Pensamientos intrusos

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Casi doce horas después seguía cuestionándose por haber llorado antes de regresar a su casa

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Casi doce horas después seguía cuestionándose por haber llorado antes de regresar a su casa. Culpaba a la pareja acaramelada que se habían estado besando por más de una hora en las mesas afuera de la tienda y culpaba el doble al chico alto que compartía el nombre con Hyungwon. Pero la verdad era otra, no dejaba de pensarlo ni un solo momento. Era extremadamente difícil no pensar en él durante las noches y cuando no estaba ocupado para que llegara un hombre con el mismo nombre a plantarse afuera de su trabajo.

Esa noche, lloró de camino al departamento y por fortuna logró calmarse a unas cuadras del edificio. Supo ocultar el color rojo debajo de sus ojos, pero cuando le habló a Hyungwon y su voz ronca lo delató tuvo miedo de ser cuestionado.

Pero Hyungwon no lo hizo.

Nuevamente, como todos los días anteriores, se planteó la posibilidad de perdonarlo y aceptar ser su amigo, tal cual le propuso en su segunda visita. El rostro de Félix apareció sorpresivamente en su memoria y con él, los recuerdos dolorosos. Cerró su corazón y abrió la boca para correrlo.

No era lo que quería.

Como tampoco deseaba que Félix se encontrara con Hyungwon.

—¿Por qué no vamos a tu casa? —preguntó Hoseok, jalando de su novio en dirección contraria.

Yong negó arrastrándolo.

—Mi tía está ahí —dijo con una sonrisa tímida—. No quiero que nos escuche.

—¿Escuchar qué? Solo vamos a platicar, tal vez ver una película.

Últimamente Hoseok se inventaba una inocencia que en nada encajaba con su edad ni con las cosas que había hecho meses antes.

Yong Bok se echó a reír. Se lanzó al cuello de Hoseok y rodeó sus caderas con las piernas. Con una risita adorable cubrió de besos el rostro de Hoseok buscando responder su pregunta con acciones.

—Disfruto hablar contigo y cada pequeño tiempo que estamos juntos —admitió, dejando un beso detrás de su oreja. La noche había caído hacía una hora y del lado de la calle donde se encontraban la iluminación era escasas, por lo que era difícil que alguien viera su intercambio de afecto—, pero te extraño, amor. Extraño tu cuerpo, tu calor, tus caricias. Te necesito.

Hoseok tragó saliva y forzó una sonrisa.

Su novio tenía razón, desde que Hyungwon se había presentado en su departamento no habían vuelto a tener sexo y a él no le molestaba, pero para Yong Bok era diferente.

La mano que no sostenía a su novio apretaba el borde de su camisa anaranjada con tanta fuerza que sus dedos comenzaban a acalambrarse. Sus pasos eran cada vez más lentos conforme se acercaban al edificio y ni hablar de la presión que se formaba en su cuello. Había empezado a formular una explicación corta, pero satisfactoria, para cuándo llegaran al edificio y se encontraran de frente con Hyungwon, incluso revisó la posibilidad de convencer a Félix de entrar por la puerta de emergencia, pero todo fue en vano. La calle estaba libre, no había ningún vehículo de lujo esperando.

Love or Sin?Where stories live. Discover now