Capítulo 4

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La mente de Izuku viaja por lugares lejanos, siendo consciente de que en una semana volverá a su nación. Por supuesto que no desea volver, pero no tiene otra opción.

De algún modo, el hecho de que Katsuki lo acompañe, lo hace sentir seguro y al mismo tiempo expectante. No tiene idea de como se sobrellevarán las cosas o de que formas podrá ser posible que Izuku sobreviva a su estadía en Kiusta.

Aunque debía admitir que Katsuki no iba a jugar. Llevaba más de trescientos soldados, veinte doncellas para asistirlo y los generales centuriones se encargarían más que nada de la escolta del emperatriz de Cass.

Estaría totalmente protegido por aquellos que lo acogieron en su tierra, a pesar de no entender el motivo por el cual Katsuki es tan amable con él.

Desde que llegó al reino y conoció al joven señor de diez tiernos años, él se había encargado de proteger a su emperador.

Si bien a sus dieciséis años no tenía fortuna, seguidores o algún poderío más que el nombre del emperatriz, Izuku se hizo de sus medios para lograr proteger a Katsuki. Trabajó arduamente durante dos años para llamar la atención de la alta sociedad de Cass y doblegar a los enemigos del emperador.

El encanto prudente y la atrapante forma de socializar con las personas que tuvo Izuku, le dio la protección que necesitaba.

En una guerra por el poder absoluto en contra de aquellos que querían asesinar al joven monarca, él tenía que utilizar todos los medios posibles.

Los leales súbditos del emperatriz eran también leales súbditos del emperador. No había uno sin el otro.

Para todo Cass era así. Su emperador pudo mantenerse en el trono por el esfuerzo del emperatriz y el emperatriz logró sobrevivir en el imperio por el bello interés que su emperador mostró en él.

Izuku lo protegió de todas las formas posibles. Sus propias sombras cuidaban más del emperador por orden suya.

Hay un momento en particular en la vida de Izuku que recuerda con vergüenza y dolor, sabiendo que en ese momento era la vida de un asesino o la vida de un Katsuki de doce años.

Apenas un año desde que fue nombrado emperador y los asesinos llegaban por montones. Todo el mundo quería matar al joven alfa que estaba a cargo del imperio de Cass.

Izuku no lo permitió, por supuesto.

Entre Katsuki y cualquier persona, siempre elegiría al niño que no lo miró con asco y le dio un motivo para vivir.

Ese día, con el asesino en frente de él, amordazado y atado, Izuku sintió lástima. En su ser no estaba hacer daño a las personas, pues comprendía que cualquier dolor es horrible. Sin embargo, por aquel niño que lo aceptó, podría hacer hasta lo más horrible.

Esa era su lealtad, y tiempo después, ese fue su amor.

Como un omega deseoso de afecto, ha amado a Katsuki desde que lo conoció.

No con ese amor romántico que caracteriza a los amantes, si no con ese amor de un siervo a su señor.

Es por eso que no logra comprender porque el emperador, al tiempo presente, parece cuidarlo como si fuera la porcelana más fina y delicada.

¿No sabe que él mató por protegerlo?

Es imposible que Katsuki ignore alguna cosa, él tiene ojos y oídos en todas partes. ¿Por qué lo trata como si fuera algo precioso?

Desde el principio Izuku sabe que Katsuki no lo marcará. Llegó como un omega que en cualquier momento podría ser desechado.

Entiende que en cualquier momento puede llegar alguien y tomar el lugar en el que está.

El puesto de emperatriz no lo merece.

El lugar al lado del gran emperador Katsuki solo debería llevarlo alguien digno de él.

¿Cómo podría ser digno de un alfa tan atento, comprensivo y bueno como Katsuki, un omega que fue abusado toda su vida por su condición y que al presente sigue con secuelas que han dañado su corazón?

Izuku lo sabe. A sus veintisiete años, lo único que entiende es que será reemplazado por alguien que si valga la pena.

Se tiene en tan poca estima que no acepta todo el amor de palacio, del reino, ni de él mismo.

Se lo ha preguntado muchas veces. ¿Qué hará cuando llegue la verdadera persona que debe estar al lado de Katsuki?

¿Luchar?

¿Pelear por un título que solo se le fue encargado mientras el joven emperador crecía?

Su único deber era proteger el imperio, proteger al emperador y proteger esa corona tan preciada y por la cual muchos pelearon y batallaron.

Cuando llegue el momento, ¿podrá irse sin que en su rostro sea visible el dolor?

***

Katsuki lo observa. Desde lo alto de su palacio, en su oficina, puede ver a Izuku jugando con algunos niños mientras sus doncellas le piden que por favor no corra junto a ellos y que se mantenga tranquilo.

Sus ropas siguen siendo las mismas de siempre, sobrias, de colores poco atractivos, cubriendo su rostro con ese velo que cada vez le parece más una molestia.

Desea arrancarlo, al igual que esas prendas que no le permiten ver ni un asomo de piel más que sus manos.

El deseo de su alfa por tomarlo cada vez es más fuerte, más intenso, pero sabe que no debe apresurarse.

Izuku aún no está listo. Y hay que arreglar un montón de problemas antes de poder dar rienda suelta a sus pensamientos más oscuros.

Esos pensamientos eran mucho más calmados ahora que había entrado a la adultez joven que cuando era un adolescente.

A la edad de catorce, quince años, su alfa estaba desquiciado. Era ver a Izuku y que una erección fuera visible en sus pantalones. Estaba tan deseoso de él que no podía contenerse.

Sus celos fueron lo peor sin duda. Se encerraba semanas en su habitación, encadenando sus manos a los barrotes de una ventana para evitar ir con Izuku y dañarlo de alguna manera. El dolor que sentía por tener que contenerse era tremendo, pero sentiría aún más dolor si fuera con Izuku y este aceptara sin más.

Izuku le diría que si a cualquier cosa que él propusiera, porque para él sigue siendo su Señor. Su amo. La persona a quien debe servir.

Pero Katsuki no quiere eso.

Es lo mismo con la marca.

Katsuki no lo marcará si Izuku no se lo pide. Entiende que el omega está tan arraigado a Kiusta y sus costumbres de mierda, que casi se impone a si mismo ser obediente y sumiso hasta la muerte.

Y él sabe que Izuku tiene tanta sumisión como carácter.

¿A caso podría haber gobernado el imperio sin carácter? A un monarca demasiado amable lo destruyen, y a un emperador muy tirano lo ejecutan.

Izuku fue el termino perfecto de un líder y eso es lo que Katsuki siempre ha necesitado. Sabe que con él puede gobernar tranquilamente Cass durante toda su vida.

Pero insiste en lo mismo. Izuku necesita decir lo que quiere, lo que desea.

No puede ser que todo gire en torno a Katsuki.

Era muy inmaduro en años anteriores como para que pudiera hacerle entender eso al omega, pero ya está en la edad de que las cosas se aclaren, de que Izuku comprenda que Katsuki lo quiere.

De que Katsuki lo ama.

***
Holaa.
Es un capítulo corto, pero con este doy inicio a los capítulos semanales. Rige para todas las historias. En mi perfil encontrarán el horario.
Espero que les guste y le den mucho amor a los capítulos.
–Hada💫

Eternamente, tú (Katsudeku + omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora