Love

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La puerta se abrió y Hyungwon lo arrastró al interior de la habitación

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La puerta se abrió y Hyungwon lo arrastró al interior de la habitación. Había sido más difícil convencer a Hoseok de entrar que ocultarse de sus padres, ellos casi nunca estaban en casa y cuando lo hacían cada uno permanecía en un mismo lugar. Su madre en el invernadero y su padre en el taller. Cerró la puerta tras él y dejó que Hoseok inspeccionara el lugar antes de que le dijera la razón de llevarlo ahí.

—¿Seguro que duermes aquí? No me malinterpretes, es un lugar hermoso pero no parece un lugar cómodo.

Hyungwon asintió. Se despejó de la puerta y caminó hasta pararse junto al mayor.

—Como lo dijiste, solo vengo aquí para tomar un baño y dormir. Y a veces ni eso, en mi oficina tengo un cuarto de baño —Hyungwon encogió los hombros.

—Entiendo... —dijo Hoseok y metió sus manos en los bolsillos del pantalón—. El gris azulado es un color elegante pero también sobrio.

—No formé parte del equipo de decoración —rio Hyungwon—. La casa estaba así cuando la compraron y no vi necesario cambiar la pintura.

Hyungwon mordió su labio inferior cuando lo vio desviar la mirada de la cama hacia la pared de enfrente, donde estaba el cuadro. Una gota de sudor resbaló por su frente y cambió el peso de su cuerpo a su pierna derecha. No sabía sí Hoseok reconocería la pintura, hacía varios meses que la había comprado y desconocía la fecha de elaboración.

—No sabía que aún conservabas el cuadro —Hoseok se acercó al cuadro con una sonrisa tímida asomándose en las comisuras de su boca. Su mirada se iluminó, probablemente de orgullo.

—Es hermoso, ¿por qué no lo haría?

Hoseok encogió los hombros.

—Cuando lo compraste, creí que lo hacías para callarme —comentó riendo.

—No te voy a mentir, quería que dejaras de llorar —Hyungwon se inclinó sobre su espalda y le habló al oído—. Pero también quería tener un pedazo de ti en mi casa, algo que me recordara a ti cuando no pudiéramos vernos. Y funcionó, cada mañana al despertar lo primero que hago al mirar la cabaña es pensar en tus deliciosos besos.

—No nos hemos besado en mucho tiempo, ¿cómo puedes recordar eso?

Hyungwon recargó su cabeza en su hombro y cerró los ojos. Sabía lo patético que se vería delante de Hoseok si le dijera que cada noche soñaba con él y se despertaba con una erección que muy difícilmente bajaba con un baño de agua fría.

—Cuando comes un postre y te gusta, no recuerdas el sabor exacto pero sí las emociones y sensaciones que te provocó su sabor —dijo Hyungwon y aspiró el perfume impregnado en la tela gruesa—. ¿Puedes besarme?

Todo pasó tan rápido, como un ventarrón que destruye la calma en un par de segundos. Su cabeza se golpeó con la pared haciéndolo reaccionar. Abrió los ojos y gimió al darse cuenta de que sus brazos estaban sobre su cabeza y sus muñecas permanecían sujetas por una mano. La mano de Hoseok. Él apretó su cintura y se lanzó a su boca. Recibió lo que había pedido y más. Aspiró aire por la nariz mientras intentaba seguir el ritmo impuesto por Hoseok. Nunca antes lo había besado con tanto desespero y rudeza, pero le estaba gustando la nueva faceta de su novio.

Love or Sin?Where stories live. Discover now