Capítulo 11

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Mihawk nunca espero llegar donde los pelirrojos y ver a un niño con ellos.

No espero que ese niño tuviera una mirada curiosa sobre él y sobre su hijo. Tomaba la mano de Akagami como un salvavidas y miraba a su hijo con cierta emoción.

Pero algo en él se le hacía conocido.

Sus rasgos coincidían con ese extraño “experimento” que se había escapado de un laboratorio, matando a sí treinta científicos. Rumoreaban que era un esclavo.

Nadie nunca supo nada, si eso salía a luz, sería una vergüenza para la marina.

Mihawk no comento nada, no sería bueno revivir malas memorias en un niño que se veía poco a poco recuperado.

—¡Mihawk! ¡Es bueno verte por aquí!—Rio el pelirrojo, sin soltar la mano del menor—¡Hola también para ti, Zoro!—

El niño peliverde no soltó ni una palabra, sólo asintió mientras miraba al pelinegro.

De repente, al niño le vino una sonrisa gigante, hacía que sus ojos se achinaran y brillara como el sol.

—¡Hola! ¡Soy Luffy!—Se presentó, despegando su mano de la de Shanks, acercándose.

Quedó frente a ambos, mirando con curiosidad a Mihawk, haciendo que el hombre se sintiera levemente incómodo ante la mirada profunda y calculadora, la cual en segundos, cambio a una feliz y radiante.

—¡Eres genial! ¡Eres super fuerte, igual que papá!—Expresó con gracia, señalando a Shanks.

Shanks farfullo lo adorable que era su hijo, mientras la tripulación sonreía ante los claros avances de Luffy.

Mihawk estaba tratando de procesar lo más rápido que podía.

—Vine a hablar contigo—Dijo Mihawk, dándole una mirada a Zoro de que se quedara allí.

Shanks asintió, señalando donde podían hablar mientras revolvía los cabellos de Luffy.

—Juega con Zoro, Lu. Ahora vuelvo—Luffy asintió con una sonrisa, sacudiendo su mano.

Se acercó al peliverde, mirándolo con sus ojos llenos de luz.

—¿Cómo te llamas? ¡Soy Luffy! ¡Seré el rey de los piratas!—Expresó con orgullo.

Escucho la suave risa de Hongo.

—Vamos, dejemos que se conozcan—Ordenó Benn, alejándose de ambos.

Los demás hicieron lo mismo, alejándose con unas palmadas en la cabeza del menor.

Luffy rio ante eso, rascando sus cabellos.

—Soy Zoro—Murmuró el niño.

No habló más y se sentó, cruzándose de brazos con una katana blanca en su cadera.

Luffy la miró fijamente, notando el aura que tenía. Era relajada y tranquila, nada comparada a Hannah. Tal vez porque Hannah no era una katana.

—¿Por qué miras tanto mi espada?—Preguntó el peliverde, desconfiado.

Luffy se encogió de hombros, sus dedos tocaron a Hannah, sintiendo la suave y placentera calidez.

Nika.

Apretó sus labios y tragó, distrayendo sus pensamientos. Nika estaba bien. Seguro tiene una familia ahora. Seguro se ha olvidado de su tonto hermano gemelo que sólo le dio problemas.

—Tu navaja es rara—Dijo el peliverde. Luffy soltó un grazno ofendido.

—¡Hannah no es rara!—Reprochó.—¡Sólo es desconfiada! Es buena chica—Hizo un puchero, sin percatarse del suave rojo en las mejillas del niño.

ᴡʜʏ ᴅɪᴅ ʏᴏᴜ ꜱᴇᴘᴀʀᴀᴛᴇ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora