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Suspiraba lentamente con cansancio, apoyando mis manos en el lavabo y mirándome en el espejo. Mi cuerpo estaba sudado y mi cabello era un asco, había terminado mi rutina de ejercicio hace unos minutos y sólo quería bañarme.

Sólo tenía la toalla puesta al rededor de mis caderas, miraba mi cuerpo en todas las perspectivas posibles, no era diferente al adolescente promedio, era delgado e intentaba ganar todo el músculo que podía sin ir al gimnasio, al cuál no pensaba ir hasta ser mayor de edad, aunque verdaderamente era por vergüenza.
Aún así no podía sentirme conforme, entre más miraba más horrible me sentía, era una tontería considerando que me solían decir lo bien que me veía casi diariamente.

Una vez las gotas de agua recorrían todo mi cuerpo y lo tallaba con la esponja, solo estuve yo con mis pensamientos de ducha, nada fuera de lo común, cuando recordé que hoy era la fiesta de Adrián, un compañero de clase...mierda.

Fui a mi habitación para secarme, realmente estaba pensando en no ir. No quería pasar más de una hora arreglandome y hoy no tenía ánimos de salir de casa, de hecho nisiquiera quería ir a otra fiesta en mi vida.
Solo quería ponerme una camiseta suelta, estar sin pantalones y pasar el resto del día viendo alguna película.

Pero mi teléfono empezó a sonar, y al ver quién era tomé un largo suspiro, tampoco tenía ganas de hablar con mi novia hoy, pero tenía qué.

—Hola mi amor, oye ¿vas a recogerme para lo de Adrián?— Mierda, había olvidado que Alexandra también iba a ir, y peor aún, conmigo.

—Ale, ¿cómo estás?, eh. Escucha, no me siento muy bien, uhm, me duele la cabeza— intenté mentir vagamente —Así que no creo que pueda ir

—¿Estás resfriado o algo?, porque si quieres te puedo llevar unas pastillas de mi casa— Insistió

—No no, mi mamá ya me dió unas, pero, tú sabes, tardará en hacer efecto y eso— Debí decirle directamente que no quería ir, pero ella encontraría al modo de convencerme, realmente no quería eso ahora mismo.

—Ay Alonso, iba a estrenar mi vestido nuevo para bailar contigo— se le escuchaba algo decepcionada— No sabes cómo me queda del culo— no la veía, pero sabía que tenía una sonrisa pícara al decir eso —bueno, te llamo más tarde, un besito, te amo mucho.

—Yo también te amo, um, adiós, cuídate— y colgué, me sentía mal por ser cortante con ella cuando tenía ganas de dejar de existir, pero no creo que pueda hacer más por ahora.

Cuando estoy con ella solo siento culpa. Alexandra se me declaró hace unos 5 meses, ella es de las chicas más guapas del colegio, cualquier chico soñaría con ella, pero yo no. Supongo que acepté estar con ella por presión social, nunca quise jugar con los sentimientos de nadie, pero llegué muy lejos y realmente no quiero romper su corazón a estas alturas, ella realmente me ama.

Suspiré con molestia, ¡Pero al menos tenía el resto del día libre!.
Me pasé la tarde rodando entre mis sábanas y recordando todos los momentos vergonzosos de mi vida, a veces reía como un demente cuando recordaba algún chiste de la nada, todo esto mientras tenía música relajante de fondo.
Pero en algún punto solo me quedé recostado mirando a la nada, y por unos momentos pensé, ¿Qué estoy haciendo con mi vida?

Afortunadamente mi teléfono vibró y apareció una notificación de instagram, que solo decía que unos amigos habían subido historias, las cuales seguramente eran de la fiesta a la que no fui, quizá debí haber ido, digo, aún me hubiera sentido sólo, pero al menos no caería en la peor trampa del cerebro humano, la reflexión.

¿En qué momento me volví esto?. Recuerdo que hace un par de años moría por que me invitaran a cualquier fiesta, y ahora solo las quiero evitar, que mundo de mierda.
Crucé mucho por mi pasado, quién era yo antes, realmente ya no lo sé, aunque no quisiera hacerlo de todos modos. Llegué a mi infancia, no la recuerdo con mucha precisión, nunca tuve la mejor memoria, pero a veces mi madre me cuenta cómo fue, de todos modos yo sólo puedo imaginarla, no recuerdo nada antes de aquel primer día en que entré a secundaria y la gente dejó de mirarme con indiferencia por primera vez. ¿Cómo podría?, ahora mi vida es tan dulce como la miel, ¿Verdad?.

Tenía recuerdos vagos, pero uno que no me quitaré de la cabeza era que tenía un osito de peluche que me gustaba mucho, era café claro y tenía un lacito azul, mi madre me dijo me dijo que yo mismo le pedí que se lo atara porque es mi color favorito. Lo abrazaba todas las noches porque le tenía mucho miedo a la oscuridad, ni siquiera podía levantarme para ir a dormir con ella, así que solo abrazaba al oso hasta dormir, a veces le hablaba sobre mi vida o lo que sea que pensaba porque no tenía amigos con los que tener conversaciones o algo. Supongo que era mi amigo.

No sé cuándo exactamente, pero desapareció, no me di cuenta por algunos meses hasta que volví a sentirme solo, nunca pregunté que había pasado con él porque me daba vergüenza, pero supongo que mi madre lo había tirado o regalado, desearía que no lo hubiera hecho. Ahora lo único que abrazo es a mi almohada.

Mi teléfono empezó a sonar otra vez, lo quería ignorar, no quería saber nada de nadie ahora mismo, pero al verlo y saber que Alexandra era la que llamaba solo respondí, no quería sentirme culpable.

—Hola mi amor, ¿Cómo te sientes? ¿Ya estás mejor?— preguntó con preocupación, enserio odiaba tener a la mejor novia del mundo ahora mismo.

Me quedé callado unos segundos, siempre digo que estoy bien, pero ahora quería decir que quería estar muerto, pero su voz me despertó de este pequeño pensamiento intrusivo

—Alonso, ¿Me escuchas?—

—Hola, perdón, estaba distraído, si estoy... —miré a la nada un segundo y suspiré silenciosamente—mejor que antes, gracias por preguntar.

—Me alegro mucho, oye, ya salí de la fiesta, sé que es temprano, pero era muy aburrido estar sin tí, Paloma estuvo todo el tiempo besándose con Adrián y casi no me hablaba, y verlos me hacía extrañarte. Bueno, sólo llamaba para eso, para saber si estás bien, nos vemos mañana — e hizo el sonido de un beso.

—Sí sí, te veo mañana, te quiero, chau — ella también se despidió y apreté el botón de "colgar".

Me quedé en silencio un rato, mirando a la nada, no había sido el mejor día de mi vida, ¡Pero al menos tuve tiempo de pensar!, no me llevó a nada, ¡Pero tuve tiempo de eso!. Era temprano aún, apenas las 9:41, no había cenado, realmente no tenía hambre, sólo quería dormir y nunca más despertar.

Mañana será mejor.

Principito (ABDL)Where stories live. Discover now