Capitulo 7

0 0 0
                                    

                    ¿Podrías prometer jamás irte?

29 de Julio de 1999.
Clovelly;Bideford
Reino Unido.
Jueves.

Eran las nueve de la noche cuando Jade regreso a su pequeño autobús en la montaña.
Estaba agotada.
Había salido de la escuela a la una de la tarde y entro a trabajar media hora después.
Su turno en la cafetería termino a las ocho pero tuvo que quedarse a limpiar.

Ni siquiera los tenis se quitó cuando se acostó en la cama y se quedó profundamente dormida, aún con las gafas puestas y la mochila en su espalda.

No tendría clase al siguiente día ya que la señorita Michelle saldría de viaje y regresaría hasta el martes.
Estaba aliviada por eso.
Solo tenía que lograr despertar antes de las doce del día de mañana para estar lista para el trabajo al siguiente día.

Iba bien según su parecer.
Ya había estado haciendo la rutina de levantarse tempranisimo a hacer la tarea, darse una ducha y desayunar, para después irse a la escuela, de ahí al trabajo y regresaba a casa a dormir.
Había veces que no comía ni incluso cenaba, pero estaba poniendo todo de su parte para salir adelante.
Quería seguir estudiando, quería ser veterinaria.
Amaba a los animales.
Su sueño era vivir en una granja de animales rescatados, tener un refugio y ocuparse de todo aquello.

Desde el martes había acordado los horarios con la señorita Bailey.
Pensaba que tal vez en unos días más se iría acostumbrado.
Pero apesar de sentirse con energía, alegría y con ganas de seguir estaba fatigada todo el tiempo, se mareaba, veía borroso y aunque no había vuelto a desmayarse había estado apunto de hacerlo durante su horaria de trabajo.
La había pasado horrible. La señorita Bailey la mando a casa y se sintió tan miserable e inservible que lloró toda la noche.

Se lo platicó a Estefani por llamada el miércoles por la mañana. Ella insistió en que Jade le prometiera ir al doctor.

Jade pensaba que no era importante, que solo debía seguir.
Pero no podía. No tenía tantas fuerzas y aquello le impedía poder hacer las cosas que necesitaba.
Así que el viernes antes de irse a trabajar paso con el doctor Parker y agendo cita para el lunes.
Solo esperaba poder aguantar.

7 de abril de 1991.
Clovelly,Bideford;Reino Unido.
Domingo 10:30 a.m.

Jade se encontraba en su habitación.
Se estaba preparando.
La invitación a comer de Nay había sido completamente seria. Estarían los papás de Nay y ellas dos.
Le dijeron que llegará allá a las doce.
Aunque era temprano para estarse preparando estaba demasiado nerviosa lo cuál la hacía retrasarse.

Aún ni siquiera le preguntaba a su madre si podía ir.
Seguía en pijama.

Bajo las escaleras en silencio. Su madre había descansado. Estaba sentada en la mesa tomando té verde mientras leía el periódico.

-Mami -dijo parándose frente a ella con las manos tras la espalda.

Su madre alzó la vista del periódico y la miro curiosa.

-¿Porque aún no estás cambiada? ¿Ya desayunaste?

-No...es que...

-Quieres ir a ver a Nay -dijo segura de sus palabras regresando a su periódico.

-Me invito a comer con sus padres. A las doce. Yo quería saber si...

-Puedes ir Carey. No preguntes. Sabes que confío en Nay. Es una buena chica. Lamento si dije algo malo de ella -dijo en voz baja.

Jade se quedó paralizada. Jamás en su vida había escuchado a su madre pedir perdón por algo. Jamás su madre había sido amable con ella al hablarle.

Tomó asiento aún confundida sin quitar la vista de su madre.

-No. Esta bien mamá, no tienes porque...

-Claro que sí. Se que Nay es muy importante para ti -la miro a los ojos, casi sabiendo algo- Se que no he sido tan buena contigo y lamento eso también. -se quedó callada un par de minutos en los que Jade la miraba tan confundida- No escuches lo que tus tías dicen.

Jade asintió.

-No quiero que hagas algo solo porque yo quiero.
Quiero que tú misma decidas si quieres casarte o no. Quieres que tú decidas lo que harás con tu vida y que rumbo tomarás. Siempre jure no ser como mi madre pero ayer me di cuenta que lo era. Y no quiero eso. Quiero que seas libre. Perdóname Carey.

Jade no paraba de mirarla. Su madre tenía lágrimas en los ojos. Había dejado el periódico a un lado y tenía la vista baja.

No supo que hacer ni decir. Jamás pensó que eso pasaría.
Se levantó, rodeo la mesa y llegó hasta su madre.
La abrazo.

-No se como habrá sido la abuela, pero si fue tan terrible, no eres como ella. Eres una gran madre. Nos has dado todo lo que necesitabamos a mí y a mi hermano. Tu sola. Eres tan fuerte. Muchas gracias por eso mamá.

Se quedaron casi diez minutos abrazándose. La madre de Jade no paraba de llorar.

Una media hora después Jade subió a su habitación por petición de su propia madre.
"Se te hará tarde" dijo.

Aún estaba asombrada tanto como agradecida.
Eso había sido como una cura al corazón.

Puso música en su radio. Subió el volumen. Estaba The Smiths reproduciéndose.
Comenzó a alistarse.

Se puso un hermoso vestido de corsé con mangas abullonadas de un color rosa pastel con azul cielo tan bonito. Era su vestido favorito.
Se puso sus botas de siempre. Trenzo su rubio cabello y se maquillo un poco.
Se puso una sombra muy ligera azul, labial rosa y un poco de rubor.
Pinto sus uñas de azul cielo.

Al estar lista bajo las escaleras con una pequeña mochila sujetada a  la espalda.
Su madre cocinaba alegre tarareando.

-No tardaré en volver mami.

-Esta bien Carey -dijo sonriente y se dirigió al refrigerador. Saco un plato lleno de frutas y quesos- llévalos por favor a la señora y el señor Gibson, los saludas de mi parte.

-Claro -sonrio tomando el plato y después de despedirse salió de casa subiendo calle arriba.

Llegó cinco minutos tarde lo cuál la hizo avergonzarse pero puso la excusa de que tenía que ir lento para que las frutas no cayeran.

-¡Jade! ¡Que gusto verte! -exclamo la señora Gibson al abrir la puerta, se lanzó a abrazarla.

-El gusto es mío señorita -dijo feliz.

Ambas entraron y el señor Gibson salió de la cocina a saludar a Jade.

-Cuanto tiempo sin verte Jade -sonrio sacudiendo con cariño el cabello de Jade.

-Esto es para ustedes, de parte de mi madre -les entrego el plato.

-¡Que delicia! -la señora Gibson tomo el plato y en ese mismo momento se echó dos uvas a la boca.

Bajo Nay corriendo hacia Jade. Se dieron un abrazo duradero con tanto amor.

-Te extrañe pookie -susurro en su oído.

Jade tuvo escalofríos.

-Yo también te extrañe cookie. Te extrañe mucho anoche. -susurro para después sonreír al ver la cara sonrojada de Nay. Ni siquiera había dicho aquello con algún morbo pero la hizo feliz la reacción de su amada.

-Bueno, que les parece sí mientras esta la comida jugamos algún juego de mesa -dijo la señora Gibson sacando cinco juegos del armario alado de la puerta principal.

Se sentaron alrededor de la mesita en la sala de estar y jugaron durante casi dos horas.
El señor Gibson estuvo preparando la comida.

Jade se sentía tan feliz. Todos los acontecimientos de aquel día habían llenado por completo su corazón. Sentía que cualquier otra cosa buena que pasara la explotaría de la emoción.
Todo estaba bien con su madre. Estaba pasando tiempo con la familia del amor de su vida y todo iba de maravilla.
Era como un sueño.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 11 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

So This Is LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora