5. Cañón en la frente

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Seonghwa sisea adolorido, cambiando de colores de forma aleatoria y torpe. Antes de darse cuenta, es tirado al piso y junto a él, San que se queja por la caída. Las orejas caídas y los ojos contraídos. Sus garras no dejan de raspar el piso, lastimarlo a sí mismo. Tal como los colmillos expuestos muy por fuera de su boca.

Seonghwa enrosca su cola en la de San, haciéndole notar que está ahí. El zorro está absorto en algo. Siente que hay una amenaza aquí. Una enorme y que no se ha mostrado aún. Lo asusta pensar que puede ser. Sus sentidos saturados y a punto de hacerlo desmayarse de lo mucho que duele.

Un jeep se detiene un par de metros alejados de ellos. Seonghwa toma la mano de San y San aprieta de regreso. Ambos con un pensamiento único en este preciso instante: qué bueno que Yeosang se fue a volar. No debe estar aquí. Debe estar muy lejos, a salvo de este desastre. La explosión en una de las casas los hace gritar y hace pensar...

Con eso, se mantendrá lejos.

Ni siquiera él es tan despistado.

Del jeep baja alguien usando uniforme pulcro y rígido. Junto a él, varios soldados se enfilan. Resulta una imagen muy usual en los comics que han leído, no pensaron que verían de frente y mucho menos que serían quienes están en el suelo, a punto de ser ¿Asesinados? Por la brigada.

— ¿Son todos los pueblerinos? —pregunta el hombre. Asiático, cabello en corte militar y expresión severa.

—Sí señor, algunos resultaron heridos fatalmente durante las extracciones. —anuncia el soldado más cercano. San gira la cabeza, percibiendo más presencias aquí. una más sutil y amable.

Lo ubica relativamente fácil, uniéndose a la brigada de forma discreta y haciendo gestos con la mano: manténganse listos para correr.

—Hwa-

—Shhh.

—pero-

—No es el momento-

—Así que—El hombre a cargo se acerca a ellos y Seonghwa mueve la mandíbula—. Dos beastman... ¿Él qué es? Claramente este de aquí, es un zorro—menciona con un vistazo fugaz hacia San. Seonghwa por su parte, no es tan claro—. ¿Qué eres? ¿Te enseñaron a hablar? —A pesar del tono burlón, es totalmente serio en su pregunta. Seonghwa bufa y desvía la mirada.

—Por lo que hemos podido recolectar, es un camaleón, señor—informa uno de los soldados. Seonghwa chasquea la lengua. San esconde más las orejas—. Y el otro, un zorro común.

—En este pueblucho no iba a surgir nada interesante—dice indiferente—. Son tres ¿Dónde está el último?

—No lo hemos encontrado aun, señor.

Seonghwa se camufla muy lentamente, con la esperanza de que nadie lo mire. No sabía que alguien venía por su espalda y sin aviso, los dos contactos del bastón eléctrico golpean con su espalda. Seonghwa chilla, contrayéndose y cambiando de colores aleatoriamente. San es apuntado en la cabeza antes de poder hacer algo por él. La madre de Seonghwa, no muy lejos de ellos, grita histérica:

— ¡NO LE HAGAN NADA! ¡ÉL NO ES UN MONSTRUO! ¡NO LO HAGAN POR FAVOR! —solloza y es peor a más Seonghwa grita pues lo electrocutan hasta que quede tendido en el piso, con espasmos severos en su cuerpo.

—No se le puede dar ni un instante sin que piensen en irse como ratas—bufa con desagrado—. Muy bien, lo haré sencillo, pues asumiré que saben quiénes somos: formamos parte de Jonghwaje, agencia que tiene como fin controlar, curar o eliminar a los beastman. Soy el General Kim Ha-Joon—informa con los manos tras la espalda y un destello de orgullo en la mirada—. Hace poco tiempo localizamos este lugar y descubrimos la presencia de tres beastman. Con la autoridad que se nos fue dada por las naciones bajo el tratado de Saramingan, los retiraremos a nuestras instalaciones con el fin de estudiarlos y despojarlos de sus rasgos inhumamos. Con el fin de hacerlos más seguros y parte de nuestra sociedad.

— ¡No son una amenaza!

—Quien llegó a bombardear nuestro pueblo a matarnos fue otro.

— ¡No nos importa su ayuda! ¡Piérdanse!

Disparos al aire los hace callar. Seonghwa resuella y se encoge en el suelo, adolorido y con pequeños saltos espontáneos. San se acerca a él con las manos levantadas y se recuesta encima de él. No pueden hacer nada, por lo que da igual si se esconden mutuamente. Aun son apuntados por el tirador.

Jungkook se relame los labios ¿Qué distracción puede hacer? No ve factible ninguna opción. Los soldados están muy juntos, el espacio es muy abierto, no hay suficiente humo. El fuego solo empeora el escenario gracias a la luz que brinda.

También lo inquieta que puedan conseguir a Yeosang. Si hacen una búsqueda, no llegará a tiempo por él.

—Preguntaré con la esperanza de comprendernos y estar en la misma página: Donde está el Beastman Avia.

San frunce las cejas. No sabía la especie de Seonghwa, pero ¿Sí la de Yeosang? Ya está seguro de que es un ave. Podría ser cualquier otra cosa. Nadie responde. El silencio apenas interrumpido por el crepitar de las llamas en cada vivienda. Un disparo y gritos consecuentes lo hace abrir los ojos de par en par y sentir ganas de llorar.

¿A quién mataron...?

—Preguntaré de nuevo—advierte Hajoon—: ¿Dónde está el avia? Mataré a una persona cada cinco minutos en los que nadie me diga nada y tendré que buscarlo de forma poco segura. Créanme: no me encantaría que fuese así.

San se eriza y tras su espalda, escucha que dejan algo grande y metálico. A juzgar por el sonido que sale de ahí, tiene a un animal o algo tremendamente fuerte dentro. Eso es lo que lo tiene tan ansioso y en lo poco que Seonghwa puede discernir, está convencido de que debe tratarse de un animal domesticado. Quizá un perro o varios de ellos. Un lobo. Cualquier cosa.

No hay respuesta y San contiene el quejido de pánico por el disparo—. Cinco minutos, quiero que alguno de ustedes responda.

—Al... al menos de verdad no está aquí. —balbucea San con la pupila de los ojos contraída y los dientes castañeando. Sin querer rasguña a Seonghwa en su agarre. Él asiente con la cabeza.

Al menos no está cerca.

. . .

Yeosang chilla, cubriéndose la boca y escondiéndose en la bruma de sus esponjosas alas rizadas. Tiembla de pies a cabeza y respira por la nariz con fuerza. Escucha lo que dicen, es muy fuerte para no hacerlo y hay tanto silencio que es igual a un clamar atronador lo que viene de la garganta del general.

Se fuerza a estar en ese pequeño espacio. A obedecer la indicación que le dieron. Jungkook fue muy específico. Él quiere cuidarlo de estas personas ¿Por qué? No lo sabe, no le interesa. Quizá está haciendo lo posible por traer a San y Seonghwa hasta acá...

¿Qué hay de mamá y papá? De... todos, el pensamiento fugaz y doloroso como una patada le retuerce el estómago de la angustia. No pueden dejarlos aquí. Tampoco pueden permitir que los maten a todos ¡Por esconderlo! ¡Por protegerlo! Solloza, esconde la cara entre sus rodillas y sobresalta en su espacio, algo golpeó un metal. De forma muy fuerte. Nos sabe que es. Le hace pensar en los momentos de historias que Seonghwa ale contaba. Cosas de ciencia ficción y que hablaba de monstruos y bestias enormes.

Suena cada vez más fuerte, hay demasiado escándalo para sus oídos sensibles. Su vulnerabilidad que lo hace sentir diminuto y más amenaza a pesar de la soledad y su estatus actual. Otro chillido se le escapa por el disparo.

¿A quién han matado?

¿Quiénes están muertos?

¿Seonghwa está bien? Gritó hace no mucho.

¿Qué se supone que haga?

Debe hacerle caso a Jungkook. Se convence sin parar de que eso es lo sensato. Es lo más listo que puede hacer.

No obstante, aunque Yeosang es alguien listo, tiene la desgracia de ser más emocional.

Él va a sentir antes que pensar y esto no se siente correcto. Un sonido extraño acompañado de un disparo y se levanta a prisa de su sitio, bate las alas y se apura hacia allá.

Dangerous Thing || JongSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora