El Tango de las Espadas: Duelo a la Luz de la Luna (8)

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En medio de la encarnizada batalla, la presencia de Kagura se destacó con una gracia singular. Con su cabello blanco largo ondeando como un halo, piel clara y bonita, ojos claros que reflejaban la profundidad de su poder, y una figura delgada que irradiaba encanto, Kagura se presentó como una visión encantadora en el campo de lucha.

Su presencia, aunque adorable, no dejaba engañar a nadie sobre su destreza y habilidades mortales. Envuelta en el poder del yin y el yang, Kagura sostenía el ancestral paraguas de Seimei con una elegancia que contrastaba con la feroz batalla que se desarrollaba a su alrededor. Su delicadeza exterior ocultaba la fuerza y determinación de una verdadera maestra Onmyouji.

Cuando el Seimei Umbrella y Kagura se fusionieron, la combinación de su atractivo y poder creó una imagen impresionante. Un aura mística los envolvió, destacando aún más la belleza única de Kagura mientras desataba su magia en el campo de batalla. La danza de su cabello blanco y la agilidad de sus movimientos encantaban a aquellos que tenían la suerte de presenciar su arte marcial.

En ese momento, el encanto de Kagura no solo residía en su apariencia, sino en la armonía que creaba entre la gracia y la letalidad. Era un recordatorio de que la verdadera fuerza a menudo se encuentra en la fusión de aparentes contradicciones. Con cada movimiento elegante y cada destello de magia ancestral, Kagura demostraba que la belleza y el poder podían coexistir, creando un espectáculo hipnotizante en medio del caos de la batalla.

Hanzo continuaba luchando con tenacidad a pesar de los ataques letales de Kagura y Hayabusa. Aunque la combinación de poderes era formidable, la voluntad de Hanzo demostraba ser superior. La batalla prolongada continuó por varias horas, cada ninja desplegando sus habilidades y estrategias con maestría.

En un instante crítico, la oscura determinación de Hanzo alcanzó su cenit. La luz mortecina de la luna iluminaba su rostro mientras, con un gesto calculado, estuvo a punto de ofrecer a Hanekage la sangre de sus adversarios caídos. Hayabusa y Kagura, exhaustos pero decididos, yacían en el suelo, víctimas potenciales de la oscura sed de poder que habitaba en la espada Ame no Habakiri.

Hanzo, envuelto en la dualidad de su existencia, sostenía la espada con un propósito siniestro. El filo centelleante reflejaba la gravedad de su elección, y en ese momento tenso, el destino de Hayabusa y Kagura pendía de un hilo. La maldición que acompañaba a Ame no Habakiri resonaba en la quietud de la noche, a la espera de ser alimentada con la sangre de los caídos.

El silencio en el campo de batalla era ensordecedor, solo interrumpido por el susurro del viento entre los árboles ancestrales. Hanzo, con los ojos fijos en sus indefensas presas, estaba a punto de desencadenar un giro trágico en la danza mortal que había envuelto a los guerreros. 

La tensión en el campo de batalla era palpable cuando, de repente, un grito resonó en el aire. Hanabi, con un rápido y preciso movimiento, desató su habilidad de shuriken gigante que se abalanzó sobre ellos.

El ataque repentino de Hanabi dejó a Kagura, Hayabusa y Hanzo momentáneamente aturdidos, creando un breve respiro en la intensa lucha. La hermosa y valiente guerrera había irrumpido en el enfrentamiento, impidiendo que Hanzo llevara a cabo su amenaza de destrucción. Su intervención no solo salvó a sus seres queridos, sino que también cambió el rumbo de la batalla, ofreciendo a los guerreros exhaustos una oportunidad para reflexionar sobre el conflicto que los había llevado a ese punto.

El campo de batalla quedó envuelto en un silencio tenso mientras todos evaluaban las nuevas circunstancias. Los ojos de Hanabi reflejaban determinación mientras sostenía su posición, lista para defender a sus seres queridos. La mirada de Hanzo se encontró con la de Hanabi, y por un instante, la ferocidad en su expresión vaciló ante el reconocimiento de la conexión que aún compartían.

Destino Entrelazado en Sombras MLBBWhere stories live. Discover now