CAPITULO 33 - El dolor se disfraza con una sonrisa

40 5 13
                                    

El ambiente en la casa era una locura, cada vez se acercaba más el día de la boda e iba a ser en la casa de campo de los padres de Robert a las afueras de la ciudad y lo que era mi madre y él hablaban maravillas del lugar.

Mi madre cuenta que fue unas cuantas veces en la salida del colegio para los cumpleaños de Robert o el padre de Liam, donde la naturaleza  reinaba la estancia y la cual ya habían empezado a remodelar y ambientar para la boda ya que era en tres semanas. Sin embargo, desde hace unos cuantos días la tensión en la casa era abrumadora, no sabía si era por el estrés por que faltaba muy poco para el gran día, si era porque todos estaban nerviosos y tenían sentimientos encontrados ante dicho momento pero estaba segura de que algo debía estar sucediendo.

No era normal que Liam y Robert esta ultima semana, llevaban un humor de perros... aunque ninguno de estos había sido irrespetuosos o groseros, ni nada por ese estilo, pero lo que si era es que Liam ya mantenía con cara de culo todo el día, evitaba pasar mucho tiempo conmigo como si algo le inquietara y Robert ni hablar, cada vez que entraba a la cocina con el móvil o este le sonaba delante de nosotros le empezaba alzar la voz a quien estuviera al otro lado de la línea y nunca me había tocado presenciar ese tipo de actitudes frente a él hasta ahora y me estaba generando malestar, mi cuerpo empezaba a sudar frio y sentía como me empezaba a doler la boca del estómago.

Yo miraba a mi madre a los ojos para ver si lograba detectar algo, para asegurarme a través de ellos que estuviera bien, que no hubiera indicios de que la historia se hubiera vuelto a repetir, sin embargo en ellos solo lograba  ver un poco agotamiento ante lo que supongo que han sido varias noches pesadas haciendo los últimos retoques a su tan esperado día.

A Diana igualmente la veía en esos días un poco más ausente y para ser sincera, la casa si se empezaba a sentir un poco más apagada y me inquietaba no saber la razón del por qué todo se empezaba a entornar de esa manera, me exasperaba no saber que era lo que sucedía pero esa misma mañana decidí ser directa y averiguar por mi propia cuenta.

Así que me visto con unos simples shorts y una blusa algo holgada, me calzo con mis Vans favoritos, me cojo una coleta y ni me detengo a verme en el espejo, ya sé que voy hecha un desastre pero es lo que menos me interesa ahora mismo.

Bajo las escaleras y veo que solo Marta se encuentra en la cocina, yo la miro con extrañeza y ella me saluda como de costumbre mientras, me deja mi desayuno en la mesa central de la cocina.

-Buenos días, Katie. ¿Cómo amaneces?-Me pregunta ella dedicándome una sonrisa

Yo me siento porque ante el desayuno... sabía a lo que iba pero también a tener la barriga llena.

-Hola, Martica. ¿dónde están todos?-digo mientras tomo un poco del zumo de naranja que ella me ha servido.

-Tu madre se encuentra recogiendo un pedido en una boutique, Robert y Liam creo que han discutido y ambos salieron pero no sé a dónde.—dice ella encogiéndose de hombros mientras se limpia las manos con el delantal que lleva puesto

¿Qué han discutido?.

Y justamente me tuve que despertar unos minutos más tarde de lo normal hoy.

- ¿Cómo que han discutido?-digo dejando mi primer bocado del desayuno en pleno camino mientras presto toda mi atención en Marta.

Ella asiente con la cabeza.

-Sé que no es asunto mío y que no debería hablar de cosas que no me corresponden, pero si logré presenciar como Robert de mala manera le ordenaba a Liam que debían de ir a no sé qué lugar quisiera o no quisiera, que porque debían de aprovechar que ni tu madre, ni tú estaban presentes.

Dulce ImpulsoWhere stories live. Discover now