Capítulo 1

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Severus Snape se sentó en silencio en la escalera de abajo y observó al pequeño Harry zumbando a los pies de su padre en su escoba de juguete. Este año era Mabon en casa de los Potter, una especie de Día de Acción de Gracias para la gente mágica, y en la casa se respiraba el aroma de la tan esperada comida navideña.

Después de la guerra, el mundo de los magos estaba listo para una nueva vida, y Snape no había sido una excepción. Había costado mucho esfuerzo reavivar la amistad entre Lily y él, pero con los tiempos cambiando y el futuro mejorando, y con todo lo que él había hecho por la Orden, ella no podía evitar perdonarlo por sus palabras hirientes de hacía tantos años.

Observó a Harry con una media sonrisa mientras zumbaba antes de que el chico casi se estrellara contra él. -Cuidado ahí-. Bajó a Harry de su escoba y lo lanzó por los aires antes de volver a cogerlo. -Casi me das-. Harry se limitó a reír y a contonearse con entusiasmo para que lo dejara bajar.

Justo cuando Snape volvía a colocar a su niño favorito de dos años en su escoba, la puerta principal se abrió con un estruendo.

-¡La diversión ha llegado!- Sirius Black, equipado con su larga melena negra y su cara barbuda, mostraba orgulloso el paquete de veinticuatro cervezas que amablemente había traído consigo. Cerró la puerta con el pie y le entregó la bebida a un James de mirada muy agradecida. -Muchas gracias. Ahora, ¿dónde está mi ahijado?-.

Harry, tan emocionado por ver a su "tío" favorito, voló hacia allí, directo a una de las espinillas de Black. Severus sonrió satisfecho, y rió en voz muy baja.

Sirius hizo una mueca y se frotó la pierna, pero rápidamente se sobrepuso y levantó a Harry de la escoba antes de que pudiera golpearlo de nuevo. -¿Así es como decimos hola?-.

-¡Hola!-.

-Así está mejor, y permíteme recordarte que yo te compré esa escoba, así que si vas a chocar con alguien debería ser con ese imbécil grasiento de ahí-.

James suspiró y golpeó ligeramente a su amigo en el hombro. -No delante de Harry. Sabes que Lily no quiere que aprenda palabras como esa-.

-Sí, sí-. Sirius volvió a dejar caer a Harry en su escoba y le apuntó a las piernas de Snape antes de dejarle despegar. Harry, sin embargo, se desvió hacia un lado y salió de la habitación con James siguiéndolo protectoramente detrás.

Sirius, quedándose donde estaba y sintiéndose como en casa, se tiró en el sofá, cubriendo suficientemente los tres cojines, mientras Severus volvía a sentarse en su escalera reclusa. -Entonces, Snivellus, ¿qué crees que estás haciendo aquí?-.

Severus lanzó una mirada venenosa. -Tengo todo el derecho a estar aquí, Black. ¿Por qué estás aquí? ¿No deberías estar con tu familia? Después de todo, tu madre se está muriendo. Me parece muy poco honrado de tu parte no despedirte de ella-.

-¿Qué sabes al respecto?-.

-Apuesto a que mucho más que tú-.

La sola idea de que su familia estuviera tan unida a alguien como Snape le quemaba las entrañas a Black. Echaba mucho de menos a Regulus, pero cuando su madre borró su nombre de su precioso árbol genealógico, se acabó. No iba a volver, ni por ella, ni por nada, aunque eso significara que Reg estaría cabreado con él durante un tiempo. -No me gusta que andes con mi hermano a mis espaldas-.

-No sería a tus espaldas si te molestaras en aparecer de vez en cuando-.

-Vete a la mierda-.

-Tú primero-.

-Ahora chicos, Sirius quita los pies de mi sofá, quiero que se porten bien en mi casa. Saben cuánto los adora Harry a los dos, y no quiero que ninguno de los dos lo envenene contra el otro. ¿Entendido?- Lily había salido de la cocina, con la cuchara de madera cubierta de pudín apuntando amenazadoramente en sus direcciones como si fuera su varita con la que los estuviera amenazando. -¿Y dónde está mi abrazo?-.

ANOTHER SIRIUS SNAPE STORYWhere stories live. Discover now