Lo importante no es lo que se promete, si no lo que se cumple

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Danilo Sánchez

- Que onda - Le dije al cochi cuando abrí la puerta.
- ¿Que hace' por acá uruguayo? - Dijo mientras fumaba un cigarrillo.
- Necesito que me haga' un favor.
- ¿Que cosa?
- Necesito que me firme' un papel para jugar en la final de Liniers, porque me piden firma de padre y madre.
- Bueno. Anabella, vamo' a comer algo con el uruguayo y de paso le firmamo' eso.
- Bueno, vamos - Me dijo Anabella mientras me acariciaba el pelo. Después de eso fuimos a una pizzería.

- A ver si te entiendo, ¿querés que te falsifiquemos la firma? - Preguntó el cochi.
- Y si, así puedo jugar, acá está el papel.
-  ¿A ver y que pongo? ¿Papá cochi? - Dijo y los tres nos empezamos a reír.
- Si que se yo, mándale cualquier cosa, el entrenador ni bola le va a dar.
- Listo, firma Anabella.
- ¿Pongo mi nombre, o te acordás es de tu vieja?
- No ni idea, mándale el tuyo.
- Bueno, listo, mamá Anabella ¿Brindamos por nuestra familia? - Dijo riéndose.
- Bueno uruguayo, yo te hice un favor, ahora vo' me lo tené' que devolver - Dijo mientras tomaba cerveza.
- ¿Que quere' que haga?
- Me tenés que presentar a tu novia.
- ¿Que novia? ¿Candela? ¿Y para que la querés conocer?
- Y porque tengo que saber con quién andas, al final soy el papá cochi - Dijo riéndose, pero a mí no me causaba risa que quiera saber de Candela.
- No la vaya' a meter a Candela en tus cosas raras - Le dije.
- ¿Que cosas raras uruguayo? noma' la quiero conocer te dije, ¿de que familia venía?
- De los Olivera - Le dije en seco.
- Ah no, ni idea quiénes son - Me dijo el cochi, no se porque, pero está vez dudaba de el - ¿Y tiene mamá?
- Y si, Mirta se llama.
- ¿Mirta? ¿Mirta qué?
- No se cochi - Le dije ya enojandome - Me tengo que ir porque mañana juego temprano, deja de preguntarme cosas de Candela.
- Bueno uru no te enojes - Dijo Anabella, ¿querés que te llevemos?
- No, me voy caminando, gracias por lo de la firma, no' vemo' - Dije y me fui.

- No me suena el nombre Mirta, la mujer de Olivera tenía otro nombre, mis viejos siempre hablaban de ella, pero no me acuerdo.
- ¿No te parece que todo esto es una locura cochi? Tenés que dejar a la nena tranquila.
- Pero no es por la pibita Anabella ¿no entendés? es por la madre, fue ella, porque Olivera no está vivo, pero se que su esposa si.
- Y pero el uruguayo ya te dijo, se llama Mirta la mujer, debe ser que te anda fallando la memoria de tanta falopa.
- No sé, pero tengo que sacarle información a esa pibita y el uruguayo es bastante vivo.
- ¿Y si le hacemos lo mismo que al hermano? Lo podemos drogar para que cuente lo que sabe.
- No Anabella, ¿estás loca? es un nene el uruguayo tiene 17 años, no lo voy a drogar al pibe, va a largar todo por su cuenta el wacho, vas a ver.

(...)

Candela Olivera

Eran las tres de la mañana, yo recién había podido hacer dormir a Sebastián, porque tenía fiebre y no paraba de llorar, y mis viejos se habían ido a una joda, cómo los conocía sabía que no iban a venir hasta el otro día, hasta que la joda pare.
Pero cuándo yo me pude dormir, escuché como empezaron a tirar piedras a mi ventana. Asustada me levanté, prendí la luz y tape a Sebastián con una sábana para que no le lastimar ninguna piedra, agarré un cuchillo del comedor y abrí la puerta de mi casa decidida a ver quién era, aunque estaba temblando del miedo.

- Paraaa Candela, soy yo - Me dijo, era el uruguayo, cuándo lo ví sentí tremenda paz, porque pensé que nos habían entrado a robar.
- Danilo ¿que te pasa? ¿no ves que casi te clavo el cuchillo enfermo? - Le dije enojada.
- Bueno wacha baja un cambio, ¿estás sola?
- Si, mis viejos se fueron a una joda, no vuelven más hasta mañana - Dije pasando mis manos por la cara, todavía estaba media dormida - ¿Y vos qué haces acá a las tres de la mañana nene? - Le dije preocupada.
- Recién fui a comer algo con el cochi. ¿Bueno me va' a dejar pasar o vamo' a hablar acá en la puerta?
- Ay si, perdón, pasa pasa - Le dije abriéndole para que el pase, y cerré la puerta con llave - No me cabe que andes con gente cómo el cochi - Le dije mientras que los dos nos sentabamos en el sillón.
- ¿Que decís? el cochi es re buena gente, es amigo de mi hermano aparte.
- Pero no es buena persona, no quiero que termines cómo el.
- Naa, quédate tranquila, si yo voy a ser el mejor jugador del mundo, ni voy a necesitar la falopa.
- Uruguayo, ¿vos me prometerías algo?
- Nunca le prometí nada a nadie.
- ¿Harías una promesa conmigo?
- Depende de cuál sea.
- Prometeme, con tu mano en mi corazón - Le agarre su mano y la puse en mi pecho - Que nunca, nunca te vas a drogar.
- Pasa que yo estoy en un ambiente complicado, entendeme - Me dijo rascándose la cabeza.
- Pero yo sé que podés salir de ahí, yo creo en vos, por favor, prometemelo.
- Bueno, está bien, solo por vos, nunca lo voy a hacer.
- Te quiero - Le dije por primera vez.
- Yo también te quiero nena - Me dijo, yo internamente sabía que era a la primer chica que el quería - ¿Te puedo dar un beso? - Su pregunta me sorprendió.
- Dos si querés - Le respondí, y se empezó a acercar a mi, rodeé su cabeza con mis brazos y me empezó a besar, pero está vez con más pasión que la última vez, cada vez con más ganas y parecíamos uno solo, era cómo si no existiera nada y seamos solamente el y yo, y así me gustaría que sea siempre, el y yo.
Pero cuándo estábamos en el mejor momento, mi hermanito empezó a llorar, y hizo que me separé del uruguayo rápidamente.
- Ay, perdón - Le dije nerviosa - Voy a ver a Sebas - Le dije y me fui corriendo a la pieza, pero el me siguió.
- ¿Por qué te pusiste así de nerviosa? - Me dijo sonriendo mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
- No me puse nerviosa, no se qué decís-Le respondí mientras alzaba a Sebastián - Dale Sebas dormite, ¿querés que te cante una canción, algo?
- Leche - Me dijo Sebastián.
- Bueno bebé, vamos que te preparo.
- Perdona uru, no sabía que se iba a levantar - Le dije mientras iba a la cocina con Sebas a upa.
- No pasa nada wacha, es tu hermanito.
- ¿No me lo tenés un toque mientras le hago la leche?
- ¿Que? No, no, yo no sé cuidar bebés y eso, nunca toqué uno nena.
- Por favor uru, porque no se duerme más si no.
- Bueno a ver, dámelo - Dijo mientras se lo daba, y Sebastián se calmaba bastante rápido.
- Bueno dejó de llorar ¿viste? Eso se llama efecto Danilo - Dijo riéndose.
- Si, seguro - Le respondí también riéndome, ¿te animas a hacerlo dormir?

Y así fue, el uruguayo pudo hacer dormir a Sebastián. No había cosa más linda en el mundo que ver esa secuencia de Danilo alzando a mi hermanito a upa mientras le hablaba para que se duerma, y yo nomás mirando todo.

- Ya lo acosté - Le dije a Danilo saliendo de mi pieza.
- ¿Viste cómo lo dormí? Ya me lo gané a mi cuñadito.
- ¿cuñadito? Ay dios, me parece que ya te tenés que ir yendo porque te está haciendo mal parece.
- Me voy, pero si me das un beso de despedida.
- Uruguayo, dale que ya van a venir mis viejos - Le dije seria.
- Dale nena no te hagas la difícil ahora, hasta que no me des un beso yo no me voy eh - Y cómo era de esperar, lo agarré de la cara y le di un beso, no cómo el de hace un rato pero era de despedida - Ahí está, viste que no era tan difícil.
- Bueno dale que te acompaño hasta afuera - Lo acompañe y le abrí la puerta - Gracias por ayudarme con Sebas.
- No de nada, igual yo te vine a ver a vos, que no se sienta especial el wachin ese - Me dijo riéndose.
- Ay bueno, me voy a dormir uru, gracias por venir a verme.
- De nada wacha, siempre que estés sola o algo, vos sabés q me llama' y el uruguayo te cae, pero solo por vos ¿me escuchaste?
- Lo mismo digo, cuándo quieras voy a estar pero solo por vos, bueno ahora sí, nos vemos.
- Hasta mañana wacha - Me dijo y me dió un beso en los labios, después se dió la vuelta y se fue, yo cerré todas las puertas, y me quedé hasta tarde pensando, en el, y en todo lo que había pasado.

𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐕𝐎𝐒  | Danilo Sánchez Where stories live. Discover now