0 4

2.1K 151 65
                                    

Sus manos entrelazadas, con su brazo libre rodeando la cintura de ella mientras sentía como se acomodaba, apoyando su cabeza en su pecho, le transmitía paz pura

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sus manos entrelazadas, con su brazo libre rodeando la cintura de ella mientras sentía como se acomodaba, apoyando su cabeza en su pecho, le transmitía paz pura.
La luz apagada, con solo la pantalla del televisor iluminando y su cercanía, armaba un escenario perfecto para que sus corazones entendieran que al menos por ese pequeño momento podrían estar juntos; quizás no románticamente, no de un deseo de solo un día, ni mucho menos un deseo sexual. Ambos se querían sin que el otro supiera, es un cariño callado, pero sincero.

Los dos habían anhelado con un momento así, desde hace días, meses, años y si fuera por ellos, esperarían aún más con tal de que en algún pequeño instante pudieran compartir un abrazo.
Ya no habían nervios reinando el aire, no había vergüenza alguna; estaban concentrados viendo lo que se transmitía en la tele, o eso creía ella.
Feli estaba más enfocado en cada movimiento sutil de la chica que tenía a su lado, tratando de no incomodarla con su mano acariciando la cintura de la contraria.

Mar levantó su mirada, encontrándose con la azulada de él. — No estás prestando atención.

— Si que estoy prestando atención. —una sonrisa se formó en su rostro al ver la mueca que hacía la rubia—. Estoy viendo algo más interesante que Max tratando de conquistar a Roxanne.

— Los hombres no entienden nada. —dijo ella para luego volver a acomodarse en la posición que estaba.

El abrazo, tan sencillo y a la vez tan significativo, hablaba más que las palabras. Sentir el latir del corazón del otro, las respiraciones sincronizadas, era un lenguaje íntimo que ambos entendían. Cada gesto y mirada resonaban en esa atmósfera, construyendo un puente emocional que los unía en un instante de complicidad.
Los minutos pasaban sin prisa, sumergiendolos en una burbuja dónde las preocupaciones quedaban a un lado y solo quedaba la genuina conexión entre dos personas que, sin saberlo del todo, encontraban consuelo e alegría en la presencia del otro.

Su mano que estaba en la cintura de ella, haciendo caricias suaves, ahora estaba acomodando unos mechones rebeldes que le tapaban la cara.
Por más que le gustara tanto el pelo rubio de Marina, preferiría siempre su color natural; ese castaño oscuro que traía cuando la conoció, pero si a ella le gustaba el rubio, a él también.

El estar así, abrazados, viendo una película —solo Mar— después de años de tanto desear verse, ninguno de los dos podía creerlo. Esa Marina Pardella de aquellos años estaría saltando y chillando como una niña si viera como se encontraba con ese chico hoy en día.

— No me acaricies el pelo que me voy a terminar durmiendo.

Le restó importancia y él siguió. — Dormí, ¿Quién te va a decir algo?.

Marina rió, dejando que las risas llenaran la habitación. La atmósfera se volvía más ligera, como si el tiempo se hubiera detenido para permitirles disfrutar de ese momento especial. Mientras la película avanzaba en la pantalla, los latidos de sus corazones parecían bailar al compás de una melodía única.

𝗧𝗛𝗘 𝗕𝗘𝗔𝗖𝗛 ━━━ Felipe OtañoWhere stories live. Discover now