Como un perro

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El sábado en la noche había quedado atrás pero la mente de ambos seguia ahí en la fiesta, rodeados de desconocidos, besándose sin poder parar.

Sin embargo no volvieron a verse con el correr de los días; Blas le había enviado mensajes que Esteban respondió con una sonrisa enorme, pero temia el encuentro, había sido lindo estar juntos pero ahora se sentia culpable, Blas era mayor pero para él, ante sus ojos, era un nene y se sentía algo avergonzado por todas esas veces en las que pensó en él de un modo lascivo.

Ya era jueves,última hora y su última clase del día por fín había terminado.
estaba terminando de juntar los trabajos de sus alumnos que, llegada la hora, habían corrido fuera del aula, cuándo una voz suave se filtró en sus oídos.

-¿me estás evitando?

-¿que sos? ¿un fantasma? ¡no aparezcas asi!-gritó asustado. no había visto a Blas ni entrar ni acercarse a él

el chico se rió y rodeó el escritorio apoyándose en uno de los primeros bancos.
llevaba una mochila colgada de un hombro y la funda de una guitarra acústica en el otro.

-queria verte

Esteban cerró su portafolios y se acomodó las mangas del saco

-estuvimos ocupados, estas semanas de parciales...

-yo siempre tengo un tiempo, Estebi, que  vos no me quieras ver es otra cosa

-que pibe demandante-le dijo sonriendo

-¿y cuál hay si lo soy? voy por lo que quiero

-¿y que querés?

Blas se separó del banco y caminó hacía él apoyando sus manos en el escritorio

-a vos te quiero profe

Esteban no pudo evitar emitir un leve suspiro, podía sentir desde su lugar el perfume de su desodorante y la intensidad de esa mirada que parecía alegre y brillante.

-¿tenés clases ahora? porque yo me voy a casa y si querés...

-¿puedo ir?

Esteban sonrío con ternura, Blas podía ser muy tierno cuándo se lo proponía.

-seria un honor, chiquito

●●●

Luego de un corto viaje en el auto del mayor acompañados por música y algunas charlas sin importancia llegaron hasta la casa.
Esteban abrió la puerta y lo dejó pasar primero.
Blas conocía esa casa, había estado alli antes y siempre era igual: extremadamente limpia y ordenada, decorada en detalle con cuadros importantes y plantas bien ubicadas.

caminó aún con la mochila en su espalda pero sin la guitarra que había dejado en el auto y miró la tupida biblioteca.

-¿tenés más libros, Esteban? en nada vas a tener que comprar otra casa solo para ellos

-y bueno, soy un tipo aburrido según la pendejada

Blas se rió y caminó hasta el sofá dónde el dueño de casa había dejado el portafolios, apoyando su cuerpo en el respaldo, quedando frente a frente

-yo diría que sos un tipo interesante

-interesante, pero no tengo juegos yo, te vas a aburrir acá-comentó nervioso. llevaba tiempo conociendo y compartiendo tiempo con Blas, pero desde el sábado pasado las cosas habían cambiado y se sentían distintas, ahora su cercanía lo alteraba

Blas sonrío y dejó la mochila en el suelo, consciente de que esa desprolijidad lo estaba volviendo loco

-¿y no puedo jugar con vos?-preguntó, también nervioso pero algo más seguro, llevaba tiempo esperando un momento como ese-hace mucho que quiero jugar con vos

Esteban se sentía fuera de contexto, era cierto que no había podido dejar de pensar en que lo que hacía estaba mal, Blas tenía que estar con gente de su edad y no perdiendo el tiempo con él.

Lo vio inclinarse y apoyarle las manos en el ruedo de la camisa, sacandosela del pantalón.
intentó besarlo pero él lo evitó

-chiquito, para

Blas se detuvo y volvió a su pose anterior, mirandolo confundido

-no entiendo

-no quiero que pienses que te traje para esto

-¿que problema hay con eso? a mi me re gustas vos, ¿que pasa?

-no sé, es...¿que estamos haciendo?

-yo intento sacarte la ropa-le respondió volviendo a sonreír. Esteban no dijo nada, queria avanzar y seguirle el juego pero algo lo detenía-bueno,perdón,no te quería incomodar-agregó algo avergonzado-mejor me voy-dijo mientras tomaba la mochila

-espera-dijo el rubio. él se quedó dónde estaba-es...te llevo muchos años

-no son tantos, y soy un adulto yo,me gustas asi como sos

-y vos a mi, mucho

-¿querés que me quede? no hace falta que hagamos nada

Esteban sonrío y lo miró, parecía apenado y se odio por eso.
Se acercó hasta él y recorrió su cuerpo con la mirada, él era bastante alto pero Blas lo era aún más, para mirarlo a los ojos debía levantar la vista

-¿porque sos tan alto y chiquito a la vez?

Blas sonrío y lentamente se sentó sobre el respaldo quedando a su misma altura

-listo, ahora me tenés acá, me podes besar

Sin demorarse, Esteban lo hizo.
fue un beso largo, con ganas.
sus manos tomaban la delgada cintura mientras las de Blas colgaban de sus hombros

-quiero que te quedes acá conmigo-le susurró sobre los labios, y eso hicieron.

●●●

Improvisando con lo que había en la heladera, Esteban preparo un almuerzo y se sentaron a comer.
él se tomó todo el tiempo del mundo en acomodar sus cubiertos y la servilleta mientras Blas,haciendo gala de su ansiedad joven, devoraba; Empezó a cortar una porción de la comida cuando lo miró, tenía salsa en toda la boca y los dedos manchados de lo mismo

-realmente pareces un perro comiendo

-cocinas rico-le dijo con la boca llena-es tu culpa

-me alegro que te guste, chiquito-le dijo embobado, lentamente las diferencias parecían no importar, había algo más interesante creciendo entre ellos dos.

Chiquito: 𝐛𝐥𝐚𝐬 𝐱 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧Where stories live. Discover now