Epílogo (1)

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Violeta se abrazó intentando que su enorme abrigo de plumas la cubriese aún más del aire invernal que estaba enfriando los días. Era mediados de diciembre y las gélidas temperaturas hacían mella en los lugareños, según las noticias iba a ser un invierno especialmente frío en la zona así que Violeta tenía que empezar a concienciarse de eso. Mientras caminaba esquivando transeúntes cargados con bolsas aprovechando para comprar lo necesario para navidad, no pudo evitar recordar las cálidas temperaturas que disfrutó en Menorca hacía un par de meses. Ay, Menorca.

Un pequeño tintineo anunció la entrada de la pelirroja a aquella pequeña cafetería que tanto adoraba, que tantas veces le había servido como refugio después de dar clases interminables o de sentir que el mundo se le venía encima, y buscó la mesa de siempre.

-Perdón por tardar, amorch, este frío anula mi ser. -se disculpó la pelirroja quitándose el abrigo y la bufanda.

-No te preocupes cielo, lo entiendo perfectamente. -Frente a ella se encontraba Bea, mejor amiga de la granadina y compañera de trabajo. La madrileña se había mudado junto con su novia a Motril haría un par de años enamorada del mar y daba clases de piano en la misma escuela que Violeta.

Así fue como se conocieron y se hicieron las mejores amigas. Bea era la chica más amable del mundo, siempre tenía una sonrisa en el rostro y podías contarle cualquier problema porque daba los mejores consejos. Por casualidades de la vida, Bea se equivocó de clase el primer día y entró en la de Violeta, donde se encontró a la pelirroja preparando las cosas para la clase. Compartieron un par de palabras y Violeta la ayudó a llegar a su clase y, como ambas eran nuevas en la escuela, se convirtieron en uña y carne.

Una vez que Violeta pidió un café bien calentito, Bea le sonrió amablemente. -Cuéntame, amiga, ¿qué tal estás? -

-Bien, odiando este frío, yo necesito calor. -dijo bromeando la pelirroja y agarrando el café con ambas manos para intentar calentárselas un poco. -Pero todo bien.

-¿Y con Chiara? -le preguntó la chica. Nada más llegar a Motril, lo primero que hizo Violeta fue hablarle a Bea de la inglesa. Le contó absolutamente todo lo vivido con Chiara por qué, aunque durante el verano le contase alguna pincelada, Bea quería conocer todo con pelos y señales. Bea sabía lo mal que Violeta lo había pasado con anteriores parejas, así que ver la felicidad con la que la pelirroja le contaba todo lo que vivió con Chiara, la ponía de lo más contenta.

La pelirroja no pudo ocultar la sonrisa que se formó en su rostro con la mera mención de la inglesa. -Bien, la echo mucho de menos.

Durante los casi 3 meses que llevaban de "noviazgo", tanto la pelirroja como la ojiverde usaron los fines de semana para viajar y poder verse. Chiara le enseñó sus sitios favoritos de Barcelona y Violeta la llevó a casa de su abuela y a conocer a sus padres. Chiara tuvo el detalle de visitar la playa de Barcelona y buscar una concha para llevársela a abuela. La mujer, emocionada, le agradeció muchísimo y no tardó en hacerle saber a su nieta lo encantada que estaba con Chiara. 

No podían decir que todo era un camino de rosas, porque estaba muy alejado de la realidad. En muchas ocasiones se echaban tanto de menos que no podían evitar hacer videollamada fuera la hora que fuera. Tanto Chiara como Violeta habían llorado muchas noches pensando en un futuro juntas que parecía no llegar y menos ahora.

Después del concurso de talentos, y a pesar de la victoria aplastante de Denna, un caza talentos de Universal se puso en contacto con Chiara para ofrecerle una reunión con ellos. La ojiverde, en principio, se iba a negar a aceptar cualquier tipo de oferta de ninguna discográfica ya que ella estaba muy centrada en terminar sus estudios en la ESMUC, pero, después de mucha insistencia de parte de Violeta para que fuese a esa reunión, Chiara no pudo quedar más enamorada del estudio y de lo que le ofrecían. 

Ahí, es donde venía la parte mala. Chiara podría seguir en la ESMUC sin problema, pero, el poco tiempo que le quedaba libre, lo pasaba en el estudio componiendo. Por las noches, al llegar a casa, intentaba hablar un ratito con Violeta, pero siempre estaba tan agotada que se quedaba dormida en mitad de la videollamada. Los fines de semana, apenas les servían, por que Chiara no podía irse a ningún lado y el único rato que tenían para ellas era el sábado por la tarde y el domingo por la mañana. 

Aún así, Violeta permaneció junto a la ojiverde. Iba todos los fines de semana que podía a pesar de verla pocas horas, se pasaba horas esperando esa llamada de Chiara que quizás no llegaría pero aún así ella esperaba, ayudaba a Chiara a organizarse con los estudios y las sesiones de estudio porque la inglesa era un poco desastre.

Bea miró a su mejor amiga elevando una ceja. No se había creído ese bien y Violeta lo sabía. -¿Qué pasa, Vio?

-No pasa nada, de verdad. -La pelirroja suspiró y Bea elevó ambas cejas. -Es solo eso, que apenas puedo hablar con ella. A ver, no me malinterpretes, estoy super orgullosa de ella y super contenta de que pueda demostrar al mundo el talento que tiene...

-Pero... -dijo Bea para indicarle a su amiga que quería que siguiese hablando.

-Pero a veces me gustaría poder pasar más tiempo hablando con ella. -Violeta dio un pequeño sorbo a su café y fijó la mirada en un remolino que hacia la madera, acercó su mano a este y acarició la áspera superficie. -No quiero quejarme ni mucho menos porque bastante tiene la pobre con la ESMUC y la discográfica, pero sí echo de menos a mi Kiki.

Bea alargó la mano para colocarla sobre la de la pelirroja. -Amor, ¿tú te acuerdas de aquella vez que discutí con Claudia, que me quería volver para Madrid? -la pelirroja asintió. -Tú me dijiste que por aquello que uno ama tiene que luchar hasta la saciedad. Sé que la situación no es la misma porque vosotras apenas lleváis 4 meses liadas, pero, yo sé lo pillada que estas por Chiara, ¿por qué no luchar un poquito más?

La pelirroja suspiró. En ningún momento había cruzado por su mente la idea de dejarla, ni mucho menos. Pero le dolía no poder estar todo el tiempo con Chiara como lo habían estado en Menorca.

-Vio, tía, te he visto hablar con Chiara, os he visto actuar en persona, sois tal para cual, nunca he visto a dos personas tan compenetradas como vosotras. -dijo la madrileña. -Si incluso parecéis la misma persona.

-Del mismo diente de león. -susurró la pelirroja.

-Sé que hay muchas veces que las cosas nos parecen un mundo pero Vio, eres una persona listísima, empática, cariñosa, tienes una fucking carrera, cantas increíble, tocas el clarinete...

Violeta dejó de escuchar todas las palabras bonitas que Bea le estaba diciendo cuando recordó algo. Se levantó de su silla dejando a Bea con la palabra en la boca, sacó su cartera dejando un billete de 10 euros sobre la mesa y le dio un beso a Bea en la cabeza. -Dios, Beatriz, te amo muchísimo, tengo algo que hacer, te llamo en cuanto pueda. -Se puso el abrigo y la bufanda a la velocidad de la luz y salió corriendo a su casa.

Solo le quedaba hacer una cosa.




Llamar a Denna.

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¡Holi! Aquí os dejo el primer epílogo de este fic que me da tanta pena terminar, pero quien sabe?? A lo mejor tengo una sorpresita guardada para vosotros.

Es algo cortito, lo sé, pero el segundo epílogo va a ser top top (y puede que hot hot también)

Muchísimas gracias por todo el apoyo, sois los mejores!

Última Noche de Verano.Where stories live. Discover now