Capitulo 3

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Los segundos se vuelven minisegundos antes de escuchar como sobre mi cabeza, el seguro de mi propia arma, la cual me está apuntando, es quitado.

Es la segunda vez que estoy en esta situación, y la segunda vez en la que pienso en la posibilidad de morir y justo como la primera vez.

A manos de un maldito desconocido, en medio de.. No se, la nada.

Pero hay una pequeña diferencia, yo no soy la misma niña inocente la cuál destruyeron. Pero eso no me sirve de nada ahora.

Intento mirar a mi hija, pero no puedo, ya que estoy de espaldas a ella, frente a mí solo está esa pared oscura, de ese feo callejón.

Mi único miedo es por ella, que vean como le hacen daño a su mamá la deje con un irremediable daño y es lo que menos quiero, que ella sufra.

¿Cómo es que llegue a este punto?

El sonido de un disparo corta el aire, cierro mis ojos por inercia, pero los abro al sentir un gruñido en mi oído y el agarre de mi cuello se suaviza lo suficiente para soltarme, me doy la vuelta y mi mente queda totalmente en blanco ante la escena.

El hombre que hasta hace unos segundos tenía mi vida en sus manos ahora está tendido en el piso con un disparo en la pierna derecha, pero eso no es lo que más me sorprende, sino la persona detrás de él quien es causante de que este tendido en el piso sangrando por causa de su herida.

Nefme.

Agarro mi arma la cuál esta un poco lejos del sujeto y me acerco a Nefme que aun sostiene un arma que no se de donde la saco, pero lo que importa ahora es sacarla de aquí.

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Ayudo a Nefme a vestirse, mientras aún, ninguna de las dos hemos emitido sonido, ni palabra alguna sobre los sucesos de hace un rato.

Ciertamente no se que decirle, no quería que mi hija se viera involucrada en algo así a tan temprana edad, pero al parecer el destino no quiere complacerme en algunas cosas.

No quiero dañar la así tan rápido.

Me hubiera gustado que ella eligiera en sí debido momento, si quería ser participe de esta violenta y conflictiva vida.

Su vocesita angelical, aunque algo temblorosa me sobresalta sacándome de mis pensamientos, haciendo que mi corazón de un brinco. Sus palabras erizan mi piel y me llenan de ternura de una forma inexplicable.

-Mami.

-¿Si cariño?

-¿Estás enojada conmigo?

-No, ¿por qué piensas eso?

-Es que no me has hablado mami y tu siempre lo haces.

-Tienes razón pulguita.-Su rostro se ilumina al escuchar que la llamo por su mote.-Perdona a mami, solo estaba un poco pensativa ¿de acuerdo?-Asiente.-¿Cómo estás? No debiste hacer algo así cariño.

-Estoy bien mami, pero...-Se mantiene en cilencio un momento.-Tenía miedo, ese señor quería hacerte daño y yo no iba a dejarlo.

Sus palabras me sientan mal, soy yo quien debería haberla defendido y no ella a mi.

-Tenía que defenderte, como siempre tu lo haces mami.

No puedo evitar sonreír y sostenerla entre mis brazos mientras me siento en la cama dejándola en mi regazo suavemente.

-Pulguita, no importa lo que pase, yo siempre voy a defenderte de quien sea.

-Y yo también mami. Es una promesa de dedito.

Alza su dedo meñique y sonrío al entrelazar el mio con el suyo, cerrando el trato o promesa que ella acaba de hacerme.

-Yo te a...

-Mo.-Termina ella.

-Y tu me a...

-Mas.

-Yo más pulguita.-Beso su pequeña y redonda mejilla antes de que sus brazos rodeen mi cuello en un cálido abrazo.

-Bueno cariño, voy a ducharme y arreglarme para la cena, y luego vendré a buscarte ¿sí?

-Está bien mami, ponte hermosa ¿si? Quiero presumir la hermosa mami que tengo.-Me sonríe tiernamente.

-Está bien pulguita, a ti no puedo decirte que no.

Beso su mejilla antes de salir de su habitación y dirigirme hacia la mía.

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Me dispongo a terminar de maquillarme, realmente, no soy mucho de maquillarme, ni de vestidos elegantes. Pero la ocasión lo amerita.

Para esta ocasión elegí un vestido rojo, largo hasta mis tobillos, pero delante escotado en una pierna hasta arriba de mis muslos, dejando de que mi otra pierna se vea hasta la rodilla, un pequeño escote en mis pechos dejando ver la redondez de uno de ellos perfectamente y unos tacones un poco altos del mismo color haciendo la combinación perfecta entre ambos. Le hice varias hondas muy pequeñas a mi cabello y el maquillaje que me hago es bastante natural solo resaltando un poco mis facciones.

Me coloco en el cuello una cadena de oro con un dije de un triángulo con una serpiente sobre este. Es un poco larga, por lo que me coloco otra más corta que no tiene ningún dije, ya que son juego, también me coloco los aretes y la pulsera que son parte del juego.

No me decido por los anillos, realmente considero que ya estoy bien así. Me miro una última vez en el espejo antes de dirigirme a la puerta, la cuel cuando abro me recibe una princecita que se queda perpleja mirándome de arriba abajo.

-Estás hermosa mami.-Comenta.

-Gracias cariño, iba a ir a buscarte, que haces en mi puerta.-Pregunto.

-Venía a verte, es que te habías demorado mucho.

-Bueno, ya estoy aquí, ¿te gusta?-Señalo mi vestimenta.

-¡Sii!!-Chilla de alegría.-Estas hermosa mami, pareces un ángel caído.

Me río por su descripción.

-Tu si pareces un ángel caído pulguita.-Toco la punta de su nariz, nos reímos.-Y si vamos bajando ya.

-Vamos.

La tomo de su manita con la mia y comenzamos a caminar hacia las escaleras, escucho voces lejanas que poco a poco se hacen más claras, solo reconozco la de mi madre, supongo que los invitados ya han llegado.

Nefme se sale de mi agarre y baja corriendo las escaleras.

Yo continuo bajando lentamente, las voces cada vez se escuchan más fuertes y claras, pero en cuento se percatan de mi presencia en las escaleras, todos callan y se quedan contemplando cada paso que doy hacia ellos.

A mi madre es a la primera que renovonozco, me sonríe, a su lado hay una mujer que sonríe hacia mi sincera y amablemente, pero no se quien es, ya que los Bianchi no los conozco aún.

Nefme esta al lado de mi madre, impidiéndome ver a una tercera persona en la sala, ya que esta algo alejada de mi vista.

Llego abajo y Nefme corre hacia mi.

-Ves mami te lo dije, pareces un ángel caído, todos se quedaron viéndote. -Me sonríe.

Me acerco a mi madre y doy las buenas noches educadamente.

-Faby, ella es Leah Bianchi.-Ella estrecha su mano sin dejar su sonrisa amable, acepto gustosamente su mano de forma educada.

-Fabiana Paez un placer.

-Tengo que presentarte a mi hijo.-Mis ojos caen en la persona que me señala y mi semblante cambia al igual que el suyo al verme.

La ira me llena y sin poder evitarlo me lanzo contra el y lo golpeo.

-Se puede saber ¿qué mierdas haces aquí infeliz?

El se queja de dolor y falta de aire ante mi golpe en su estómago.

-Hay no, esta loca otra vez no.

Entre el amor y la venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora