Yagari Toga, actual presidente de la asociación de cazadores, se ve obligado a enviar a Zero a una misión a Atenas, sin imaginar que esta, terminará poniendo de cabeza el corazón y el mundo de su pupilo.
Aclaraciones: los personajes de esta historia...
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¿Así se sentirá Zero cuando no puede dormir como se debe? Se pregunta mientras observa el techo de aquella blanca habitación. Con desespero frota las palmas de sus manos sobre su rostro al caer en cuenta en lo que acaba de pensar, ¿Por qué demonios ese loco de pacotilla tiene que ser lo primero que piensa?
No le gustaba aquello. No le gustaba pensar en él. No le gustaba desvelarse como lo había hecho por estar pensando en él, pero sobre todo, no le gustaba haber dicho lo que dijo frente a ese vampiro.
«Soy la pareja de Zero» ¿Por qué carajo tuvo que decir eso? Habiendo tantas cosas que decir: un amigo, un conocido, el primo de un amigo, ¿por que precisamente esa palabra? Pero sobre todo ¿Por qué Zero no lo negó?
Debía admitirlo, pero eso le causaba una gran curiosidad, ¿Por qué Zero teniendo la oportunidad de negar aquello, prefirió callar? Y lo peor de todo era que en un par de horas volvería a verlo ¿Cómo se supone que debería de actuar con él? ¿Cómo si nada hubiera ocurrido? ¿o como su pareja?
Aquello lo estaba volviendo loco, tanto así que una noche antes ni siquiera le importó la mirada que le regalaron Camus y Surt cuando regresó al departamento después de terminada la reunión con aquel vampiro. Él simplemente, después de un descansen, se encerró en su habitación, se acostó en su cama e intentó dormir y olvidarse de todo; lo que evidentemente no sucedió.
Si bien, solamente había dicho que era su pareja porque no le gustó para nada el como lo miraba aquel vampiro, ahora se arrepentía de haberlo hecho ¿Qué ganaba con eso?
«Mi Zero».
Sin darse cuenta sonríe ante aquellas palabras. «Mi Zero» sonaba bien, pero para que realmente fuera suyo...
Se levanta de golpe «¿En que demonios estás pensando?» se recrimina mientras se pone de pie y camina hacia la puerta de aquella habitación que ahora comparte con Saga. Sin embargo cuando abre la puerta la imagen que se dibuja frente a él le hace abrir los ojos con sorpresa.
Los labios de Camus moviéndose titubeantes con los Surt, la manos del guerrero de Asgard rodeando la cintura de Acuario... -Pero... ¿Qué demonios? -grita a la vez que frunce el ceño y cierra las manos en puños, rompiendo al instante la pequeña burbuja de esos dos que voltean a verlo al instante.
