Capitulo 2

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                    La mentira mata la esperanza

23 de Julio de 1999.
Clovelly;Bideford
Reino Unido.
Por la tarde.

Luego de ese basto desayuno y una comida inexistente, tomo su mochila y salió con rapidez del autobús.
Bajo por la empinada montaña en la que vivía y camino unos cuantos kilómetros más.

Llegó luego de unos diez minutos. La escuela de la Srta. Michelle ya estaba recibiendo a los alumnos.

-Buenos días Jade -le dijo la Srta. sonriendo al recibirla en la puerta- ¿Como estás, querida? -en sus ojos se podía reflejar esa preocupación ya habitual cada que veía o hablaba con la joven alumna.

-Buenos días Srta. Michelle. -Fue lo único que la joven dijo sin apenas mirarla, entro con rapidez en el lugar.

La Srta. suspiró con tristeza.

Unas horas después estaban casi por terminar aquel día.
La Srta. Michelle había salido para traer algunos libros que mencionó olvidar en la biblioteca.
Jade se encontraba recostada sobre su vieja mochila la cuál había acomodado como almohada en su banca. Tenía los ojos abiertos y su respiración era apenas previsible.

-¿Jade? -escucho una voz familiar. La llamaba por su nombre en un tono bajo- ¿Jade? -veía borroso y escuchaba cada vez más lejana aquella voz, deseaba quedarse dormida y entonces ver a aquella persona a la cuál tenía la esperanza de ver de nuevo. Pronto.

Sintió una mano posarse en su hombro y luego como la movían con ligereza.

-Jade, ¿Estás bien? -fue entonces cuando reaccionó. Se levantó con rapidez y al alzar la vista se encontró con su amiga, Estefani.

Estefani la vió con preocupación. Jade iba a clases solo de vez en cuando. Se notaban unas enormes ojeras bajo sus ojos y su antes hermoso y brillante cabello rubio ahora estaba revuelto y enredado. Había adelgazado tanto que sus huesos se notaban y cuando caminaba se mareaba, se sentía en una especie de trance siempre.
Y claro como no hacerlo, dormía 3 horas si es que conseguía hacerlo, solo desayunaba un huevo o aveces un pan, su comida era agua y su cena un pan tostado seco. La escasez de dinero y las ganas de dejar este mundo le ganaban.

-Jade, por favor respóndeme, ¿Estás bien? -Estefani ya ahora con un tono desesperado al ver a Jade entrecerrando los ojos y perdiendo el control de su cuerpo. La movía con manía- ¿Jade?

Ella abrió los ojos de nuevo y se vio confundida, se sentó bien y la vió directamente a los ojos.

-¿Que pasa? -dijo en un susurro con una débil voz mientras que con su huesuda mano se tallaba los ojos. Hacía tiempo que no usaba sus lentes ya que se habían roto y no tenía dinero para repararlos haci que tenía que ir tocando la pared, incluso el suelo, para saber hacia dónde se dirigía.

-Jade, soy Estefani, ¿Me recuerdas? -la chica antes nombrada no respondió nada, solo la miraba fijamente tratando de reconocerla- ¿Estás bien? ¿Donde has estado?

-Estoy bien.

La Srta. Michelle entro en ese momento al aula.

-Vine de visita con mi marido hace unos días, ¿Donde esta Nay?

Casi lo había olvidado. Su joven amiga Estefani se había fugado a los 17 con un tipo cinco años mayor que ella y hasta ahora, a sus 24 años, tenía dos hijos y tres años de casada viviendo en quien sabe donde.

Jade al escuchar pronunciar ese nombre de nuevo viniendo de Estefani, tomó su mochila y sin importarle se levantó con brusquedad dando un par de pasos.
Cayó al suelo en el momento, completamente inconsciente.

Se volvió a encontrar una vez más en aquel lugar callado y obscuro donde el dolor parecía desaparecer. Sonrió.

27 de marzo de 1991.
Clovelly,Bideford;Reino Unido.

Estaba bastante emocionada por aquel día.
Era por la mañana y se estaba preparando ese lunes con entusiasmo esperando llegar a la escuela y encontrarse a Nay, esa hermosa pelirroja chica que la traía vuelta loca.

No había dejado de sonreír desde el sábado que la había vuelto a ver.
Se sentía tan intensamente feliz solo de pensar en volver a verla.

Unos minutos después salía de su casa con mochila en mano dando pequeños saltos dirigiéndose a su escuela.
Los lentes se le cayeron varias veces al ir saltando pero no le podía importar menos.

Llegó y la Srta. Michelle la recibió como todas las mañanas, con una gran sonrisa. Eran buenas amigas.

Jade fue hasta su banca y se sentó, había llegado temprano así que esperaba a que los demás llegaran. A que ella llegara.

Movía sus pies con emoción y mordía sus uñas.
Los demás alumnos comenzaron a llegar. El ruido se hacía presente y la aula se llenaba.
Espero y espero hasta que la Srta. Michelle cerro la puerta.

Nay no había llegado.
Jade perdió cualquier tipo de alegría o esperanza que se hubieran encontrado en ella esa mañana.
Su corazón parecía later más lento cada vez.

Dos horas después Jade se encontraba recostada sobre su mochila en su banca mientras estaban en su descanso para almorzar. Ella había olvidado su almuerzo en la alacena por irse corriendo tan emocionada al salir de casa.

-Jade -escucho una voz lejana llamándola- ¿Jade? ¡Jade! -la voz retumbó en sus oídos y se levantó con rapidez. La Srta. Michelle la llamaba.

-Lo siento Srta. ¿Que pasa? -dijo avergonzada.

-Alguien te está buscando -dijo con una sonrisa de lado señalando hacia la puerta.

Jade entonces volteó a ver. Ahí estaba. Nay la veía con esa sonrisa hermosa parada desde la puerta. Llevaba un vestido blanco con rosa pastel de manga larga con encaje combinado con unas botas hermosas blancas con tacón y su cabello pelirrojo tan hermoso amarrado con un listón.

Jade suspiró profundamente y esa sonrisa con la que había despertado volvió. Sintió mariposas en el estómago y sus ojos se llenaron de un amor profundo.
Caminó con lentitud para llegar hasta la pelirroja.

Al llegar con ella ninguna de las dos pronunció una sola palabra.
Nay la tomó de la mano con suavidad acariciando su palma con cariño, la jaló con ligereza para que salieran.

-Lamento no haber venido. Yo si quería pero mis padres prefirieron que me quedará a desempacar la vajilla y limpiar un poco, tenemos un desastre en casa. -hablaba con esa sonrisa mientras el sol le pegaba directo en sus ojos. Jade comenzaba a creer que aquello no era real.

Nay metió la mano en el bolsillo de su vestido. Ese vestido le pareció tan especial a Jade por el echo de tener bolsillos.

-Mira -le entrego un pedazo de papel donde había escrito su dirección de casa- Aquí es donde vivimos ahora, un poco más arriba -señalo. Jade tomo el papel- Por si te gustaría escribirme o si no...ya nos veremos -le dijo con una sonrisa pícara y un tono coqueto mientras la tomaba del cuello con suavidad y se acercaba precozmente. Le dio un beso en la mejilla que sonó y se quedó grabado en la memoria de Jade.

-Claro -dijo ella apenas respirando mientras Nay la soltaba y la veía de pies a cabeza con tanto morbo que Jade tembló.

Nay se fue sin dejar de sonreírle dejando a Jade completamente paralizada en su sitió. Se miró a ella misma, a lo que llevaba puesto. Una falda azul hasta las rodillas con sus botas negras de siempre, su camisa blanca con flores y su cabello rubio amarrado. No entendía la mirada tan deseosa de Nay, la cuál la había echo sentir bastante bien.
Sonrió alegre y dio un par de saltos con emoción mientras procuraba guardar bien el papel con la dirección.

Tocó su mejilla. Paso su mano con lentitud sobre la marca de beso que Nay había dejado con su labial rojo fresa. Un millón de mariposas aparecieron y su mundo se pintaba de color rosa.

So This Is LoveWhere stories live. Discover now