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Choi San se mantuvo en silencio por un par de minutos en lo que se veían a los ojos, tragaba fuerte de vez en cuando cada vez que notaba alguna parte del cuerpo del menor. Su cuello frágil, sus labios sonrosados. La línea escultural de sus hombros por encima de las prendas e incluso su delgado pecho. Se había tomado su tiempo al inspeccionarlo y ya se encontraba duro.

Ante tales pensamientos sucios se desconcertó y volvió a la sala cuando se dio cuenta de lo que hacía. Se había avergonzado de sí mismo al parecer un adolescente en celo ante el joven e inmediatamente aclaró su garganta.

— Quería hablar contigo sobre algo. Ya te había mencionado que no estamos seguros de cuanto tiempo estarás aquí y será más seguro si te mantienes en la casa, será mejor que no salgas de la propiedad. Si te gusta leer puedes usar la biblioteca a tu antojo y puedes pensar en alguna actividad que quieras realizar, traeré a alguien para que te ayude con eso, ¿hay algo que quieras aprender? - dijo mientras veía su escritorio como si buscara algo con la mirada. Tomó lapiz y papel, esperando la respuesta de Wooyoung.

El omega se sorprendió por sus palabras, no esperaba aquello aunque tampoco sabría lo que el alfa tenía que hablar con él en cualquiera de los casos. No estaba seguro de querer preguntar sobre su familia o el accidente, no sabía si el alfa estaba consiente de los sucesos por los que había pasado anteriormente antes de conocerle.
Se lo pensó un poco, tal vez aprender algo nuevo en esa casa le daría más tiempo para conocer al hombre y llegar a ser cercano a él.

Wooyoung no sabía con exactitud que era lo que quería del alfa. No sabía que era todo eso que sentía por él al solo mirarle. Sus sentimientos eran una extraña nube luminosa en un cielo relampageante donde parecía que se avecinaba una tormenta pero vaya que se veía hermosa.

Jugó unos segundo más con sus dedos mientras se lo pensaba, todo lo que sabía lo había aprendido en casa. Nunca fue cómo los típicos chicos de barrio que salían a jugar con sus amigos, comer en restaurantes o siquiera ir a por una caminata. Wooyoung no sabía lo que era ir por las calles, no conocía la cuidad ni más personas fuera de sus dos padres. La primera vez que había visto tanta gente reunida había sido en el burdel en donde fue vendido. Resultaba extraño que se sintiera tan en confianza estando donde estaba y con quien estaba; un completo desconocido.

— Tal vez... ¿pintura? - habló con duda subiendo la mirada hasta el gran San, esperando por su reacción.
Él alfa no hizo nada más que asentir y anotar en aquella libreta con letra fina y preciosa. Le miró de nuevo con la ceja alzada.

— ¿Algo más? -

El omega se preguntó si tenía el derecho de pedir algo más, no sabía cual era su propósito en esa casa y lo que vendría por delante. Se lo pensó un poco más, ¿qué podría querer aprender además de la vida del ajeno? Lo que quería conocer era a aquella persona sentada frente a él con feromonas fuertes y calientes que comenzaban a meterse en su cabeza y cuerpo inexperto. Tenía las mejillas sonrojadas y calientes, su cuerpo sentía suaves espasmos y sus muslos se apretaban de vez en cuando. Era algo nuevo para él.

Wooyoung no conocía muy bien su cuerpo, mucho menos el de un alfa o beta. Tenía muy poco conocimiento sobre las relaciones sexuales como para saber que estaba excitandose por el hombre de olor a madera de pino. Tampoco estaba consiente que sus feromonas salían de él cada vez más dulces al olfato del alfa. Choi San apretó sus puños con intento de contenerse.

Era una situación peligrosa, estar ahí expuestos a sus feromonas de esa manera podría traer el celo de cualquiera de los dos y fue cuando el alfa se dio cuenta de eso. Wooyoung podría entrar en celo en cualquier momento y tenía que estar preparado para cuando eso sucediera.

— No puedo pensar en nada más, lo siento. - respondió a su pregunta anterior apenado.
San casi olvidaba de lo que estaban hablando pero se recompuso de inmediato, asintió con su cabeza un par de veces.

Painfully fated lover - WooSan Where stories live. Discover now