirada avellana se mezcla con la chocolatosa, expresando confusión.

—Khao...

—Eh llegado a la conclusión de que te viste forzado, era tu fiesta — las grandes manos del mayor apretujaron su cintura, callándolo por unos segundos en lo que First lo acomodaba en su regazo, dejándolo bien sentadito. —Podías elegir con quién gobernar, los príncipes mellizos de Alemania, ellos eran excelentes, son lindos...— unos labios le interrumpieron mientras su nuca era sujetada con firmeza, simplemente callo sin reproches.

Sus dedos se enredaron en los cabellos oscuros propinándoles suaves masajes al cuero cabelludo.

El beso termino en un chasquido, el hilo de saliva era la única conexión que tenían al separarse, tomando un suspiro.

—Nadie me forzó, Khao, yo quise entregarme a ti porque te quiero, eres lo más precioso que tengo, ¿entiendes eso?— las manos del morocho viajaron hacia las mejillas carmesí del dulzón, los pulgares fueron los primeros en trazar caricias sobre esos lunares plateados que brillaban con resplandor.

Khao asintió.

—No quiero oírte decir eso otra vez, me molestaría mucho contigo— le beso su nariz antes de tumbarlo hacia atrás, sin dañarle mucho, luego le atacó con besitos en el delicado rostro ruborizado, siguiéndole los hombros y pecho. —Te amo, Khao.


El menor sintió desfallecer, le encantaba escuchar su nombre de aquellos labios y lo único que pudo hacer fue reírse como él únicamente sabía hacerlo, como le gustaba al alteza. Se alzó tirando al chico de mirada avellana hacia él, le abrazó con fuerza, ronroneando en su oído. First le acariciaba los costados, poniendo su peso en los codos, aprovechando la posición para absorber ese delicioso aroma, nuevamente al de manzanas verdes.

Finalmente se alejaron para mirarse y fundirse en un hermoso abismo, ese que desde niños crearon. First beso su mejilla, desnudó el torso del pequeño, dejando revelar la pancita pálida cubierta por algunos lunares, sus dedos se acercaron con cautela, lento en espera por una queja de su bebé, pero nunca llegó y finalmente se atrevió a tocar la piel cálida, fascinado corrió toda la capa de carne. Sus labios chocaron varias beses en ella haciendo reír a Khao por las cosquillas, retorciéndose bajo el contacto del rey.

Eres perfecto, Khao— confesó, el aliento de First tropezó como viento en el estómago del menor, provocando que el cuerpo del niño en este caso hombre, temblara. Remplazo los labios por su mejilla, colocando su oído para escuchar el interior.

—¿papá?— esa vocecilla tan encantadora rompió la burbuja, First giró viendo a su hijo de pie en la cuna, observándolos curioso. Khao le sonrío enternecido cuando Gemini  alzó sus brazos haciendo un muy parecido pucherito como Khao los hacia cuando niño.


El alteza dejó un beso de despedida en la pancita del pelinegro y salió de la cama, acercándose con una amplia sonrisa en su rostro, sus labios besaron esta vez la frente del pequeño. Gemini chilló feliz de obtener la atención del morocho, le abrazó por el cuello cuando fue sacado de la cuna, bostezando por la alta hora.

—Papa, no— bufó, First le apretujo más aún sin creer que ese bebé de similitud era suyo, suyo y de Khao, una muestra de amor por parte de ambos.

El pequeño príncipe saltó a la cama, rebotando un par de veces antes de acercarse a su otro padre y tomarle de las mejillas con sus manitas plantándole un beso en la nariz, luego como todo un pillín le alzó el blusón y beso la barriguita, quedándose acurrucado allí, en espera de algún movimiento o sonido.

—Creo que él está más emocionado— dijo Khao, frotando su palma contra la cabellera oscura brillosa, riéndose. First se sentó aún lado suyo y acompaño a su esposo en contemplar a su hijo.

—Créeme que yo también lo estoy— mordió el lóbulo del menor, un jadeo fue recompensado por parte del chico, una pequeña carcajada soltó al recibir un codazo. Khao sintió las mejillas calientes cuando el morocho le miro confundido ante tal sonido.

—First— regaño.

—Lo siento, no puedo evitarlo, desde que llevas mis hijos en tu vientre haces que desarrollé nuevo sentimientos y el deseó es uno de ellos— se puso de pie, le acarició la pierna y entro al cuarto de baño.

Khao se encargó de peinar el cabello del pequeño con sus dedos, teniendo una lucha contra los mechones rebeldes que no querían ponerse en su lugar, pero con saliva todo estaba controlado, aunque las muecas de Gemini no se hicieron esperar.

—Con tus nuevas líneas eres más caliente— la voz ronca del mayor lo sobresaltó, le miró con vestimenta diferente, telas envolverlo exquisitamente haciéndolo ver más masculino.

—¿Ya te vas?— preguntó triste, extendió su brazo pidiendo la cercanía del alteza, First entrelazo los dedos y le beso los nudillos como todo un caballero.

—Si te hubieras levantado más temprano tendríamos más tiempo juntos— hizo un camino de besos por todo lo largo del brazo, hasta detenerse en el hombro derecho y empezar una ronda allí.

—No es mi culpa dormir tanto— canturreo, refiriéndose a la cantidad de sueño que se apoderaba en él.

—Y yo no te reprocho nada— First susurró rozando sus labios con los de Khao, sonrío y beso sintiendo una invasión desconocida, la mano de su hijo impedía el contacto de ambos.

—No— Gemini gruñó haciendo un puchero enojado, negó varias veces.

First y Khao rieron.

Creo que alguien está celoso.


Fin

Los deseos del rey. [FirstKhao Adapt.]Where stories live. Discover now