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ᵐᵃʳⁱⁿᵃ'ˢ ᵖᵉʳˢᵖᵉᶜᵗⁱᵛᵉ

En el rincón más oscuro de mi ser, habitaba el temor silencioso de no encontrar amistades verdaderas. Siempre fui de adaptarme rápido a los lugares, pero los lazos de la amistad parecían esquivarme. Acá, en un set de rodaje lejano, creí que los chicos solo se acercaban por ser la sombra de mi hermano Agustín, como un deber impostergable.

Me sentía hundida en las profundidades de un mar lleno de miedos que no podría atravesar, pero de repente, un abrazo sorpresivo de Juani me envolvió como un refugio inesperado. Sus brazos, cálidos y reconfortantes, despejaron las sombras que nublaban mi mente. En ese instante, comprendí que quizás, más allá de cualquier vínculo con mi hermano, los chicos me aceptaban por lo que era.

En medio de mis divagaciones internas, me percaté de que los chicos, ahora frente a mí, observaban con complicidad. Felipe destacaba con una sonrisa encantadora, como una promesa de amistades que podrían florecer en este inesperado capítulo de mi vida.

— ¿Todo bien?. —Fran se sentó a un lado mío, empujando a Juani para que me soltara.

Yo asentí sin despegar mi mirada de Feli. — Bueno, se van a desnudar con la mirada. —esa voz hizo eco en mi oído por la cercanía y supe de quién se trataba.

— Si, bueno. —sentí la mirada de Matías en mí, así que me giré con una sonrisa y lo miré—. Nos prometiste una comida.

Con todo esto de querer salir a comprar cosas se me pasó por completo lo de la comida, encima no tenía nada en la heladera para cocinar algo.

— Estoy cansada. —busqué una excusa.

— Te llevamos en brazos si es necesario. —dijo rápidamente Mati.

No me pude negar y terminé aceptando, agarré mis cosas e abrigo antes de salir en medio de los chicos. Ellos ya habían terminado su día de trabajo, así que lo que quedaba poco del día dijeron para ver una película mientras comíamos algo.

Ellos hablaban, yo iba con las manos en los bolsillos, pensando en todo esto que está pasando de la nada en mi vida. Nunca me imaginé encontrarme con unas personas maravillosas, ni muchos menos volver a ver a Felipe después de años.
Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me dí cuenta cuando él rodeaba mis hombros con su brazo, abrazándome de alguna manera.

La noche se desplegaba a nuestro alrededor mientras caminábamos hacia el exterior. El abrazo de Feli, aunque informal, se convirtió en un delicado vínculo que tejía las fibras de lo conocido y lo desconocido.
El calor de su abrazo trascendió la frescura de la noche, creando un eco suave en mi ser. En ese instante, sentí que las estrellas conspiraban para alinear nuestros destinos, y la incertidumbre se desvanecía ante la luz de la conexión compartida.

𝗧𝗛𝗘 𝗕𝗘𝗔𝗖𝗛 ━━━ Felipe OtañoWhere stories live. Discover now