CAPITULO 44- Un puño y una nariz rota.

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Los dos días siguientes me levanto de nuevo con Liam asfixiándome con sus brazos en mi costado, no sé si cree me voy a escapar en las noches o que soy una almohada... Hemos cogido la costumbre de dormir en mi cuarto ¿por qué? No tengo ni idea, es algo que hacemos supongo que inconscientemente, porque mi cama no es más cómoda que la de él, tampoco mi cuarto es más grande y mucho menos mejor que la de él... Quizás a la suya no la siente tan acogedora.

Me escabullo de sus brazos, haciendo un intento de no despertarlo, cuando ya estoy de pie junto a la cama, busco mis pantuflas, la ropa que me pondré hoy para ir al campus, cojo también cepillo de dientes y me dirijo al baño del cuarto de Liam.

Su habitación es tan él, huele a él, refleja lo que es, lo que le apasiona, en cada rincón hay una parte suya, cada vez que dentro allí, es como si estuviera abriendo su cajón de los recuerdos, porque todo lo que ha vivido, todo lo que sus ojos han visto, todo lo que ha sentido a lo largo de los años se encuentra plasmado en esas cuatro paredes.

Entro a su baño y tarareando una canción en mi mente, me cepillo los dientes para luego desvestirme, me desnudo, dejando caer cada prenda que llevo encima bajo mis pies.

En ese momento alguien abre la puerta y yo me sobresalto, cogiendo una toalla que se encuentra colgada a mi lado y me volteo a punto de soltar un palabrota cuando veo a Liam algo soñoliento mientras entra bostezando.

-¡Un día de estos me mataras de un susto!.-me quejo llevando una mano al corazón.

Él frunce el ceño mientras se rasca los ojos, haciendo un intento por despertar por completo, pese a que se encuentra ya levantado de la cama.

-¿Qué haces tú aquí? ¿Por qué me has dejado solito?-pregunta volviendo a bostezar.

-Je je-digo -¿y tú por que no tocas antes de entrar?

Él me mira confundido pero repasa su mirada en mí, de pies a cabeza y logra entender a lo que me estoy refiriendo y de su rostro se asoma una mirada picara y maliciosa.

-¿Por qué siento que esté momento ya lo había vivido antes?-dice mientras se recuesta en una esquina de la pared de una manera muy sexual así esté con las marcas de que tuvo un buen sueño en su rostro.

-Porque ya lo hemos vivido... La primera vez que vine aquí, entraste porque escuchaste un ruido y casi me ves como Dios me trajo al mundo.-digo con una sonrisa en la cara por recordar aquel momento.

-¡Oh! Es cierto.-dice pensativo para luego mirarme con una mirada traviesa. -Pero ahora, ya te he visto como Dios te trajo al mundo y eres simplemente una obra de arte.

Unas mariposas se posan en mi estomago mientras lo veo acercarse a mí a pasos lentos.

-Así que no tienes por qué ocultarte nunca más de mí...¿puedo?-dice mientras toca la punta de la toalla con sus dedos, pidiendo permiso de quitármela y yo asiento.

Mientras esta abandona mi cuerpo, Liam simplemente me mira embelesado detallando cada centímetro de mi cuerpo, noto como sus pupilas se dilatan, se relame los labios y a mí me entra un poco de vergüenza en ese momento él se da cuenta y me acaricia el rostro con una de sus manos brindándome seguridad, mientras se acerca a mi oído.

-Eres perfecta.-me dice en un susurro y su voz le sale ronca – completamente perfecta Kat.

Me pega a la pared detrás de mí y me besa, me besa profundamente, me besa robándome el aire, haciendo que mi cuerpo tenga cortocircuitos ante el calor que empiezo a emanar, me besa mientras recorre con su mano mi cuerpo. Pega su cuerpo contra el mío, haciéndome sentir lo duro que está su parte y por un momento siento como la mía se va humedeciendo.

Dulce ImpulsoWhere stories live. Discover now