58. Atacando al cuello

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—Vamos a apagar todo el sistema eléctrico, de esa manera podremos entrar más fácil. No hay que preocuparnos por las puertas, están hechas de forma que funcionan con un generador independiente. El único fallo, es que funcionan solo desde fuera, así evitan que los beastman dentro traten de salir adivinando los códigos o que los aprendan... Ponte esto. Mejorará tu visión. —Jungkook le entrega unas gafas y Jongho se espanta inicialmente cuando se encienden. Puede ver normalmente. Tan solo que con un filtro verde asqueroso—. Los beastman están bajo tierra, así los mantienen nerviosos e incapaces de dar pelea consistente. Además de que no se saben orientar.

— ¿Y cómo nos orientamos nosotros? —pregunta Leedo. Jungkook les entrega a cada uno bolsas pequeñas. Llenas con algodón para los oídos que se ponen de inmediato.

—Fácil—asegura Jungkook y saca de su bolso varios taros. Todos llenos de miel—. Lo vas tirando en la pared o en el piso. Los humanos nunca limpian ellos mismos. El servicio de limpieza no funciona tan tarde. Es la mejor señal- No te lo comas. —Advierte a Jongho que hace puchero.

Tirar miel...

Se quiere morir.

El helicóptero desciende bastante lejos y eso los obliga a tener que avanzar un trecho largo a pie. Jongho detecta demasiados aromas conocidos. Entre ellos, la sangre y el equipo que utilizan.

Aun con todo, no conoce de nada este edificio. Apenas los códigos por haberlos vistos ser puestos miles de veces y las diferentes puertas. Todas diferentes a las que hay en Halazia.

Jungkook corta la electricidad e inicia un cronometro—. Tenemos alrededor de dos horas para que consigan reemplazar el cable... Ustedes entren. Yo haré parecer que solo es un adolescente molesto.

— ¿Cómo?

Jungkook saca de la mochila una lata de aerosol y sonríe. Hace un enorme mural con las frases que más ha leído en internet de adolescentes antisistema. Llamando a Jonghwaje salvajes, asesinos, demás cosas que suenen tontas y que justifique que fueron ellos quienes cortaron la electricidad.

Se logran infiltrar sin problema. La seguridad en su totalidad está desactivada y los guardias que hay, van directo a ver de qué se trata este corte. Por no mencionar que todos quienes estén tras puertas electrónicas, están encerrados.

Bajan lo máximo posible, donde se siente la incomodidad al mismo tiempo que el aroma a que hay beastman por doquier. Leedo les da a Mingi y Jongho un par de llaves. Descubrieron que se ajustan a la forma en que tenía la cerradura del collar de Jongho.

Serviría para al menos aflojarlo.

Al llegar al lugar Jongho se queda de pie. Avanza mecánicamente hasta la primera puerta. Con el espectro de la mano moviéndose sobre el panel con teclas sobresalientes. La mano le tiembla, pero de alguna forma, solo ve ese patrón repetirse una y otra vez.

—Vendrán antes. Hay pasos cuando se va la luz y nos saquen a todos. —murmura Jongho, poniendo el código. La puerta se abre sin problema.

—Entonces hay que abrir la mayoría desde antes, para abrirnos paso. —concluye Mingi.

Da pequeños chillidos dentro de la habitación. Está dividida en ocho secciones, cada una con un beastman, dentro. Anda hacia la más cercana para él, sin dar de hacer ruido. Es una pantera, una mujer; la coge de la nuca y la rodea con las alas, impidiendo que ataque. Introduce a tiendas la llave y en efecto, el collar cede.

Ella se toca el cuello una y otra vez, dando jadeos escandalosos.

—N-no duele... ya... ¡Ya no va a doler!

Dangerous Thing || JongSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora