Ella

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 La primera bocanada de aire ardió, como la primera vez que uno fuma, y lo sé porque en mi juventud fui curiosa y esto Marcos nunca lo supo, son cosas que nos marcan. Al igual que el cigarro, uno se va acostumbrando, la única opción es dejarlo o seguir, y más adelante dependiendo de cuantos fumas, lidiar con las consecuencia, pero respirar va más allá de elegir o no, uno no puede ir contra la voluntad de vivir, si me niego a respirar por más que cada inhalación duele más de lo que uno pensaría, tranquilamente mi mente se apagaría para entrar en piloto automático y dejaría que el cuerpo haga su trabajo. No sé cuánto tiempo pasó, espero que mucho, no me gustaría saber que todavía me falta más por sufrir, sólo quiero que esto acabe o mejore de una vez por todas, me agota sentir como me raspa cada inhalación, se siente muy raro que me pase esto y no poder alivianarlo con algo, mientras sufro respirando, mi mente se entretiene descifrando luces y sombras, adivinando cómo es que se llaman los diferentes espectros que la luz me muestra, esto es muy confuso, me hace doler mucha la cabeza, me arden los ojos, veo algo borroso, de pronto me reconozco, soy Ella Martínez, tengo 26 años creo... También creo que estudiaba en la Universidad, no recuerdo bien si aún trabajo o trabajaba, eso sí que no lo recuerdo bien . Siento como un rayo provocando mucho ruido y luces que cruza por mi mente, veo un rostro y con él muchas emociones cálidas, no sé cómo llamarlo, me faltan palabras en mi mente, pero recuerdo, si esa es la palabra y la acción que estoy haciendo ahora acá o qué pasó conmigo. Recordar a Marcos y sus ojos marrones que siempre me protegieron... ¿Lloran? Sí, eso hacen, llorar, según lo que de a poco, aparece en lo que es como una neblina en mi mente, y sólo me deja descubrir algunas cosas, a medida que camino, y sólo si camino. Ahora respirar ya no duele tanto, mis ojos están muy sensibles, no comprendo dónde estoy, ¿Dónde estoy? ¿Llueve sobre chapas? Una música sin compás, sinfonía terrible, rugidos que me asustan en mi mente aparece escrito con neón lo que entiendo como "Relámpagos" y algo me dice que no pasa nada, que no estoy en riesgo.

Su rostro no se altera, Marcos sigue en mi memoria, veo que sus ojos lloran, sé que lloran de alegría y de tristeza, hay gestos del rostro que nos indica una cosa o la otra, felicidad o tristeza. Tengo la sensación que llora por mí, pero ¿Por qué lo hace? si yo estoy acá a su lado como una vez le prometí.

Por las luces y la falta de muebles creo que es un hospital, ¿será que estoy enferma?. El amor de mi vida me toma la mano, pobre niño que desde muy corta edad la ha pasado tan mal, a los 16 Años perdió a sus padres, tiempo después de habernos puesto de novios, su tío lo estafó con su herencia y se dió a la fuga. Pero sé que lo he hecho muy feliz y lo acompañé siempre, logré que él se mantenga ocupado y consiguiera trabajo, nunca supe cual eran sus verdaderas aspiraciones, ese suceso lo cerró mucho en sus sentimientos, solo me mostraba lo que le hacía feliz por mi iniciativa, pudo trabajar y me motivó a seguir estudiando mi carrera, lo cual hice con mucho gusto.

Siento mucho frío, mi ojos ya están viendo con más nitidez y Marcos me abraza, sonrió de alegría y ahora sé que él llora de felicidad y no como lo recuerdo. Éste lugar no se parece nada a nuestra casa, y menos a un hospital, tiene techo de chapas de diferentes materiales y colores, goteras por todas partes por lo que puedo notar, el piso está muy mojado, miro las paredes que también son de chapas y madera de pallet, con una sola ventana, la casa es muy chica de unos 2 metros de ancho por 4 metros de largo, y piso irregular.

Marcos está muy cambiado, ya no tiene el pelo largo, tampoco ese cuerpo atlético que tanto gusta, puedo sentir sus costillas, su mandíbula está muy marcada y su rostro flaco, se le marcan más la clavícula ¿Qué te pasó amor? No me sale la voz, todavía no puedo hablar, intento emitir sonido y solo respirar me vuelve a quemar la garganta, como si tuviera laringitis. Tengo cada vez más frío, mucha hambre y sed ¿Pero por qué?, si siempre como saludable, y ni hablar de tomar agua, para mantener mi piel hidratada. mi piel, se ve muy reseca, casi agrietada, no sé qué sucede conmigo...

Ve que Marcos la mira y en su cara solo hay amor y culpa.

—Hola amor ¿Dormiste bien?— Dice Marcos y la envuelve en una frazada, la sujeta y la presiona bien para darle calor corporal, porque la ve tiritar.

Ella miró a un lado y sobre el piso de cascotes y tosca, se encuentra una chica durmiendo, veo su rostro que es bonito, sus cabellos rubios como el oro fundido, que caen sin vida, la ropa mojada y desprolija.

—¿Quién es? Marcos— dice a duras penas.

—Es una vieja amiga, que me pidió ayuda porque su casa tuvo serios problemas con la tormenta, es Ariana, no sé si la conoces...

«Ariana, me suena ese nombre...»

—Creo que no, ¿Qué hace en éste lugar?— Es interrumpida por Marcos.

—Es a causa de los vicios, amor, no sientas lástima por ella, sólo le hago un favor—dice Marcos con voz firme «Se siente tan bien como siempre, pero hay algo en su voz que no me gusta, como si me estuviera mintiendo»

—¿Quién es él?— mirando al chico acostado al lado de Ariana, tiene toda la ropa mojada, la cara golpeada y con sangre recorriendo su ceja, ve la parte de los pies, como el pantalón y las zapatillas están llenas de barro.

—Él es Ariel, el novio de Ariana, él la arrastró a ésta vida de mierda, le conseguí trabajo, lo aconsejé y todo, pero no hubo caso, fracasó. Y con Ariana no puede hacer nada, el amor la segó y acá está viviendo de esta manera...

—Oh amor, que pena que Ariana no pudo conocer a un chico como vos, estoy muy segura que no estaría viviendo de esta manera— Ella siente cómo las lágrimas corren por su rostro nuevamente y se seca con el dorso de la mano, muy apenada por no poder ayudar a Ariana.

—No sigas con ésto amor, vamos a casa— dice Marcos haciendo fuerza para levantarla.

Ella siente que sus piernas no tienen la fuerza para caminar como debe, aparte de ver que sus pies están descalzos «¿No entiendo qué me pasa, tengo poca ropa y no tengo calzado?» Marcos ¿Qué me pasa Amor?

—Hablaremos más tranquilos en casa, amor— Marcos la mira con una sonrisa, ya hace rato había dejado de llorar y ahora está serio, decidido a sacarla de éste lugar tan frío y feo—Cuando descanses bien y comas algo, te cuento lo que pasó, ¿Sí Amor?

—Está bien, vamos necesito descansar, Pero...¿Qué pasará con ellos?

—Supongo que ya están acostumbrados a esta situación, cuando despierten sabrán qué hacer y seguirán con sus vidas como puedan.

Salen de la casilla y todavía sigue lloviendo pero no como tormenta, ahora es una llovizna fría. Siente la lluvia en su rostro y como cada tanto los relámpagos iluminan, lo que parece ser un Barrio humilde. Marcos la cubre con la frazada y la lleva hasta un auto rojo, que está estacionado a unos 10 metros debajo de unos árboles, oculto a la vista. Mientras es llevada siente que sus piernas no tienen muchas fuerzas para tan corto recorrido, mira el rostro de Marcos y hace todo lo posible por continuar.

Marcos le abre la puerta, Ella toma lugar en el asiento del acompañante de un auto muy sucio, espera a Marcos que sube al auto, cierra la puerta y pone ambas manos al volante, suspira y dice —Ya todo pasó y ahora, volverá a ser como antes— mira a Ella y se inclina para darle un beso, al cuál lo acepta con mucho gusto, luego pone la calefacción, es un gran alivio.

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