IV

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Jungkook se había mantenido despierto toda la noche después de saber que al día siguiente se casaría con un alfa que desconocía en su totalidad. Mentiría si dijera que no estaba asustado, porque ciertamente lo estaba.

Aunque él era lo suficientemente fuerte para patearle el tracero a ese alfa si es que se atrevía a tratar de tocarle tan solo un cabello.

Al salir de aquella habitación por la mañana, se pudo encontrar con un largo y frío pasillo, sus ojos miraron con curiosidad unos segundos antes de atreverse a salir, eran las nueve de la mañana, por lo que suponía era una buena hora para poder salir y no ser descortés.

El diseño de la casa era sencillo, no había tantas cosas como pensó para ser la casa de un hombre que había estado dispuesto a dar miles de dólares por su vida. Siguió avanzando por la enorme casa, escuchando un total silencio y en cuánto llegó a las escaleras, fue por ellas, notando los cuadros que estaban colgados en la pared de su costado.

Al parecer el alfa tenía un gusto por el arte. 

Siguió su camino hasta escuchar un ruido, por lo que fue hasta él, el olor a comida atrayendolo cada vez más, asomándose al lugar del cual provenía y viendo a una mujer de avanzada edad cocinando.

Se escondió detrás de aquella pared y pudo escucharla reír.

– Sal de ahí hijo, pareces un gato.

Jungkook se asomó a la cocina, su lobo manteniendo su cola entre las patas y las orejas hacia atrás.

– El señor Kim me dejó dicho que te hiciera un buen desayuno – murmuró la mujer, volteando y viendo con curiosidad a aquel Omega – Mmh, a pesar de vivir así como dijo él, estas bastante bien, no estas flacucho.

Jungkook apretó sus labios con vergüenza.

– ¿Dónde está él? – preguntó genuinamente curioso, viendo a la mujer darse la vuelta y empezar a servir la comida.

– Fue a trabajar, cariño, toma asiento.

Jungkook la miro unos segundos sin saber donde era el comedor de aquella casa.

– Por cierto, también dejó esto – ella sacó una tarjeta negra de su bolsillo y la levantó en el aire, volteando al no recibir respuesta – es su tarjeta de crédito, dijo que fueras de compras con tu amigo, que tomaras todo lo que necesites, también ropa. Dijo que no te limites y que compraras marcas costosas, que su prometido tiene que destacar por encima del resto.

– ¿Eh? ¿De verdad dijo eso?

La mujer volteó y asintió. Extendió la tarjeta hacia el Omega, viéndolo dudar un poco antes de tomarla.

– Vamos, debes desayunar antes de irte.

Jungkook yacía recostado en el sofá mientras veía sus redes sociales, pasaban de las dos de la tarde y aún seguía pensando sobre lo que sucedió en la mañana

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Jungkook yacía recostado en el sofá mientras veía sus redes sociales, pasaban de las dos de la tarde y aún seguía pensando sobre lo que sucedió en la mañana. Le avergonzaba ir y gastar un dinero que evidentemente no era suyo.

SELCOUTH (Tk/Vk) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora