Capítulo 18

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- Bueno, pues aquí me tienes

- Aquí te tengo

Alex está hermoso, nunca supo si su tipo eran los morenos, pero hay algo en la manera en cómo le cae el sol en la frente que hace que se le olviden las palabras, el alafabeto, su idioma. Además, sigue sin creer que fue Alex quien vino a verlo a él. Es lo más romántico del mundo.

Alex se voltea

- hay cámaras, a las tres.

Henry ya se había fijado en esto. Por nada en especial. Se pregunta si a Alex no le importe que está sudado y huela a caballo.

Oye, ¿no tenías... una cosa —pregunta Alex— que querías... esto... enseñarme?

Oh Dios, Alex está loco.

Tiene que voltear a mirar a todos los millonarios que le pagan monóculos a bebés y rectifica lo que le dijo.

- ¿Ahora?

- Me ha llevado cuatro horas y media de coche llegar hasta aquí, y dentro de una hora tengo que regresar a Washington, así que no sé en qué otro momento esperas enseñármelo.

Primero piensa que los americanos son muy lanzados. Que rico. Y después piensa que ese es un pensamiento típico de Alex y no suyo. Si vamos a jugar a esto hay que hacerlo bien, entonces suelta una carcajada y lo toma del hombro como si fueran besties.

- Sí, claro, acompáñame.

Cuando siente el contacto de Alex bajo sus brazos no puede evitar tener el impulso de dar saltitos de alegría. Lo conduce a un cuarto donde guardan todo lo de agricultura, lo suficientemente bonito como el resto de la instancia, pero pequeño para no llamar la atención. Huele a crema de cuero y parece sacado de un capítulo de Pasión de Gavilanes

—¡Una mazmorra donde practican el sexo los blancos ricos! —exclama Alex en voz alta mientras Henry cruza por detrás de él. Henry toma un látigo de cuero para cerrar la puerta y Alex debió malinterpretarlo porque la cara que pone lo hace pensar que puede desmayarse en cualquier momento. Aunque él también.

- ¿como dices? Esto es el cuarto de aperos

- la verdad es que me da lo mismo - dice Alex mientras lo toma del cuello.

¿Alguna vez ha mencionado que Alex es un muy buen besador? Este beso no se parece a ninguno que se hayan dado antes, donde a Alex había que llevarlo de la manita en algunos pasos, aquí Alex es seguridad, es la fuerza de sus brazos y más estable que la tierra bajo sus pies.

Se les escapa un gemido.

- Ah...estás...ridículo - dice Alex mirándolo de arriba a abajo. ¿Ya olió a caballo?

"—¿Quieres que...?

Henry da un paso atrás, apoya un pie en un banco que hay cerca y le pregunta con la mirada si debe desabrocharse los protectores de las rodillas.

- ¿Qué? No, claro que no, déjatelos puestos

Mi americano fetichista, si no estuviera tan caliente le daría risa. No sabe en qué momento termino sentado, sobre una mesa, con un bulto en su pantalón blanco.

- Dios, pero ¿qué haces? Ni siquiera soporto mirarte. - Alex no habla en serio ¿o si?. Debe descubrir algo en su expresión porque dice - No, a ver, lo que he querido decir es que... me pones furioso. —Henry vuelve a poner el pie en el suelo con mucho cuidado. Prefiere irse ya, luego pensará en lo que significa

- Ven aquí, vamos, joder. - Alex es rarísimo

—Estoy un poco confuso. - logra decirle Henry

—Yo también, joder —dice Alex con algo parecido al sufrimiento ¿trajo sus pastillas para la ansiedad? —. Mira, no sé por qué, pero todo esto... —hace un ademán que lo señala — está... afectándome muchísimo, así que tengo que hacer una cosa.

Y sin más ceremonia pone sus manos en los muslos de Alex y los sube hasta su broche, desatando su pantalón.

- Ay Dios - no sabe si lo dice en su cabeza o en voz alta

- ya - le afirma Alex mientras le baja el calzoncillo

Alex tiene una cara de heterocurioso o de que le gusta mucho lo que ve, una combinación entre admiración y miedo.

Pone su pulgar con mucho cuidado en la cabeza y mira a Henry durante todo el tiempo, comienza a hacer círculos ¿cuantos años han tenido de preliminares? ¿10? Solo sabe que cuando su boca encierra esa parte de él podría ser una película porno, porque sus expresiones son un circo. Las de ambos.

Alex está sonrosado, tiene el pelo revuelto y lo mira desde abajo. Se le escapan muchas groserías a Henry y aunque es la mamada más rara que le han dado (tal vez sea la primera vez de Alex) eso lo hace especial y con un último pensamiento de deja llevar.

Se viene en Alex porque es su lugar seguro.

- Sigo estando muy enojado contigo.

- como digas - replica Henry sin prestar atención y respirando rápido.

Alex se contradice trayendo a Henry hacia si para darse besos profundos como de enamorados, el tipo de besos que daría un príncipe azul. Piensa en su primer beso y en cómo se sintió raro y húmedo y tal vez tenía mucha lengua, en ese momento se preguntó por qué los humanos juntaban sus bocas y le llamaban a eso amor en todos los libros que leía.

Ahora cuando separa sus labios de los de Alex le encuentra sentido a todos los "vivieron felices para siempre" cuando siente electricidad en el pecho y deja de contar los besos.

Salen del cuarto en silencio y ve el monovolumen en el que se va a Alex, quiere prometerle un futuro juntos y nunca saber más sobre despedidas. Sería una primera dama.

- Supongo que no vas a ir por Kensington en un futuro próximo.

—¿Ese agujero de mierda? —replica Alex guiñándole un ojo—. No, si puedo evitarlo.

—Eh —dice Henry, ahora con una ancha sonrisa—. Eso es faltar al respeto a la Corona. Insubordinación. He mandado a hombres a las mazmorras por menos que eso.

- no me amenaces con pasarlo bien - le dice Alex yéndose con las manos al aire.

Henry no quiere dejarlo ir.

Así que la historia, eh? - Rojo blanco y sangre AzulWo Geschichten leben. Entdecke jetzt