-¿Sabes? Mi abuela decía que estas flores son un símbolo de amor no correspondido- habló Nathan hacia su novio. Madison miró a su novio y notó como éste ya la estaba mirando.
-Que curioso, Chicago, hay unas flores que representan nuestra relación- c...
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Madison soltó un largo suspiro, mientras miraba un punto fijo. Era domingo, por lo que podría haber dormido más tiempo, pero con la bulla que hay en la casa Walter, dormir más de seis horas seguidas es imposible.
La pelirroja salió de su cuarto compartido con Parker, y en el transcurso de ir hacia el baño, se encontró con la rubia.
—Pensé que no te despertarias hasta mañana— confesó Parker en un tono burlón.
Madison soltó una carcajada —Ojalá. Llevo tres días durmiendo menos de cinco horas.
—Ve a dormir, yo les diré a mamá y papá que no estas teniendo unos buenos horarios de descanso.
—Gracias, pero no es necesario, P— sonrió, pero en el fondo sabía que dormir un poco mas no le vendría mal.
—Bien— Madison aun conservaba su sonrisa. Se acercó hacia Parker y dejó un beso en su coronilla, sabía que a la rubia no le gustaban esos gestos de amor, por lo cual le dio gracia la mueca que hizo esta.
La pelirroja se adentró al baño, cerró la puerta con seguro, y comenzó a quitarse su ropa hasta quedar completamente expuesta. Se acercó a la ducha y abrió el grifo, haciendo que el agua fría y fresca comenzara a desender por su cuerpo.
[•••]
Madison ya se había bañado y vestido. Ésta comenzó a bajar las escaleras con un libro en mano, pero en su transcurso se encontró con un Benny y una Parker subiendo las escaleras, corriendo.
—¡Despacio, niños!— pidió Madison en un grito.
—¡Si!— respondieron los dos Walter, también en un grito.
Holland sonrió y se acercó a la cocina, dónde se encontró a Lee, Jordan e Isaac sentados, y a Katherine y George en la mesada. La pelirroja dejó su libro en la mesada y se acercó hacia un estante para sacar su taza.
—Buenos días— saludó Katherine.
—Buenos serán cuando Benny no grite hasta despertar a todos— bromeó Madison.
Katherine se río —Siete años con nosotros y aún no te acostumbras.
La pelirroja levantó sus manos en forma de inocencia y comenzó a vertir su café en la taza.
—¿Panqueques?— preguntó George, mientras le extendía el plato con dicha comida.
La cara de Madison se tornó una de felicidad y sacó dos panqueques —Gracias.
George sonrió.
—¿Por qué ella puede sacar dos?— preguntó Jordan, mientras se cruzaba de brazos, indignado.
