Can't help falling in love with you

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Sus cuerpos se movían al compás de una melodía imaginaria, los brazos del menor rodeaban el cuello del azabache acariciando con la yema de sus dedos suavemente la nuca del mismo con la cabeza apoyada en su pecho, mientras que las manos del mayor e...

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Sus cuerpos se movían al compás de una melodía imaginaria, los brazos del menor rodeaban el cuello del azabache acariciando con la yema de sus dedos suavemente la nuca del mismo con la cabeza apoyada en su pecho, mientras que las manos del mayor estaban en su cintura guiándolo. 

Wise men say, only fools rush in. But I can't help falling in love with you —cantó en un murmuro el mayor, acariciando su cintura con cariño.— Shall I stay? Would it be a sin. If I can't help falling in love with you? —siguió tarareando el ritmo.

Los latidos del corazón de Pedri le trasmitían mucha paz, mientras que bailaban allí con esa canción que una vez Pablo dijo que era una de sus favoritas aún lo recuerda.

—¿Cómo es qué aún recuerdas que es mi favorita? —susurro moviendo lentamente los dedos para enredarlos por su cabello azabache.

— Siempre recuerdo todo lo que te gusta Pablo —movió una mano por la espalda del menor acariciando con sutileza.

Sus cuerpos se movían al mismo ritmo, sentían tanta paz que jamás pudieron sentir, eran ellos, el sol escondiéndose lentamente pintando de un color cálido el cielo y el ruido de las olas rompiendo en la costa. Los latidos de sus corazones estaban sincronizados aunque no lo notasen.

— Pablo...—murmuro.

— Hum...

— De ti me gustan tantas cosas —suspiro — Hasta tu nombre se me hace único, aunque media España se llame así  —ambos rieron levemente —Pero para mi eres perfecto, con tus ojitos almendra, tu sonrisa tan brillante, tu sentido del humor tan retorcido, tus hermosos mofletes, tus pestañas, tu voz  —sonrió — Todo tu es hermoso y me encantas tanto como no tienes idea Pablo, incluso amo tus berrinches y tu malhumor —añadió escuchando la encantadora risa del menor.

— Me hiciste sonrojar, gilipollas —se quejó sintiendo su rostro caliente.

— Amo todo de ti —musitó dejando un beso en el cuero cabelludo del menor.

Pablo suspiro enamorado, que más podía pedir, Pedri era magnifico literalmente se sacó la lotería con él.

 — Sabes cuando te vi por primera vez... —cerró los ojos —...todas las putas canciones de amor tuvieron sentido.

Así era Pablo, podría sentir miles de cosas bonitas por alguien pero por culpa de su padre nunca supo como expresarse correctamente o más bien como dar amor a alguien, se le daba mejor lo físico que las palabras. Le fascinaba la manera en que el canario lo miraba, cuando sonría, cuando se preocupaba por el e incluso cuando se burlaba de él.

— Siempre estás en mi mente Pedri, si pensarte fuera un delito ya estaría en la cárcel por acoso mental  y malditamente agradezco que nadie pueda leer mi jodida mente  —ambos rieron.

Era raro para ambos recordar el momento en el que se conocieron ya que no sabían cuán importantes iban a ser para el otro en su vida, era la magia de conectar y a la vez coincidir, ambos iban a la deriva navegando en un mar de problemas pero de un momento a otro chocaron y fue el accidente más maravilloso que les pudo pasar.

De Canarias A Sevilla {Gadri}Where stories live. Discover now