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Soñaba toda su vida con esa jugada y soñaba con el acompañante más cuanto más cansada estaba

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Soñaba toda su vida con esa jugada y soñaba con el acompañante más cuanto más cansada estaba


—¿Qué pasó cuando se enteró? —Logré preguntar cuando Rise me sentó delicadamente en su silla.

Rise se colocó su camisa en un veloz movimiento para sentarse, quedando frente a mí para tomar mis manos en las suyas, dándome un reconfortante apretón. Sus ojos verdes aun brillaban levemente con dolor grabados en ellos, pero ahora la mayoría era reemplazada por la ira e ironía.

—Alexey terminó en el hospital privado y Katherina, su madre, con un puñal en su pecho —respondió él sin un deje de preocupación por también dejarme saber que él y Rush no compartían madre. Por otro lado, quedé atónita momentáneamente. ¿Por eso aquella mujer tenía tal cicatriz en su pecho? ¿Pero por qué la enmarcaba como si fuese un jodido trofeo? ¿Ella acaso estaba feliz de que su propio hijo intentara matarla?—. Tenía tan solo quince años. Nunca había visto a una persona moverse tan rápido y mortal como lo había hecho Rush —la mirada de Rise se alejó, perdiéndose en sus pensamientos por unos momentos—. Parecía una sombra. Una maldita sombra negra y rápida que tumbaba a cada soldato de mi padre que se aparecía para cubrirle el culo, pero desde aquel día Rush les juró a ambos que si llegaban a ponernos un dedo encima iba a terminar lo que había empezado, sin la piedad que tuvo para dejarlos vivos.

Apreté las manos de Rise, dejando que la historia que me acababa de contar hiciera eco en mi cabeza.

—¿Por eso es que me sobreprotege tanto? —Cuestioné intentando entender todo.

Rise rió entre dientes.

—Preciosa, mi hermano te protege tanto porque no quiere que salgas herida igual o peor que yo por confiar de más. Puede ser condenadamente feliz cuando expones tu punto de vista, cuando le pateas el culo de todas las maneras posibles, cuando ejercitas a tu equipo y nos callas la boca, ¿pero dejar que vayas tú sola a enfrentarte con los perros u otras personas sin su ayuda? ¿Y qué te confíes de todo en el intento? Eso lo está matando.

—Desconfía de mí —susurré bajando la mirada, revelándole a Rise mi preocupación.

Tenía que hacerlo. Iba a volverme loca si seguía conteniendo la ansiedad con respecto al tema y Rise era quién podía entenderme porque seriamente dudaba que Riden me diera alguna palabra de aliento que no fuese deja de joder.

—No, no lo hago —su voz llenó la estancia. Rise dejó salir otra risa por debajo mientras que yo me erguía en la silla.

—Por favor dime que no es él —le articulé a Rise, dándole un apretón mortal a sus manos sin voltearme al umbral de la puerta.

—Les doy un momento —dijo el mayor de los Massey, levantándose de su silla. Voy a matarlo cuando tenga la oportunidad, prometí mentalmente nadando en vergüenza. Rise pasó de mí no sin antes depositar un leve beso en mi cabeza—. Continuaremos esto más tarde —me susurró rápidamente para luego dejarme a solas con mi espécimen.

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