El tono, una, dos, tres veces...

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Me gusta comer con las manos
también cocinar para ti
vestido con tus pantalones
y la camiseta con la que dormí

Me gusta soñar con mis planes
me gusta más que dormir
tramándolos mientras descansas
soñando en canciones que haré para ti

Me gusta compar las palabras
y hacerlas bailar para ti
me gusta mirarlas danzando
diciendo las cosas que me prometí

Si nunca me cierras la puerta
harás lo que quieras de mí
siempre que nunca me cambies
por esa persona que algún día fui

De mí un pandero – Iván Ferreiro


Si no me contesta a la décima, cuelgo.

- ¡Hola, Guapa! Dijo con ese entusiasmo que me alegraba el alma.

- Hola, mi vida. Oye, ¿tenías planes para nosotras esta noche? Es que estos te quieren conocer. Le pregunté terminando de empacar los equipos y clasificando los cambios de vestuario cuidadosamente.

- Pues, después de verte en plan directora quería que me ordenaras hacer un par de cosas...

Me abalancé sobre el móvil que estaba sobre la mesa del café en el que nos encontrábamos TODOS. A buena hora se me ocurrió poner el altavoz, ¡NO! ¡Se bloqueó!

- y repetir y repetir hasta que...Seguía diciendo ella y estoy segura que si hubiéramos estado en los 70s ella estaría jugando seductoramente con el cable del teléfono.

Por fin pude desactivarlo y ponerme el móvil en el oído.

- quedarás satisfecha con el resultado. Amelia continuaba diciendo en el tono más femme fatale que tenía, y era muy amplio su repertorio, valga aclarar.

- ¡Amelia, los tengo acá al lado! Sin estar haciendo malabares ya me podían salir las palabras.

- ¿Luisi, me tenías en altavoz? Su carcajada retumbaba en donde sea que estuviera metida.

- Lo siento, tenía las manos ocupadas, no sabía que te ibas a poner en ese plan. Cubría mi boca como si eso pudiera cubrir sus intentos de seducirme.

- Cariño, vas a estar aquí 3 días y ya nos gastamos una noche, ¿cómo no se te pasó pensar en qué plan iba a estar? Continuaba riéndose con ganas.

- Ya, inocente que es una. Le contesté derrotada, retirándome hacia la puerta cuando vi que las 9 personas que estaban conmigo se estaban riendo a mis expensas.

- ¡Por favor! De inocente solo tienes la carita. Bufó Amelia sin esconder lo cómico que le sonaba. - ¿Y qué quieren hacer? Preguntó ya más calmada.


- Pues, ¿te podrías pasar por el apartamento? Patricia y Maruxa no se pueden trasnochar. Mateo y Federico no sé sin aptos para consumo humano. Mis hermanos ya sabes como son y Sebastián no es que vaya a aportar mucho. Pero, Marina te quiere conocer y no sabía cómo te sentirías con eso. Le molestó que se hubiera enterado de sopetón que tenía novia. Solté un suspiro mientras me masajeaba las sienes. 

- ¿Cómo? ¿Y es que tienes novia? Me lo hubieras contado, yo no salgo con mujeres comprometidas. Amelia tenía la habilidad de ponerse juguetona en un segundo.

- No sé ni para que hablo contigo, estás de un tonto. Ahora era yo la que me sentía jugando con el cable del teléfono.

- Soy tu tonta, son los efectos colaterales de andar contigo. La imaginé sacándome la lengua y si la hubiera tenido cerca me hubiera ido tras ella.

- Entonces, ¿quieres compartir con estos? Yo haré la cena. Remarqué con orgullo.

 
- Mmm, si puedo probar tus otras habilidades, con mucho gusto me pasaré por allá. (Tomó aire) Vida, había algo más...no quiero que te molestes, pero esta mañana no te lo pude decir. Amelia había soltado sus pretensiones de conquista y la notaba algo nerviosa.

- ¿Me tengo que preocupar? Me aparté otro poco quedándome apoyada contra una columna.

- Si confías en mí, no. Amelia dijo como si se estuviera poniendo su armadura

Deséame SuerteWhere stories live. Discover now