Capítulo 4: Cassandra Voss - año 2020 -

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El tiempo avanza a gran velocidad. Han pasado varios años desde el suceso con los niños, y no se ha repetido ningún incidente similar en esta área. Sé que ha ocurrido de nuevo en otras ciudades, pero los culpables no han sido encontrados. Los expertos en lo sobrenatural centraron sus teorías en nuestra raza, como si nos gustara tener a un maloliente enano como mascota o algo por el estilo. Según su teoría, la sangre de un niño nos hace más fuertes. La verdad, en mi larga vida, tuve una vez la mala idea de probarla, y es asquerosamente horrible. Se compara con la leche agria, ¡puaj!, un asco. No creo que uno de nosotros podría tener tan mal gusto, pero tampoco puedo poner las manos en el fuego por todos. Hemos tenido algunos problemas por ese tema; han atacado algunas empresas de la corporación, y he tenido que asistir a más reuniones y, a veces, resolver algunos asuntos personalmente. Ahora resulta que existe una agrupación de cazadores que van de ciudad en ciudad intentando, según ellos, eliminar la plaga. Son asesinos que se creen héroes y han asesinado a supuestas brujas y demonios. Espero que aparezcan pronto en mi territorio, porque tengo algunos trucos nuevos que quiero estrenar.

Estoy en mi oficina, tan absorta en mis pensamientos sobre un problema en una hidroeléctrica que no siento cuando Estefan toca mi puerta. Él entra en la oficina. Entiende que, si no respondo, puede entrar igual. Con todos los años que llevamos juntos, tenemos la confianza, creo. Trae un sobre azul metálico en la mano, ya sé a qué viene. Es otra fastidiosa invitación a alguna actividad, no sé para qué gasta tiempo en mostrarme las invitaciones si sabe perfectamente cuál será mi respuesta. Aun así, le hago las preguntas de siempre.

"Hum, ¿es un evento importante?" Estefan asiente "¿Está previsto que esté lleno de gente? ¿Verdad? ¿Y será de tarde-noche?"

"Sí, exactamente, y además, tendrá varias novedades, tiendas de ropa exclusiva, opciones de comida, un cine y un centro de juegos"...

"Un lugar para pasar un rato entretenido y agradable, ¿verdad?"

"Sí, un ambiente muy alegre".

Pongo cara de interés, sonrió "No, gracias" lo interrumpo antes de que siga hablando.

"Pero nunca sales"...

"Oye, yo salgo" le aclaro haciéndome la ofendida por su comentario "no son las típicas salidas de la gente, pero tampoco soy un ogro que se encierra en su calabozo".

"A comer, eso no cuenta".

"No solo salgo a eso" lo miro indignada.

"Ha cenar y reuniones aburridas de negocios... Pff, eso no cuenta. Llevas siglos encerrada, no sales, no disfrutas de nada, nunca te diviertes, nunca socializas, nunca te ríes"...

"Ya basta, Estefan" me empiezo a molestar... Y el hecho de que me nombre lo deja muy claro.

"Mil disculpas, mi señora, me retiro" y, antes de que diga algo, desaparece de mi oficina... siempre que me enojo me llama "señora", sabe que eso me molesta aún más, y siempre intenta que salga, con su típico "nunca, nunca, nunca". Lo sé, yo solo existo para trabajar, eso me gusta, no necesito salir, no necesito nada, y si pudiera, dejaría de existir... ¡Maldito estúpido!

Después de unas cuantas horas en la oficina revisando documentos y transacciones importantes, me dirijo a la cocina.

"Nunca sale, el joven tiene razón, jamás deja la casa, solo cuando viaja. Si yo tuviera todo ese dinero y esa belleza, ni lo pensaría..."

"Te imaginas, viajaría, estaría de fiesta en fiesta con actores y hermosos modelos".

"Dejen el chisme y terminen de limpiar para que se puedan retirar". maría las observa con mala cara.

"María, dinos".

"¿Decirles qué?"

"¿Qué problema tiene? ¿Por qué nunca sale? ¿Ni nosotras la vemos por aquí? ¿Está enferma, verdad?"

"La señorita está bien, solo se entretiene trabajando... Ya dejen el chisme".

María lleva medio siglo trabajando conmigo, jamás desconfiaría de ella. Siempre le toca defenderme de los trabajadores que chismean, es la que mantiene esta casa en orden. Cada cierto tiempo, cambia la servidumbre, no las despide, solo las envía a otra área o a alguna sucursal de las empresas.

Me alejo sin ser vista y decido salir, iré a comer algo por ahí y después tal vez vea el amanecer. No encuentro mis llaves, nunca uso la moto y hoy que tengo ganas no encuentro las malditas llaves...

"María, María, ¿dónde estás?" la llamo después de un rato de búsqueda fallida

"Dígame, señorita".

"María, no encuentro mis llaves" María sale en busca de las llaves y vuelve con ellas. A veces soy tan inútil. "¿Estefan ya se fue?" Ella asiente "Ok, ¿y sabes a qué hora se inaugura mi centro comercial?"

"¿Va a asistir?" Niego y me encojo de hombros "Está bien, será a las 8 de la tarde, ¿necesita algo más?"

"No, gracias" doy unos pasos hasta la puerta "María, traslada a Virginia y Andrea a alguna sucursal".

"Como usted ordene".

"Y cuando contrates al nuevo personal, llegará la sobrina, ¿entendido?" Ella asiente, entendiendo perfectamente mi orden "Tómate el fin de semana".

"Gracias, que tenga una buena noche". La miro y abandono la casa.

Me encanta la velocidad que toma esta preciosidad, es una de las pocas cosas que me llena. Mi Ducati V4 negra la acelero a fondo, aprovechando todo el poder que tiene. Podría hacer este viaje corriendo, pero la verdad me da flojera. Siempre que salgo a lo natural, termino con mi ropa hecha jirones, y me da pereza salir de compras, aunque generalmente encargo que me traigan lo que necesito a medida justa.

He cruzado la ciudad y voy tranquilamente, percibiendo cada movimiento del bosque. Hoy tengo ganas de cazar, algo grande y fuerte. Estoy muy atenta por si aparece mi presa, concentrándome en los aromas y sonidos. Los aromas... hummm, mis fosas nasales se deleitan.

Pero algo es extraño: este aroma es diferente, suave e irreconocible. No puedo identificarlo, no lo he percibido en ninguna otra parte, y se siente como algo distante, pero me envuelve por completo. No puedo encontrar las palabras para describirlo. ¿Qué me está sucediendo? ¿Será que necesito salir más a menudo? Conozco todos los aromas de flores y árboles del planeta, pero este es nuevo para mí. Siento que necesito explorar, necesito alimentarme. Quizás este aroma proviene de algún pequeño ser. Si lo encuentro, lo probaré. Si huele tan bien, debe saber igual de bien.

Después de por fin poder alimentarme, vuelvo a mi motocicleta con la intención de dirigirme a casa terminar mis pendientes. Sin embargo, en mitad del camino, siento nuevamente ese aroma. Es muy tenue, casi imperceptible ahora, y parece provenir del centro de la ciudad. Sin pensarlo, guío mi motocicleta en esa dirección, intentando percibirlo con más claridad.

No puedo describir lo que me está sucediendo. No estoy pensando, solo actúo por instinto, como cuando salgo a cazar. La compulsión de seguir ese aroma se apodera de mí, llevándome más allá de mis propios límites. El enigma de su origen y su delicadeza me impulsan a avanzar sin mirar atrás, en busca de respuestas a lo desconocido de este aroma.

                                                                                                                                                                                                          A

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                                                                                                                                                                                                          A.k

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