Capítulo 9

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Habitación por habitación, pasillo por pasillo, silla por silla, la casa iba volviendo poco a poco a la vida. Tres meses viviendo en su obra en construcción y por fin estaba terminada, pero el patio seguía pareciendo una jungla muerta de malas hierbas. Quemarlas fue la mejor idea que Severus pudo reunir y Sirius se contentó con seguirlo y recortar la vegetación no deseada que crecía demasiado cerca de los árboles para la comodidad de Severus. Los árboles, al parecer, seguían prosperando a pesar del frío que se avecinaba y de la maraña de hierbajos y Severus no estaba dispuesto a arriesgarse a dañarlos ahora prendiéndoles fuego accidentalmente de alguna manera.

A Sirius le preocupaba más lo bien que Severus podía controlar con tanta facilidad una magia oscura tan poderosa como el fuego demoníaco y lo dispuesto que estaba a utilizarla para una tarea tan mundana, pero la verdad es que resultaba bastante chulo ver al águila de fuego volando mientras se abalanzaba sobre la hierba muerta. Sin embargo, casi le da un infarto cuando Severus gritó de sorpresa y apagó las llamas.

Después de un momento de escarbar entre la zarza de espinas que tenía delante, Severus se volvió hacia Sirius con una sonrisa. -¡Tenemos moras! Oh, míralas todas. Ahí, ahí y ahí-. Señaló a lo largo de las orillas del arroyo que atravesaba perezosamente tiró su propiedad. -Tenemos que mover la fiesta de inauguración de la casa para el próximo martes para Michaelmas-.

-¿Qué es Michaelmas?-.

-Una excusa para atiborrarte de moras-.

Sirius sonrió. -A mí me parece un buen momento-.

-Era mi fiesta favorita de pequeño. Mi madre y yo íbamos al río a recoger moras, montones de ellas. Luego la ayudaba a hacer ponqué de moras, tarta de moras, mermelada de moras y OH. Juro que comía eso todos los días hasta Navidad. Incluso cuando empecé a ir al colegio, siempre me enviaba uno de sus tarros de mermelada... al menos durante los primeros años-. Su sonrisa se desvaneció ligeramente por un momento antes de volverse hacia la casa. -Supongo que hoy no me ayudarás a recoger un poco-.

-Sólo si puedo comer un poco mientras lo hago-. Volvieron a subir por el sendero y sacaron de la cocina una sartén grande y un bol para mezclar y llenarlos con las bayas oscuras y jugosas. -Entonces, ¿por qué se detuvo?-.

-¿Hm?-.

-Dijiste que tu madre sólo te mandó mermelada los primeros años. ¿Por qué dejó de hacerlo?-.

Severus se arrodilló y empezó a recoger las bayas durante un rato antes de contestar, con cuidado de no quedarse atrapado en el nido de espinas. -Murió-.

No fue tanto lo que dijo lo que hizo que Sirius dejara de recoger bayas, sino cómo lo había dicho. Estaba amargado, enfadado porque su madre había muerto.

Severus se dio cuenta de que Sirius estaba de mal humor y se encogió de hombros. -No tienes que sentirte mal por ello, de todas formas no éramos tan amigos-.

-Pero sonabas tan... feliz por lo de los Mickeymas o lo que sea...-

-Recoger y arreglar esas moras fue realmente el único tiempo de calidad que tuvimos. Era algo que podíamos disfrutar haciendo juntos sin que mi padre nos molestara demasiado... le gustaba comer lo que hacíamos, así que casi nos dejaba en paz esos días. Fue... agradable, por un tiempo-.

-No parece que te gustara mucho tu padre-.

-No me gustaba. Me alegré de verle marchar-.

Se quedaron un rato en silencio antes de volver a sacar el tema.

-¿Te llevabas bien con tu padre?-.

Sirius esbozó una pequeña sonrisa torcida. -Sí. Es decir, seguía siendo un purista, pero no parecía importarle tanto como a mamá. Nos llevábamos bastante bien la mayor parte del tiempo. Podía ser muy relajado y divertido, ¿sabes? Siempre parecíamos papá y yo, y Reg y mamá... y cuando él murió, mi madre se puso peor, como si tuviera que compensar su ausencia para mantenerme a raya. Murió cuando yo aún estaba en la escuela. No quería volver a casa ese verano, no sin que él estuviera allí-.

ANOTHER SIRIUS SNAPE STORYWhere stories live. Discover now