Invierno

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El invierno es maravilloso, solo es complicado si no estás lo suficientemente abrigado. Eso pensaba una peliazul mientras caminaba a la escuela.

El invierno es horrible, debí haberme abrigado más. Eso pensaba una pelirosada esperando a su amiga, mientras se abrazaba a sí misma para generar algo de calor.

La lluvia empieza, las calles están vacías, ni hablar de lugares como escuelas, todos los estudiantes ocupan de excusa la lluvia para intentar convencer a sus padres y poder faltar; bueno, excepto dos peculiares chicas.

La poca gente que se encontraba fuera corría para poder llegar a refugiarse a sus hogares, como si delante de ellos hubiera una ruptura en el espacio y no hubiera más gotas.

La pelirosada era prácticamente intolerante a la lluvia, esta la deprimía, pero hoy tenía una buena razón para someterse a ese suplicio; Twilight Sparkle.

Dicha peliazul cruzó las puertas de la escuela, camino a la biblioteca para encontrarse con su alocada amiga. Solo ellas. Solas. Bajo un ambiente completamente romántico. Esto no era una cita, ¿verdad? Ese pensamiento ponía a Twilight completamente nerviosa; una cita, con Pinkie Pie. No había nada que ella deseara más.

Ellas siempre han sido amigas, estaba acostumbrada a salir con ella, y con sus amigas, obvio. A la peliazul no le terminaba de cuadrar el por qué ahora se sentía tan ansiosa, supuso que era porque en esta ocasión no había nadie que la salvara si arruinaba el momento.

¿Arruinar el momento? Solo son amigas, simples amigas, no hay manera de "arruinar un momento" si las intenciones con las que vas son totalmente amistosas, ¿cierto?

Applejack la regañaría por mentir, ambas sabían que Twilight estaba enamorada de la repostera.

Cada vez estaba más cerca de su punto de encuentro, y respiró un poco antes de entrar. Conociendo a la pelirosa, esta ya iba a saber que estaba por entrar y ya le habría tirado diez kilos de confetti, pero no fue así.

Pinkie estaba tranquilamente sentada, leyendo un libro que la peliazul le había recomendado, con una pequeña sonrisa mientras pasaba una página y se rozaba las manos en los brazos para traspasar el calor. Solo tenía puesto un suéter que se ve que mucho no la abrigaba.

-Llegaste -dijo, poniendo un lápiz en el libro para no perder la hoja-, tan puntual como siempre.

-Buen día, pastelito -Twilight se acercó, sentándose a su lado y tomando el libro que la chica tenía para que esta la mirara. La pelirosa levantó la mirada, con una simple sonrisa que le aceleró el corazón a la peliazul.

-Hace un poco de frío, ¿no crees? -susurró, temblando un poco y mostrando cómo su aliento se convertía en vapor.

-Normal si lo único que te cubre es ese suéter, ¿cómo se te ocurre venir así si sabes que va a llover? -La regañó, con el ceño un poco fruncido.

-No sé, pensé que quizás la lluvia sería de chocolate -bromeó, sacando la lengua.

La peliazul rodó los ojos, abrió su mochila mientras sacaba un suéter morado y una bufanda rosada-. Sabía que no harías caso al pronóstico del tiempo, entonces te traje de mi ropa, no quiero que mueras de frío.

Los ojos de la pelirosa se abrieron, mientras su sonrisa se ensanchaba. Tomó la ropa que le estaban entregando y se la colocó casi de inmediato, mientras inhalaba el aroma de esta.

-¿Esta es la...?

-¿La que dijiste que se me veía bien? Sí -se rascó el cuello, mirando fijamente el libro que tenía enfrente, intentando que no se notara el sonrojo de sus mejillas-. También traje tu bufanda, se te quedó un día que fuiste a mi casa, yo... la ocupé por un tiempo, espero no te moleste.

La pelirosa la miró, con los ojos brillantes. Y, sin esperárselo, Pinkie se había lanzado a ella abrazándola y agradeciéndole, mientras le llenaba la cara de besos.

One-shotsWhere stories live. Discover now