24 de julio - OLAYA

6 2 0
                                    

OLAYA

No, está claro que no está saliendo como toca. No quiero desmotivar a Cayetano, pero con esa actitud no se va a ligar a Sara en la vida. Ni a ella, ni a nadie más.

—Vale, ¿y si probamos otra cosa?

—¿Cómo qué?

—Imagina que soy Sara, ¿qué me dirías?

Tal como cierro la boca me doy cuenta de que es una pésima idea. Cayetano se queda callado, mirándome tan fijamente como yo a él, tiene la cara roja y está sudando, aunque es probable que sea por el maldito calor que hace aquí dentro. Yo estoy igual, un goterón me resbala por la espalda, tengo el pelo mojado, me pica el brazo.

—Vale, da igual.

—Vale —accede a la vez.

—No, no, déjalo.

—No, quiero intentarlo. —No aparta la mirada y eso me pone más nerviosa. Se moja los labios con la lengua. No puedo evitar mirar. No puedo apartar los ojos de su boca. ¡¿Dios, qué me pasa?! —Sara, yo... —Que me llame con su nombre duele como un puñal atravesándome el estómago, más que el brazo tras el accidente—. Lo siento, Oly, no funciona. No... No quiero que seas Sara.

—No me voy a transformar en Sara. Es solo para practicar.

—No me he expresado bien. No quiero que hagas de ella, no es lo mismo, no... Tú eres tú. Te miro y todo es más sencillo.

No sé si eso me hace sentir mejor o peor, la verdad.

Como el sabor a helado de limónWhere stories live. Discover now