Cap 11

2.1K 276 36
                                    

—Dios, que horror—me cubro el rostro con las manos y Simón se carcajea, burlándose de mi desgracia—. ¿Qué hice para merecer esto?

Él sigue dándole vueltas a la carne que se encuentra en la parrilla.

Este era el plan. Solo un momento de amigos disfrutando de una buena comida en el enorme balcón de su departamento.

—Vamos, Stacy, Bratt no es tan malo—ríe—. Solo es... diferente a lo que te gusta. Eso no significa que sea un mal partido.

—No...—arrugo la nariz—. No digo que lo sea pero... vamos, Simón, ese hombre lucía completamente asombrado cuando tomé las riendas. Yo hice todo el trabajo y... detesto eso.

Ríe.

—Si, está bien—cede—. Bratt es más para las mujeres que buscan un príncipe azul. Y tú no buscas eso, sin duda.

—No lo hago, y que me perdone dios—me encojo de hombros—. Pero en serio, Simón, no animes sus ideas locas.

A Simón le divierte ver a los demás hacer el ridículo, así que básicamente animó a Bratt Lewis para que me invitara a salir.

Quise matarlo. Pero es Simón, y lo adoro, sé que no lo hace con mala intención y nada me cuesta simplemente decir que no y pedirle que no lo vuelva a hacer.

—No puedo evitarlo cuando todos babean sobre ti como idiotas—me mira y tomo un trago de mi cerveza—. Patrick ha estado preguntando que como es posible que jamás los haya presentado. Me tachó de traidor.

—El teniente Linguini es...—respiro profundo—. Bueno, joder, sin duda aceptaría irme a casa con él. Pero haber estado con dos del mismo grupo de amigos me basta, no necesito drama en mi vida.

Dos, si.

Simón era de los amigos más cercanos de mi hermano, lo conozco desde que tengo diecisiete y siempre me pareció un hombre sumamente atractivo con ese cabello negro, ojos azules y un carisma para conquistar al que no cualquiera se puede resistir.

Pero un día simplemente decidí besarlo en una fiesta. Una cosa llevó a la otra y terminé entregándole mi virginidad. O como quieran llamarlo.

Fue un gran drama cuando de alguna forma, es decir, alguien chismoso, mi hermano se enteró y casi lo mata.

Dijo que no lo quería volver a ver. Simón intentó remediarlo pero al final del día mi hermano es orgulloso y terco, jamás lo iba a perdonar.

Ambos hablamos y quedamos en que solo había sido eso, una noche. Pero de alguna forma cuando comencé la universidad siempre nos topábamos en salones, fiestas o en la cafetería y eso comenzó a acercarnos.

No es mi mejor amigo, pero es lo más cercano que tengo a uno.

—Oh, disculpa, no sabía que eras tan correcta—rueda los ojos en una clara burla—. Ya entendí que Patrick no, pero ¿qué tal Christopher?

—¿Qué con él?—frunzo el ceño

—Parece tenerte muy presente últimamente—se sienta a mi lado—. Creo que le fastidia que lo enfrentes, y creo que también le fastidia el desearte.

—Mmm, lo sé—exhalo—. Pero ya sabes que no me van los déspotas arrogantes que creen que pueden tener lo que quieran con un chasquido de dedos.

—¿Y desde cuando importa eso para follar?—enarca una ceja—. Es sexo, no es una relación, ni siquiera una amistad.

—No lo sé—muerdo mi labio recordando el momento que tuvimos ayer—. Te mentiría si dijera que no me lo follaría, pero soy su tutora y es un imbécil insoportable que tomará como una victoria el haberme follado. Me niego a darle esa satisfacción.

Give Me Everything [Christopher Morgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora