"Encuentros Mágicos, El Baile de los Opuestos"

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Los días en el Instituto Phoenix pasaban y Dracon, quien solía encontrarse a Moon por casualidad con frecuencia, no la había visto desde aquel día en el laberinto. A excepción de algunas pocas clases que compartían, solo podía vislumbrarla a lo lejos. Después de terminar de leer el libro que ella le prestó, decidió devolvérselo. Sin embargo, a pesar de buscar a la pequeña rubia con la mirada todo el tiempo, según él, solo para devolverle el libro, no lograba encontrarla en ninguna parte. Entonces, decidió buscarla en el lugar donde sabía que a veces ella solía escaparse: el bosque encantado.

Una vez adentrado en el bosque, buscó en el gran roble donde la había visto en ocasiones anteriores, pero no la encontró allí. A punto de rendirse, escuchó el sonido de hojas crujientes y rápidos pasos cerca. Intrigado, decidió investigar y quedó fascinado ante la vista que se le presentó: Moon estaba allí, descalza. Sus pequeños pies parecían pálidos y con tonalidades violetas debido al frío suelo cubierto de hojas, bajo un gran sauce llorón. La rubia danzaba sola, su cabello revoloteaba al ritmo de sus movimientos y sus brazos realizaban movimientos peculiares cada vez que giraba. Vestía un largo y suelto vestido color blanco similar a un pijama, el cual se movía con gracia al compás de sus movimientos, como si estuviera bailando en perfecta sintonía con ella.

Dracon quedó pasmado ante la vista, frunciendo el ceño mientras intentaba comprender la escena. Sin embargo, no noto hasta despues que ella no estaba realmente sola. Pequeñas hadas observaban a la rubia desde las ramas de los árboles, riendo alegremente. Algunas incluso se unieron a Moon en su danza, volando a su alrededor y dejando un rastro de destellos mágicos a su paso.

El cerró los ojos con fuerza para volver a la realidad y decidió que ya había estado observando durante demasiado tiempo. Temía que su prolongada presencia pudiera parecer extraña, así que interrumpió el espectáculo con una mueca y en tono de burla, pregunto "¿Descalza otra vez, Lovelock?". Inmediatamente, las hadas que estaban cerca de Moon volaron asustadas hacia el árbol. La rubia se detuvo y lo miró con sus grandes ojos grises, saludándolo con un pequeño: "Hola". Luego, continuó danzando mientras respondía: "Es hermoso sentir la tierra con los pies descalzos, ¿no crees? Deberías intentarlo".

El levantó una ceja con incredulidad y preguntó: "¿Por qué no vas a tu habitación en lugar de estar aquí congelándote?". Moon se detuvo, lo miró con una sonrisa y dijo: "Estoy pasando un buen momento con las hadas. No te preocupes, no tengo frío". Siguió girando y riendo mientras lo hacía.

"No me preocupo, pero pareces una chiflada", espetó el rubio, cruzando los brazos y apoyándose en un árbol para observarla con más detalle. Moon se encogió de hombros, ignorando sus palabras, y continuó con su danza.

El suspiró y rió para sus adentros. Sus ojos brillaban al ver cómo el sol iluminaba la silueta bailarina de Moon. Las hadas, con aspecto elegante y una gran belleza, tenían rasgos femeninos y grandes alas que brillaban con colores vivos y resplandecientes. Su piel parecía estar iluminada desde el interior, como si tuvieran su propia luz. Las pequeñas criaturas se unieron nuevamente a Moon, creando un espectáculo mágico. Los rayos del sol resaltaban el cabello de ella, haciéndolo brillar junto a los destellos solares. La figura diminuta de la rubia danzante se confundía con una de esas hermosas criaturas. Dracon no pudo evitar pensar en ese momento que tal vez, solo tal vez, Moon se veía cautivadora ante sus ojos...

Luego del repentino pensamiento, el rubio pasó su mano por su rostro, deslizándola hasta su cabello platinado, saliendo nuevamente de su trance. Con una expresión de preocupación, continuó: "¿Es esto lo que has estado haciendo? Ni siquiera has ido al comer".

Moon, ya un poco agotada, detuvo su baile y se acercó a él con intriga. Una alegre sonrisa iluminó su rostro mientras preguntaba: "¿Estuviste buscándome?".

Por supuesto, Lovelock, pero solo para devolverte esto". sacó el libro de alquimia y lo puso rápidamente en las manos de ella. Hizo una leve mueca y se dio media vuelta para retirarse.

Moon lo detuvo con un suave agarre en su ropa, lo que lo sorprendio. Él volteó y la miró, arqueando una ceja. "¿Qué estás haciendo?", preguntó con curiosidad.

La rubia desvió la mirada y tímidamente le preguntó: "¿Te gustó el libro?".

Dracon frunció el ceño y apartó la mano de Moon de su abrigo, tomando distancia. "No necesitas tocarme para preguntar eso. Sí, el libro es bueno. Gracias Lovelock, y adiós", dijo de manera tajante y fría.

"Realmente la pasé muy bien jugando contigo en el laberinto", dijo ella, sonriendo con nostalgia y mirandolo con ternura.

Dracon frunció el ceño y cruzó los brazos, mirando a Moon con escepticismo. "Eso solo fue una casualidad, Lovelock. No tenías por qué estar conmigo".

La rubia levantó una ceja y se acercó un poco más a el. "No creo en las casualidades. Tal vez pudo ser el destino", dijo, sonriendo inocentemente como si hubiera descubierto algo.

El se burló y rodó los ojos. "¿Por qué el destino querría algo como eso? Más bien, parece una burla", bufó.

Ella levantó las cejas y miró al suelo con una mueca. "Tal vez el destino quiere que seamos amigos", dijo mientras le sonreía dulcemente y buscaba su mirada.

Dracon miró a Moon con incertidumbre y luego sonrió. "Pues el destino debe ser tan raro como tú. No veo por qué tú y yo seríamos amigos".

Aunque eso parecía carecer de sentido, después de todo, era cierto. Últimamente no paraba de encontrarse con Moon, y eso había causado una extraña cercanía entre ellos. Aunque él no quería involucrarse demasiado, si no era la casualidad la que los juntaba, su cabeza no paraba de pensar en ella y buscarla. Esa pequeña y peculiar rubia le causaba una extraña mezcla de sentimientos. Tan solo verla haciendo sus locuras, como bailar descalza en el frío invierno, le provocaba un extraño calor en el pecho que podía inquietarlo y, a la vez, tranquilizarlo. Dracon quedó pensativo y luego flexionó su cuello. "Nos vemos, Lovelock", se despidió, alejándose lentamente del bosque encantado con cierta incertidumbre en sus pensamientos.

Phoenix✨ Dracon Y Moon✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora