PRÓLOGO

359 48 2
                                    



Draco dio un brinco en su lugar cuando un relámpago iluminó la habitación oscura. Se mordió los labios y apretó con fuerza las manos contra el vientre. Normalmente no solía dormir demasiado y esa noche no era la excepción, pero Draco hubiera deseado que su desvelo se debiera a algo de su interés, como una buena lectura, no a que rogaba a quien fuera para que su padre sobreviviera. Lucius Malfoy, rey de Inglaterra, había sufrido un grave accidente junto a su esposa y madre de Draco, Narcissa Malfoy quien, por desgracia, no había sobrevivido. Draco aun lloraba en silencio la muerte de su madre y rogaba a dios para que su padre sobreviviera, no había nada que lo asustara más que quedarse solo y tener que verse así mismo como el nuevo rey de una nación.

Desde niño, Draco había sido instruido en cada uno de los asuntos reales con la finalidad de que estuviera listo para ascender al trono cuando fuera el momento indicado, pero él aún no se sentía capacitado para cargar con el peso de la corona sobre su cabeza. Su padre debía sobrevivir, no podía dejar sobre sus hombros el destino de miles de personas, pero sobre todo no podía dejarlo solo. La lluvia golpeaba con fuerza los cristales de las ventanas cuando de repente unos golpes en la puerta lo hicieron prácticamente correr hacía ella para abrirla. La ama de llaves, la señora Weasley, tenía los ojos enrojecidos y las manos fuertemente apretadas.

—Draco... lo siento tanto —musitó la mujer.

Draco no necesitó escuchar nada más para salir corriendo de su cuarto y atravesar el pasillo hasta la habitación que ocupaba su padre. Cuando entró, vio al médico de la familia terminando de guardar sus cosas y su padre en la cama completamente inmóvil. El hombre volteó a verlo e hizo una reverencia.

—Lamento su pérdida, su alteza —dijo el médico antes de salir del cuarto. Draco tragó saliva y se acercó hasta la cama. Cuando miró a su padre fácilmente podría haber pensado que estaba sumido en un sueño profundo, pero la falta de respiración lo regresó a la realidad: Su padre estaba muerto. Draco se sentó a su lado y tomó la mano de Lucius con fuerza.

—Padre... ¿por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste? —preguntó con voz quebrada cuando nada pudo hacer contra las lágrimas que se deslizaron por sus mejillas—. ¿Qué se supone que haré ahora? —Draco ahora estaba completamente solo, con la carga de gobernar un país y con hombres que sin duda cuestionarían sus capacidades. En realidad, ni siquiera él mismo se sentía capaz de ser rey. Draco pasó la noche en la habitación de su padre y no dejó que nadie se acercara, no dejaría que tocaran el cuerpo, de ser necesario él mismo lo prepararía para el funeral.

Cuando el sol borró cualquier rastro de oscuridad, Draco salió de la habitación y bajó las escaleras, ni siquiera le importaba que aún estuviera en camisón y bata, necesitaba hablar con la señora Weasley y pedir su ayuda. Tuvo que sujetarse del barandal cuando vio a los sirvientes reunidos en el lugar. Todos bajaron la mirada e hicieron reverencias.

—Su majestad... —dijeron todo al unísono. Sólo entonces Draco cayó en su nueva realidad: era el rey de Inglaterra.

***

*Próximo capítulo: Sábado 13 de enero*

El deber de la corona (Harco/Omegaverse) (EN PAUSA)Where stories live. Discover now